Por Carlos Noriega
Desde Lima
El ex candidato presidencial Alejandro Toledo analiza la grave crisis política que atraviesa el Perú y las posibles salidas. Toledo responde con dureza a las declaraciones dadas la noche del martes por el presidente Alberto Fujimori y exige la destitución y enjuiciamiento de Vladimiro Montesinos y la formación de un gobierno de transición que reemplace a Fujimori como los pasos necesarios para iniciar la transición democrática. El día de ayer continuó la incertidumbre que rodea la crisis peruana.
�¿Cuál ha sido su reacción a las declaraciones que el presidente Fujimori dio la noche del martes?
�Es impresionante lo que está sucediendo en el Perú. Estuve avergonzado de esa conferencia de prensa. Nadie quería asumir una responsabilidad y se pasaban el micrófono uno al otro. (N. de la R.: Fujimori estuvo acompañado de tres de sus ministros.) Lo fundamental es que el presidente Fujimori le demuestre al Perú que tiene el mando del país y que puede destituir al señor Montesinos a través de una resolución y ponerlo a disposición de la Justicia. Anoche le preguntaron si es que le ha quitado la confianza al señor Montesinos y yo lamento que el presidente Fujimori le haya pasado el micrófono a uno de sus ministros para que responda.
�¿Por qué cree que Fujimori no ha destituido a Montesinos?
�Parece ser que el presidente Fujimori no tiene el control total del país, ni el poder para destituir a Montesinos. Hay un pulseada de poderes. Creo que el que hasta ahora va ganando es Montesinos, con el apoyo de la cúpula militar.
�¿Quién protege a Montesinos: Fujimori o un sector de las FF.AA.?
�No tengo la información concreta, pero tengo la impresión de que los dos.
�¿Qué harán si se confirman los rumores de una resolución exculpatoria a favor de Montesinos y si su paradero sigue sin ser conocido?
�Eso sería absolutamente indignante. El Perú ha llegado a un punto donde el elemento discordante, de división, comienza con Montesinos. No es el único, pero es el primero. El ocultamiento de Montesinos envenena al país. Si es que no se hace justicia y el señor Montesinos sigue en su puesto, mi impresión es que va a haber un gran descontento y movilización en todo el Perú. Vamos a seguir presionando para resolver ese primer nudo.
�¿Qué opina del anuncio de Fujimori de que Montesinos tiene protección oficial, a la vez de señalar que el gobierno no conoce su paradero?
�Me parece ingenuo, insultante decir eso. Por lo menos que le den coherencia a sus argumentos. Que valoren más la inteligencia de los peruanos. Vivimos un surrealismo político.
�En esa conferencia el presidente Fujimori señaló que el cambio de gobierno se realizará en julio del 2001. ¿Qué le parece esa propuesta?
�No podemos esperar hasta julio del próximo año. Debemos ahorrarle la agonía al Perú de un período demasiado largo para nuevas elecciones. Si vamos a esperar hasta del 28 de julio del próximo año para tener un nuevo gobierno, el país va a pagar un costo muy alto de inestabilidad, de mayor fricción y eso tendrá un efecto adverso en la economía.
�¿Cuál es su propuesta para salir de la crisis?
�El primer paso indispensable es que el presidente Fujimori dicte la resolución que permita destituir al señor Montesinos de sus funciones como asesor presidencial en el servicio de inteligencia y que sea puesto a disposición de la Justicia, creándose un grupo ad hoc en el Poder Judicial con jueces titulares. Cumplido este primer paso, el siguiente debería ser la constitución, con carácter de urgencia, de un gobierno de transiciónliderado por alguien de credibilidad y respeto nacional e internacional y con capacidad de aglutinar consenso. Este gobierno de transición debería durar cuatro meses. El presidente Fujimori no puede ser la persona que convoque a las elecciones. El no puede estar durante este período electoral. ¿Por qué insiste en quedarse tanto tiempo? ¿Es que quieren limpiar algo? Veo muy difícil que se convoquen las nuevas elecciones mientras Fujimori siga como presidente.
�Fujimori ha dicho que Montesinos sigue protegido y ha descartado la opción del gobierno de transición. ¿Qué acciones emprenderán para lograr la detención de Montesinos y el gobierno de transición?
�Debemos trabajar nacional e internacionalmente con un gran sentido de serenidad para no precipitar nada. Vamos a reanudar las movilizaciones pacíficas y a intensificar el trabajo ante la comunidad internacional, ésa es nuestra estrategia. Le hemos pedido al señor César Gaviria que se convoque a una asamblea urgente de cancilleres para tratar el tema Perú. Necesitamos presionar. Yo le pediría a los presidentes de Argentina y Brasil, Fernando de la Rúa y Fernando Henrique Cardoso, y al presidente electo de México, Vicente Fox, que lideren en la región una cruzada por restituir la democracia en el Perú. Este es un pedido especial. Anoche me ha sorprendido el calificativo del secretario general de la OEA (César Gaviria), que dijo que el señor Montesinos debe salir porque ha cometido un acto criminal. Capto eso como una opinión internacional. Si dejamos esto pasivamente, Montesinos va a retomar todo el poder que tenía.
