�Vine a Sydney a mejorar la medalla de plata que gané en Atlanta. Voy a pelear por la de oro.� Con esa convicción, Carlos Mauricio Espínola puede hacerse esta madrugada de la primera medalla de oro que la Argentina consigue en los Juegos Olímpicos en los últimos 48 años. El correntino disputará las dos regatas que restan de la clase Mistral �una fue suspendida anoche por la falta de viento� y lidera en forma provisional la clasificación general, con 34 puntos, relegando al segundo lugar al neocelandés Aaron McIntosh (41) y al tercero al sorprendente austríaco Christoph Sieber (46).
Pero apenas se largue la primera regata comenzará a contar el segundo descarte y así Espínola volverá a quedar segundo (con 26 unidades) detrás de Sieber (22) y delante de McIntosh (29). El correntino no tuvo una buena actuación en la octava regata, en la que terminó 27º, pero avanzó al sexto lugar en la novena regata. Espínola ganó la medalla de plata en Atlanta 1996 y se especula con que, al menos, se asegurará el mismo trofeo en estos Juegos.
En las restantes clases de yachting, la dupla Juan de la Fuente-Javier Conte se mantiene quinta en la clase 470 tras la sexta de once regatas, con 36 puntos, detrás de Estados Unidos (23), Portugal (23), Australia (25) y Gran Bretaña (33). En la clase 470 femenina, María Fernanda Sesto y Paula Reinoso quedaron en 13ª posición. En Tornado, Santiago Lange y Mariano Parada cayeron al décimo lugar.
En tenis, Mariano Zabaleta juega con una raqueta mágica y no hay dudas de que los Juegos Olímpicos le procuran una emoción diferente. En octavos de final, Zabaleta derrotó en dos sets de guadaña, 6-2, 6-3, al norteamericano Jeff Tarango. En cada partido de tenis donde juegan argentinos se produce una suerte de intimidad alentadora entre el pequeño grupo de hinchas y los jugadores. Esos gritos de aliento reducidos parecen tener más efectos que el clamor de una cancha llena. Zabaleta jugará la tercera ronda con un adversario que, en los papeles, es menos peligroso que los dos precedentes, Marcelo Ríos y Tarango. Se trata del bielorruso Max Mirnyi. Ante Tarango, Zabaleta se mostró muy sólido, y acertó 4 aces y 19 saques ganadores. En dobles, la pareja argentina compuesta por Laura Montalvo y Paola Suárez aplastó a las italianas Rita Grande y Silvia Farina Elia con un doblete 6-0, 6-0 en sólo 33 minutos.
En hockey femenino, la Selección enfrenta una situación más delicada en los cuartos de final que le esperan. En adelante, cada equipo jugará tres partidos para la fase final frente a los clasificados del otro grupo, pero sumando los puntos obtenidos en la ronda preliminar. Por esa razón, la Argentina, que ganó dos partidos y perdió dos, ingresa en las aguas peligrosas de cuartos con la desventaja de las dos derrotas. Debuta esta noche a las 23.30 contra China. El Seleccionado masculino jugaba anoche contra Australia.
En el resto de los deportes, la delegación argentina sigue cayendo. En natación, Agustín Fiorilli fue 35º entre 41 nadadores en los 1500 libres, y la posta 4x100, integrada por Eduardo Otero (espalda), Sergio Ferreira (pecho), Pablo Abal (mariposa) y José Meolans (libre) fue 18º entre 22. El yudoca Orlando Baccino cayó por ippon ante el chino Song Pan.
Ganó Pérez
El boxeador Israel �Cachito� Pérez accedió a los cuartos de final en la categoría de 57 kilos al vencer 16-1 Musa Simelane, de Swazilandia, en su debut en los Juegos, y tendrá como rival en esa instancia al marroquí Tahar Tamsamani. Pérez había llegado a los octavos por sorteo. En cambio, no le fue tan bien al Seleccionado masculino de vóleibol, que perdió 3-1 ante Yugoslavia, con parciales 21-25, 25-15, 25-23, 25-22. Como contra Italia, el equipo de Carlos Getzelevich arrancó muy bien, ganando el primer parcial, pero luego decayó en su rendimiento y se vio superado por la potencia de los yugoslavos. Su último compromiso de la fase inicial será mañana ante el seleccionado de Rusia. |
INGE DE BRUIJN, TRES RECORDS MUNDIALES EN NATACION
La sirena nadó desde Holanda
La nadadora holandesa Inge de Bruijn estableció su tercer record mundial en tres diferentes pruebas de los Juegos Olímpicos de Sydney, dejando abierta la pregunta: ¿quién será capaz de detener a la �Holandesa Voladora�?
