ESCRIBANO Esperó a que terminara la sesión del miércoles. �Ahora me voy a Página/12�, anunció a quienes en los últimos días lo veían entre nervioso y deprimido por el efecto que podría tener sobre él la crisis de las coimas en el Senado. Y así fue como a las once de la noche el secretario parlamentario del Senado Mario Pontaquarto apareció en el diario con un paquete en la mano. Contenía una carta intentando minimizar su responsabilidad en la vergonzosa sesión de 1998 donde se incorporaron senadores truchos, la versión taquigráfica de las discusiones, recortes periodísticos y un cassette con la grabación de la sesión. Un escribano que lo acompañaba certificó que el secretario dejó ese paquete. Es que Pontaquarto, el mayor responsable técnico de la sesión donde, además de la Constitución, el Senado saltó por sobre su propio reglamento, es un funcionario muy riguroso.
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