Por Maximiliano Montenegro
 Haz lo que digo, pero no lo que hago. El dicho bien puede ser aplicado al Fondo Monetario Internacional. Sus funcionarios predican por el mundo los beneficios de la austeridad fiscal, aun a costa de podar gasto social, y firman acuerdos como el negociado con el gobierno argentino, que obligó a Machinea a implementar un recorte salarial en el Estado superior al 12 por ciento. Sin embargo, por casa �en el cuartel general del Fondo en Washington� no dudan en incrementar los gastos burocráticos y en agrandar sin prejuicios la nómina salarial. Según datos oficiales, a los que accedió Página/12, en los últimos tres años el presupuesto administrativo del FMI se incrementó en más del 30 por ciento y hoy alcanza los 650 millones de dólares anuales. Las erogaciones en salarios, en tanto, crecieron en la misma magnitud no sólo porque sigue incorporándose personal sino también porque ahí sí existen los aumentos salariales. Mientras las misiones del Fondo presionan en la Argentina para eliminar las exenciones al impuesto a las Ganancias �que, por ejemplo, favorecen a los jueces� en Washington cobran sus salarios libres de impuestos. Eso hace que sus remuneraciones se vuelvan atractivas, incluso para los estándares del mercado laboral del Primer Mundo.
Paradójicamente, la contabilidad del FMI sería duramente criticada por los economistas del propio organismo si se tratara de los números fiscales de un país bajo la lupa: gastos por viajes no oficiales por 37 millones de dólares anuales y partidas con el nombre �misceláneas� que se duplican en poco tiempo y suman más de 18 millones de pesos. �Grupos de Trabajo� y puestos para �asesores especiales� del Directorio que desempeñan las tareas más insólitas: por ejemplo, un �Grupo de Trabajo sobre Stress� encargado de escribir un informe con �un plan práctico de propuestas para reducir el stress negativo� de los funcionarios (ver aparte). Tal es el avance de la burocracia que para el ejercicio 2001 se prevé gastar 50 millones en el inicio de las obras de un nuevo edificio, contiguo a la mole de oficinas que ocupa la entidad sobre la calle 19, en la capital norteamericana.
¿Qué ajuste?
En las próximas horas, José Luis Machinea se reunirá en Praga �donde arribó ayer� con el vicepresidente del FMI, su amigo el economista norteamericano Stanley Fischer, quien, seguramente, elogiará una vez más que la Argentina siga la senda del ajuste fiscal (�austeridad�, en el léxico oficial). Ajuste que se prolonga en el Presupuesto 2001 enviado días atrás al Congreso, previo consentimiento de Washington. Pero si algo falta en su presupuesto es, justamente, lo que tanto predican: austeridad. Más aún, los economistas de la city �muchos Chicago Boys, como la mayoría de sus colegas del Fondo� bien podrían calificarlo sin ruborizarse de �populista�. Los números son los siguientes:
El FMI cuenta con 2297 empleados de planta: 693 asistentes y 1607 profesionales, de los cuales alrededor de las dos terceras partes son economistas. Además, hay 444 contratados, �incluidos expertos, consultores y staff de corto plazo, cargado a los fondos extraordinarios�. El gasto administrativo para el año 2001 es de casi 650 millones de dólares, un 11,5 por ciento más que en 2000. De esos fondos, 297 millones se van en salarios, partida que aumentará también un 11 por ciento. Y hay otros 154 millones (8 por ciento más que este año) bajo el rubro �otros gastos en personal�, sin especificar de qué tipo de erogaciones se trata. La tendencia a la suba de las remuneraciones no es una excepción del presupuesto 2001 sino que confirma una tendencia de los últimos tres años. En el período 1998-2001, los gastos totales en personal crecerán en más del 30 por ciento: de 346 millones a 451 millones de dólares (ver cuadro). Tales situaciones se explican no sólo por incorporaciones netas deempleados sino también por culpa de un �salariazo�. Meses atrás, cuando Machinea dispuso una rebaja salarial de entre 12 y 15 por ciento para los empleados públicos, las máximas autoridades del Fondo aplaudieron la medida. Pero en julio del año pasado �cuando la crisis de Brasil golpeaba a Latinoamérica y la Argentina estaba en el fondo de la recesión� el Directorio del FMI se elevó los salarios en un 4 por ciento.