Dueña de un estilo agresivo, pero manteniendo la elegancia en los movimientos, De Bruijn ya ganó en Sydney las medallas de oro en las pruebas de los 100m estilo mariposa y los 100m estilo libre, estableciendo records mundiales para ambas especialidades.
Para los 100 metros mariposa, de Bruijn clavó 56s61, pero antes de eso, en las dos pruebas anteriores (clasificatoria y semifinal), bajó dos veces el record olímpico. En los 100 metros estilo libre alcanzó los 53s77 en la final.
Por la mañana, la holandesa quebró el record olímpico de los 50 libres, con 24s46, pero en la semifinal de la noche llegó a un impresionante 24s13, nuevo record mundial. Lo más asombroso de todo es que los tres records mundiales que quebró ya le pertenecían, dejando en evidencia el excepcional momento por que atraviesa.
En esa campaña, De Bruijn ignoró la fama y los antecedentes de estrellas consagradas de la natación mundial, que en la piscina del Centro Acuático Internacional de Sydney tuvieron que conformarse con lugares más bajos del podio. Así, derrotó a atletas de la talla de la estadounidense Jenny Thompson en los 100m libres o la australiana Susie �Madame Butterfly� O�Neill en el estilo mariposa.
Le restaba aún la final de los 50m libres, que se disputaba anoche, pero a juzgar por el record mundial que clavó en la semifinal, sus adversarias precisaban una dosis extra de fuerza, técnica y talento para derrotarla.
A los 27 años, De Bruijn participa de sus primeros Juegos Olímpicos. Había clasificado para disputar los Juegos de Atlanta, en 1996, pero acabó separada del equipo ante la total falta de motivación que mostraba. En ese momento estuvo al borde de cerrar su carrera, y disminuyó el ritmo de entrenamientos.
El gran cambio tuvo lugar en 1998, cuando pasó a entrenar bajo las órdenes del estadounidense Paul Bergen, quien le modificó por completo su plan de entrenamientos y preparación física, y la tornó una atleta mentalmente sólida, además de técnicamente impecable.
�Yo precisaba estar fuerte mentalmente y lo conseguí con Bergen. Nunca sentí eso antes. Era temerosa. Hoy, en cambio, ya no le tengo miedo a nadie. Me siento invencible�, dijo la nadadora, quien completa su entrenamiento con prácticas de artes marciales, levantamiento de pesas y montañismo.
Anoche se corrían las finales de 100 metros
Atletismo con pie izquierdo
Por Eduardo Febbro
Desde Sydney
La primera disciplina que abrió las jornadas de atletismo comenzó con el pie izquierdo. La prueba de 20 kilómetros de marcha que inicia la semana atlética dejó al mexicano Bernardo Segura sin la medalla de oro que había ganado. Segura atravesó primero la línea de largada, festejó su triunfo, habló con por teléfono con el presidente mexicano, dio la vuelta olímpica con la bandera a cuestas y recién 11 minutos más tarde le anunciaron que estaba descalificado por haber cometido tres faltas. El título recayó así en el polaco Robert Korzeniovski, mientras que la medalla de plata la ganó el mexicano Noé Hernández y el bronce el ruso Vladimir Andrev.
Mala organización, interpretación múltiple del reglamento, todo condujo a despojar de un merecido título a quien detenta aún el record del mundo de la especialidad. La marcha de los 20 kilómetros también puso término a la carrera olímpica de otro de los grandes del atletismo latinoamericano y especialista de los 20 kilómetros, el ecuatoriano Jefferson Pérez, quien anunció que éstos eran sus últimos Juegos.
