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�La gente crea una obra con su modo de mirarla�

El bailarín y coreógrafo inglés Julyen Hamilton presentará hoy en el teatro Alvear su unipersonal �40 monólogos�, como anticipo del Festival Buenos Aires Danza Contemporánea.

Julyen Hamilton es un maduro y experimentado improvisador.


Por Silvina Szperling

t.gif (862 bytes) �El espectador de una obra está creándola a medida que la percibe. El público �está editando, está eligiendo qué elementos ver o escuchar en un determinado momento. Cada miembro del público está tomando decisiones con respecto a la obra, a la manera de un compositor. Y además, el hecho de que la herramienta de selección sea la totalidad del cuerpo, el mismo cuerpo que se expresa sobre el escenario, hace de la danza un arte único.� La definición es de Julyen Hamilton, bailarín y coreógrafo inglés que presentará hoy su espectáculo unipersonal 40 monólogos en el teatro Presidente Alvear, como anticipo del Festival Buenos Aires Danza Contemporánea. Este festival, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, con la activa participación de CO.CO.A. (Coreógrafos Contemporáneos Asociados), se desplegará en su totalidad en la segunda quincena de octubre (ver recuadro). 
Mr. Hamilton es un maduro y experimentado improvisador radicado en Girona, que ha bailado con figuras del prestigio de Mark Tompkins, Carme Renallas, Steve Paxton, o Nancy Stark Smith. A los 19 años, luego de iniciarse en las artes teatrales en Cambridge, se zambulló en el movimiento londinense de danza de la década del �70 vía la London Contemporary Dance School. �Esa es un época muy poco documentada. La escuela era muy buena, pero lo que nos sucedía era que nos preguntábamos qué era la danza, qué era el teatro en realidad. Además, en ese momento comenzó una fuerte afluencia de inmigrantes hindúes, paquistaníes y africanos. Yo me sentí fuertemente atraído por sus diferencias culturales. Ellos eran británicos, como nosotros, pero su lenguaje corporal y su bagaje dancístico era completamente diferente. En ese entorno, todos nos cuestionábamos por qué para desarrollar la danza moderna debíamos importar los estilos americanos (Graham, fundamentalmente). De modo que cuando me llegó el momento de partir, me decidí salir de la isla y cruzar el mar hacia �Europa�� (risas).
�¿Usted llegó a Amsterdam en el momento de la eclosión de la Nueva Danza?
�Efectivamente. En ese momento comencé a enseñar en el SNDO (School for New Dance Development), que dependía del Instituto de Teatro holandés. Su director, Aat Hougée, apoyaba todo tipo de renovación y cuestionamiento acerca del concepto del cuerpo y del concepto de espectáculo. Además, se promovía, y aún se lo hace, el desarrollo de una pedagogía ligada a este nuevo planteo del movimiento. Como corolario, todos los docentes éramos incentivados en nuestro trabajo artístico personal: se nos facilitaban estudios para crear. 
�¿Cómo se relacionaba usted con la fuerte presencia americana que había en la SNDO?
�Fue un intercambio maravilloso. Venían muchos de los integrantes de la Judson Church. Claro que ellos tenían una marcada influencia de la plástica y la música, con Bob Rauschemberg y Cage/Cunningham. Los ingleses tenemos un mayor anclaje en el teatro. Mis referentes eran Peter Brook, Harold Pinter. También Beckett, por supuesto.
�¿Cómo integra los textos en 40 monólogos?
�Esta pieza es un trabajo que comencé en Suecia, para un encuentro. Me he dedicado mucho a crear solos, tanto por razones prácticas (me invitan constantemente de los países más lejanos) como por el desafío y el placer de estar solo en el escenario. No se trata del asunto del solista, en términos de protagonismo. Es algo que te tiran en el plato y uno lo desarrolla o no. En el caso de 40 monólogos, siempre había utilizado texto en las improvisaciones, usando mi voz como un instrumento melódico. De hecho, toda la banda sonora de esta pieza está constituida por mi voz y los sonidos de mi cuerpo al moverse. Son poesías libres, al mismo tiempo muy naturales, ya que es usual para cualquiera moverse y hablar al mismo tiempo, pero contienen la paradoja de todo monólogo, cual es que uno habla en voz alta a pesar de estar solo. Por supuesto que está presente el público, que es a quien uno se dirige en realidad. Comencé a numerar los monólogos, pensando que llegaría a 40, pero ya voy por el número 199.
�¿Cuál es la dosis de improvisación que aplica a cada espectáculo?
�No me interesa que el público advierta el nivel de improvisación que hay sobre el escenario. Está viviendo una experiencia teatral que debe ser disfrutada como tal. Pero mi modo de trabajo es que cada pieza tiene un marco, una casa común que agrupa a cada una de las versiones específicas que creo para los lugares a los que voy. Seguramente aquí incorporaré algo de español (aunque al tener mi casa en Girona sé mejor el catalán que el castellano). Cada nuevo espacio lleva una puesta de luces completamente singular, a cargo de Svante Grogarn. El generalmente improvisa durante las funciones. Lamentablemente no ha podido venir a Buenos Aires, pero ha enviado su diseño y veremos con qué grado de improvisación se sienten cómodos los operadores locales. Lo importante es que yo no sepa lo que va a pasar exactamente con la luz. Ella es en esta obra mi partenaire. El resto, en cada función, lo hace la gente, que crea la obra al mirarla.

 

 

Estrenos y reposiciones

El Festival Buenos Aires Danza Contemporánea abrirá su abanico entre el 14 de octubre y el 4 de noviembre próximos. Con una política de apoyo económico a la producción coreográfica local, 8 estrenos y 8 reposiciones, se presentarán en forma gratuita en 3 salas porteñas: la Contemporánea del C.C. Recoleta, la Ernesto Bianco del C.C. San Martín y el Teatro Regio. Los coreógrafos que presentarán obras nuevas son Brenda Angiel, Gustavo Lesgart, Susana Szperling, Silvia Vladimivsky, María José Goldin, Roxana Grinstein, Mariano Pattin y Carlos Casella con el grupo El Descueve. Las reposiciones están a cargo de Mabel Dai Chee Chang, Mariana Blutrach, Silvana Cardell, Gabily Anadon, Miguel Robles, Mariana Estévez, Gerardo Litvak y el grupo Esquizoonautas. Otras actividades paralelas serán el ciclo de cine y videos de danza en la sala Leopoldo Lugones y la Alianza Francesa, una muestra de fotografías y varias mesas de reflexión sobre la crítica y el registro, así como sobre los cruces entre el teatro y la danza, coordinadas por la revista Funámbulos. El dúo Tambutti/Rudnitzky invitará a varias parejas creativas a hacerse la siguiente pregunta: �Danza y música: ¿relaciones peligrosas?�. Todas las mesas se harán en el C.C. San Martín.

 

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