A primera vista los salarios en el Fondo pueden no parecer muy impresionantes, en especial comparados con los de Wall Street o de las multinacionales. El alemán Hort Kohler, por ejemplo, percibe unos 364 mil dólares anuales, 28 mil mensuales. La italiana Teresa Ter Minassian, estricta jefa de las misiones técnicas que llegan a la Argentina, cobra un salario .sin contar gastos de representación- de poco más de 15 mil mensuales. Sin embargo, esas remuneraciones esconden una sorpresa: están exentas de impuestos. En Estados Unidos eso significa ahorrarse el pago del 40 por ciento de los ingresos al fisco y en Argentina del 35 por ciento del impuesto a las Ganancias.
Así, los salarios se vuelven competitivos. Por ejemplo, Guillermo Zoccalli, el argentino residente en Washington que ocupa �con el voto de Argentina y otros países� un sillón en el directorio ejecutivo del organismo �formado por 24 miembros en representación de los 182 países que integran el FMI� cobra un salario mensual de 12.356 dólares, más aguinaldo. Es, por lo menos, un 60 por ciento más de lo que gana el ministro Machinea que, con un sueldo de 10 mil pesos, tiene que pagar Ganancias. Por otro lado, el resto de los salarios tampoco son modestos: un economista junior puede ganar 7300 dólares mensuales, un oficial administrativo algo menos, un bibliotecario más de 5000 dólares y un chofer unos 2400 dólares.
Del resto del presupuesto, es evidente que toda la estructura del Fondo sigue creciendo: gastos en �viajes de negocios� que suben en el período un 28 por ciento. Y �otros viajes� que crecen más de un 30 por ciento, sin especificar de qué tipos de viajes se trata.
Los enviados del FMI han sido en los últimos años muy severos con la Argentina, presionando al Gobierno para que todos los gastos se incluyan en el Presupuesto y para que éste cuente con partidas denominadas de manera clara, de modo de reconocer su contenido a primera vista. Llamativamente, el Presupuesto del propio Fondo presenta una partida denominada �Misceláneas� de 18 millones de dólares y que creció nada menos que un 41 por ciento en los últimos años. ¿De tanto monitorear al menemismo, habrán copiado la fórmula de los gastos reservados?.
| Hasta psicólogos
Por fin, Freud llegó al Fondo. El Fondo Monetario Internacional conformó un �Grupo de Trabajo sobre Stress� (según consta en sus informes: Working Group on Stress, WGS), dependiente del directorio de la entidad, con la misión especial de aliviar la tensión psicológica de sus empleados. �El stress relacionado con exceso de trabajo ha crecido de manera estable en años recientes como consecuencia de factores internos y externos�, explica un documento del FMI. �Internamente, el estilo de trabajo duro y el fracaso por proveer recursos adicionales suficientes cuando se suman tareas al programa de trabajo han contribuido a elevar el stress�, se quejan los burócratas. En tanto que entre los �factores externos� mencionan �la suma constante de nuevos objetivos para el FMI, dada la necesidad de adaptarse al cambiante ambiente de la economía global�. Por lo visto, las cotizaciones de los psiquiatras aumentaron en Washington después de las caídas en dominó de Hong Kong, Asia, Rusia y Brasil.
Sea como fuere, el WGS diseñó un �plan práctico� para reducir el stress del staff. Entre los principales puntos se encuentran: reorganización de tareas, la conformación de grupos de autoayuda y... viajes de esparcimiento después de las misiones de negociación a países.
En realidad, los �Grupos de Trabajo� y los asesores especiales sobre cualquier materia abundan en el Fondo. De hecho, en los últimos meses, nomás, se conformó un �Grupo de Trabajo para determinar posibles cambios en el sistema que determina la remuneración del Director gerente del FMI�. Y se creó una comisión de �asesores especiales sobre diversidad�, que deben �diseñar una serie de iniciativas e indicadores para fortalecer y monitorear la variedad en nacionalidad y género en la organización�. |
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