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Machinea pasa la gorra en Praga

No tendrá grandes novedades para anunciar pero podrá hablar con los grandes brokers. La esperanza de la LCC quedó para otro día.

El ministro de Economía alquiló una oficina en Praga.
No se dio que anuncie la Línea de Crédito Contingente.


Por M. M.

t.gif (862 bytes) Dado que la renegociación del último acuerdo con el FMI se cerró hace más de dos semanas la pregunta es válida: ¿para qué viajó José Luis Machinea a Praga? Aún sus críticos más acérrimos admiten que el ministro no es cholulo. Así que su presencia en esta edición de la Asamblea Anual conjunta del FMI y el Banco Mundial difícilmente se explique por vivir la experiencia única de ver manifestar en la capital checa a los activistas antiglobalización, respaldados por estrellas del rock como Bono, el líder de grupo U2. Machinea quería y debía estar en Praga, al margen del protocolo, para no quedar fuera del �mercado�, de las reuniones sociales y de negocios que se realizan paralelamente a la Asamblea con funcionarios y agentes de los bancos de inversión. De paso, ese escenario le permitirá volver a anunciar lo que ya anunció más de una vez: que el Fondo pondría a disposición de Argentina préstamos por más de 7 mil millones de dólares en caso de crisis. Para los entendidos, Machinea sufrirá una derrota en Praga: no logrará que el FMI autorice una Línea de Crédito Contingente, un nuevo sistema de préstamos con el que el Gobierno esperaba ser premiado.
La LCC todavía no fue puesta en práctica por el Fondo. Hace un año fue sugerida por una comisión asesora y, por sus características, en su momento Roque Fernández y después Machinea se entusiasmaron con la idea de que Argentina podría ser un leading case:
Fue diseñada para países con buenos �fundamentos� económicos, pero que en caso de crisis financieras mundiales podrían tener serios problemas debido a los llamados efectos �contagio�. 
Actúa como una red financiera de seguridad de montos elevados que en caso de crisis desembolsaría en forma automática. Dada la cuota que Argentina aporta al FMI, el país podría contar con unos 12.000 millones. 
A cambio, el Fondo debería exigir bajas condicionalidades porque, justamente, el argumento es que funcionan como un �premio� para un país en buen estado antes que un salvavida para una economía frágil.
Este �sello de calidad� es lo que persigue Machinea. Los préstamos tradicionales del FMI, ya sean los stand-by o los Acuerdos de Facilidades Ampliadas (AFA), son un arma de doble filo: antes que una señal de respaldo a la economía asistida, los inversores pueden interpretarlos como un estigma de debilidad y agravar la fuga de capitales.
Machinea confiaba en que la aprobación de la LCC fuera anunciada en Praga. Sin embargo, todo indica que seguirá durmiendo en la pila de proyectos que acumula el directorio del organismo. La demora esconde una puja de intereses de alto nivel. La LCC tiene el apoyo del gobierno norteamericano, se oponen los europeos que tienen una visión mucho más cauta sobre los países emergentes y esgrimen un argumento difícil de refutar: que los países en buenas condiciones económicas no la necesitan y que se les daría a países que con el argumento del contagio necesitan de los fondos para encubrir debilidades de su esquema económico. Si es por ayudar a países en problemas, ya están disponibles los stand-by y los AFA. Por eso, Machinea tendrá que conformarse con anunciar desde Praga lo que ya anunció en su último viaje a Washington. Que Argentina cuenta con un stand-by por más de 7000 millones de dólares, disponible por si hubiera problemas de financiamiento.
Por lo demás, el ministro se encargará de pasar la gorra frente a los brokers de los mayores bancos de inversión, a los que atenderá personalmente en las oficinas que la delegación argentina alquiló en el Palacio de la Conferencia. Resultaba más práctico y barato hacer negocios allí que contratar los servicios en el hotel Marriott, donde se aloja la misión argentina.

 

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