Las demás pruebas clasificatorias fueron un paseo para los norteamericanos Marion Jones y Maurice Greene, plusmarquista de los 100 metros, y el trinitense Ato Boldon. Ambos corrieron los 100 metros con un cronómetro de 10s10 y 10s11 mientras que Jones lo hizo en 10s99, respectivamente. A sus 40 años y con la belleza intacta, la jamaiquina Merlene Ottey arrancó el tercer mejor tiempo de la clasificación con 11s08. Las series resultaron una pesadilla para dos campeones olímpicos en título: en los cien metros, el canadiense Donovan Bailey quedó eliminado desde la pruebas de clasificación, al igual que el estadounidense Charles Austin en salto en alto. Allí, el cubano Javier Sotomayor pasó a la final con un salto de 2,27 metros.
En las distancias más largas, los 5000 metros, la argentina Elisa Cobanea quedó eliminada de la prueba, con lo cual no habrá ninguna latinoamericana en la final. Cobanea llegó en decimocuarta posición en su serie, con un tiempo dos segundos mayor que su mejor marca. Anoche se corrían las dos finales más míticas del atletismo: los 100 metros masculinos y femeninos.
Si el deporte puede ser muy injusto también puede ser lo contrario. Eso es lo que ocurrió con el yudoca francés David Douillet, que ganó el oro en la categoría más de 100 kilos. La amabilidad de Doulliet es igual a su fuerza y a la extraordinaria carrera: primero en los campeonatos de Francia, medalla de oro en los juegos de Atlanta, segundo en los campeonatos de Atenas y dos veces tercero en los de Europa. Cuba también conoció un día de gloria con la medalla de plata en yudo femenino, categoría 78 kilos. Francia puso igualmente más oro en la canasta al ganar el título olímpico en florete por equipos masculinos.
Diabético y campeonísimo
El remero inglés Steven Redgrave entró en la historia del olimpismo tras sumar su quinta medalla dorada en cinco Juegos Olímpicos consecutivos al adjudicarse la competencia de cuatro sin timonel. La cuarteta integrada por Redgrave, Tim Foster, James Cracknell y Matthew Pinsent se llevó la competencia con sólo 38 centésimas sobre los italianos. Redgrave empezó su dominio en Los Angeles �84, donde ganó la medalla de oro con el cuatro con timonel. En Seúl �88 repitió el logro en dos sin timonel, además de cosechar la presea de bronce en dos con timonel. En Barcelona �92 y Atlanta �96, Redgrave formó equipo con Pinsent para lograr el oro en el doble sin timonel. En 1997, a Redgrave le diagnosticaron diabetes y a partir de ese momento se debe inyectar insulina cinco veces por día. |
Cobanea, la soledad de los atletas
Por E.F.
desde Sydney
Sin beca ni apoyo para entrenarse, Elisa Cobanea, como decenas de latinoamericanos, pagó con un 14º lugar las incoherencias que pretenden que el aliento lo pongan sólo los atletas. Al final de la carrera, Cobanea conversó con Página/12 sobre las sensaciones de una carrera que le dejaron el doble sabor de la satisfacción y el desencanto.
�Usted decía recién que los resultados obtenidos en atletismo por la Argentina tienen su explicación en la soledad de los atletas.
�Desde luego: el poco apoyo que tenemos los atletas no nos da la posibilidad de avanzar aún más. Podríamos estar en mejores posiciones pero la gente recién se acuerda tarde. A mí me gustaría conseguir el apoyo para participar aunque más no sea en un maratón en Brasil para superarme y no competir aisladamente en torneos como éstos. Parezco reiterativa, pero es la realidad: tengo que competir en pruebas de calle por falta de apoyo. No he conseguido hasta ahora, a pesar de mis años de trayectoria y los records, ningún apoyo. El año pasado fui primera en el ranking sudamericano pero casi me quedó afuera de Sydney.
�Se aprende mucho corriendo acá.
�Me encantó correr acá, con todo este marco. Lo que pasa es que la presión es diferente y como nosotros no estamos acostumbrados nos causa un poco de inseguridad. No estamos acostumbrados ni al público, ni a la calidad, ni a un montón de cosas que nos juegan en contra. Pero de todas maneras, venir acá es un premio personal que me gané. Comparativamente, en la Argentina, atletismo es el deporte que menos apoyo tiene. Si dieran más apoyo sería mucho mejor y nos superaríamos. Uno aprende mucho corriendo acá. Te dan una escuela espectacular. A mí me tocó que en mi serie corrieran las dos mejores marcas del mundo. Fue muy difícil, pero lindo.
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