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EL FUTURO QUE IMAGINA DE LA RUA PARA FLAMARIQUE
Algo cerca del Presidente

El ministro de Trabajo dejaría su cargo pagando el costo político del escándalo del Senado. Pero De la Rúa lo mantendría en el Gobierno, quizá como asesor. Coincidencia con Alvarez.

Flamarique y De la Rúa: una relación hecha en la campaña.
El ministro llegó a ser uno de los preferidos del Presidente.


Por José Natanson

t.gif (862 bytes) Una fuente cercana a Fernando de la Rúa aseguró a Página/12 que, aunque su salida del Ministerio de Trabajo es inevitable, Alberto Flamarique no quedará totalmente excluido del Gobierno. Por estos días, el Presidente busca algún lugar para el mendocino, al que valora como uno de los pocos funcionarios con cintura y eficiencia política. Descartada una candidatura el año que viene, el ministro podría convertirse en asesor, o jefe de gabinete de asesores, adoptando un perfil más bajo pero permaneciendo muy cerca de De la Rúa. 
Aunque se conocen desde la campaña, Flamarique y De la Rúa construyeron una relación privilegiada desde que el mendocino aterrizó en el Ministerio de Trabajo. El trámite por la Reforma Laboral �paradójicamente, el mismo que ahora lo ha puesto en jaque� lo convirtió en el funcionario más exitoso del Gobierno. La sanción de aquella ley fue uno de los mayores triunfos políticos de la gestión, a tal punto que el Presidente evaluó en un momento extender las atribuciones del ministro. 
Por eso, a pesar de los orígenes y trayectorias disímiles, De la Rúa lo considera uno de sus funcionarios más valiosos. El dato se confirma si se tienen en cuenta las quejas del Presidente sobre la escasez de espadas políticas consistentes que defiendan la gestión aliancista. 
Cuando finalmente se decida a concretar el famoso �relanzamiento�, la idea de De la Rúa es no alejar del todo al mendocino, uno de los dos funcionarios cuestionados por el escándalo de coimas en el Senado. �Flamarique va a tener que pagar el costo político con su renuncia, pero eso no significa que se lo excluya totalmente del Gobierno�, señaló a este diario un dirigente de diálogo habitual con el Presidente. Y agregó que De la Rúa estudia a qué lugar podría reasignarlo.
No parece fácil. En principio, el desgaste que sufrió a raíz del affaire del Senado hace difícil, si no imposible, su inclusión en alguna lista legislativa para las elecciones del año que viene. Sería extraño, también, reubicarlo en un cargo de menor jerarquía, a pesar de algunas versiones que indicaban que De la Rúa está decidido a dividir la Secretaría de Cultura y Comunicación y designarlo como nuevo vocero presidencial.
Por eso, la salida elegante pasaría por buscarle una ubicación que lo aleje de la exposición pública y que al mismo tiempo le permita continuar pegado a la oreja del Presidente. �Puede ser un asesor, o jefe de un consejo o gabinete de asesores�, señalaban en el Gobierno. Hasta hace poco tiempo, el Presidente contaba con un solo asesor, Federico Polak, que renunció cuando fue designado al frente del PAMI. El lugar está vacante.
Según sostienen en el Frepaso, Carlos �Chacho� Alvarez estaría de acuerdo con la idea. El jefe del Frepaso, uno de los que más presionan por cambios en el gabinete, ya ha aceptado la salida de Flamarique, pero coincide con De la Rúa en que su exclusión no tiene por qué ser absoluta. �Es lógico que pague un costo, pero mientras no haya ningún elemento concreto contra él puede seguir en el Gobierno�, evaluaban muy cerca de Chacho.
Hay también una cuestión de historia personal en todo este asunto. Flamarique comenzó militando de muy joven en el peronismo mendocino y dedicó casi toda su vida a la política, la actividad que más le gusta y que mejor le ha salido, al menos hasta hace unos meses. Su exclusión del Gobierno supondría un golpe durísimo para él. 
Su situación es, por todo esto, muy distinta a la de Fernando de Santibañes, el otro funcionario con renuncia cantada. El jefe de los espías entró en la política tardíamente, casi como un favor a su amigo De la Rúa. Su gestión, lejos de ser exitosa, está sembrada de enfrentamientos y desmanejos. Al principio cuestionó la política económica de José Luis Machinea, lo que le valió un reto de De la Rúa. Después se peleó con Chacho Alvarez, quien lo acusó de montar una operación en su contra. Y últimamente tuvo que desprenderse de uno de sus hombres de confianza luegode que se comprobara su responsabilidad en una operación de prensa contra Federico Storani.
En síntesis, De Santibañes no ha acumulado más que dolores de cabeza desde que ingresó al Gobierno. Sus allegados dicen que está cansado, que hace varios días que no pasa por la SIDE y que está dispuesto a asumir con tranquilidad su renuncia. Al fin y al cabo, la opción no es tan mala: siempre puede volver a sus pájaros, sus caballos y sus millones.

 

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