�¿Hay posibilidades de que usted tenga algún contacto con el presidente Fujimori para dialogar sobre esta crisis y una salida a ella?
�Es muy difícil que eso ocurra. Fujimori no es la persona más dialogante. Pero nosotros vamos a persistir. Tenemos una absoluta predisposición para entrar a un diálogo constructivo que ayude a desentrampar la crisis política del Perú, y lo haríamos inmediatamente. No debemos atrincherarnos en nuestras posiciones, no debemos ser inflexibles.
�¿Qué pasa si Fujimori se postula a la presidencia en el 2006?
�Si Fujimori quiere postularse para el año 2006 es su derecho.
�¿Hay un peligro de golpe de Estado?
�Sería contraproducente cualquier interrupción militar. Le haría mucho daño al país una aventura militar para resolver la crisis. Los peruanos que creemos en la democracia tenemos la capacidad para resolver nuestros problemas. El asunto es que el presidente es el que toma las decisiones y no las está tomando. Eso crea incertidumbre. Parece haber un vacío de poder.
opinion
Por M. A. Bastenier |
No se dijo la última palabra
El todavía presidente de Perú, Alberto Fujimori, que tiene una gran pasión por hacerlo todo en persona, se ha autodisuelto.
La secuencia conocida de acontecimientos y actitudes es la siguiente. Inestable en la silla por la evidente manipulación �aunque los observadores de la OEA evitaron utilizar el término fraude� en las pasadas elecciones presidenciales que lo enfrentaban a Alejandro Toledo; sometido a la presión norteamericana; irritado por el relativamente súbito enojo de la Iglesia Católica; baqueteado por la masiva protesta popular y callejera; y ante la difusión, posiblemente por mano militar, de un video en el que parecía verse a su Rasputín oficial, Vladimiro Montesinos, comprando a un congresista para que se pasara de las bancas de la oposición a las del gobierno, Fujimori sintió un acceso de algo indefinible, y sin comunicárselo a nadie �ejército, señalados colaboradores, ministros, la embajada de Washington�, decidió anunciar su próxima retirada de la presidencia para convocar elecciones y dar a Perú la oportunidad de comenzar un nuevo curso político.
¿Suena todo eso a Fujimori? ¿Es el presidente peruano dado a vacilaciones temperamentales, estados anímicos depresivos, propicio a reconocer que se ha equivocado? Francamente, nada de la historia del fujimorismo conduce a esas conclusiones.
Alberto Fujimori llegó al poder hace 10 años casi por casualidad, como se ha dicho, sin programa y sin partido; pero, con una de las mentes más ágiles, y una decisión política de difícil parangón cooptó y fue cooptado por el ejército como candidato, pacto en el que cada parte quería que la otra se comportara como títere. La realidad no se reconcilió con una ni otra tesitura y el régimen fujimorista, con su autogolpe de 1992 con el que aspiraba a consolidar su poder, se quedó a medio camino de cualquier orilla. Como dictadura, era sólo relativamente blanda, como democracia seguro que le sobraba dureza; pero en una fórmula largamente mejorada en cuanto a los aspectos formales del Estado de derecho, Alberto Fujimori se inventó casi un PRI a la peruana. En la práctica, eso significaba la coexistencia de una dictadura presidencial, de unos espacios de pluralismo para el juego de partidos y la celebración de elecciones, más o menos retocadas como una foto, y de unas zonas de poder dominadas por el ejército.
Era una arquitectura dotada de una fragilidad congénita; el presidente, que había adquirido una base de poder propia entre los más desfavorecidos sobre todo del medio rural, gracias a la derrota del movimiento terrorista de Sendero Luminoso, y al reparto de alimentos y modestos medios para la agricultura minifundista, sentía la tentación inevitable de hacer más suyo el ejército. Para esa tarea contaba con la colaboración de Montesinos, un ex militar, luego abogado, y siempre experto de la manipulación culposa, que había ido colocando hombres seguros en la cúpula de la milicia. No parece, sin embargo, que haya podido culminar su obra.
Sea cual fuere la razón, aún desconocida, por la que Fujimori haya optado por esta aparente retirada, sería poco verosímil pensar que el presidente hubiera dicho su última palabra. Ahora tiene unos meses por delante, durante los que es de suponer que pretenderá seguir en el poder, y que puede ser el tiempo para buscar un candidato para oponer a Toledo. Todo podría ser una retirada táctica para preservar el futuro. El suyo, en lo inmediato por su seguridad, y más allá, es posible que de nuevo en lo político.
Esta es, en cualquier caso, la oportunidad de la oposición que dirige Alejandro Toledo y de su Perú Posible para insertarse en el proceso político del país y canalizarlo en la democracia. Y ello es tanto más importante cuanto que el modelo Fujimori, ni democracia, ni dictadura,sino todo lo contrario, podía �puede� ser un gran producto de exportación para regímenes antaño musculosos y hoy necesitados de una cosmética de ocasión en la que nada, sin embargo, se altere en el ejercicio tradicional del poder. Esa es la creación, hoy en entredicho, de Alberto Fujimori.
Publicado en El País de Madrid. |
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