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Improvisaciones a partir del absurdo cotidiano

El joven grupo teatral porteño Los Susodichos, integrado por veinteañeros, vuelve a tomar por asalto las salas colombianas.

El conjunto transmite un clima de fiesta descontrolada, desparpajo y punzante ironía.


Por Silvina Friera

t.gif (862 bytes) En los camarines de la sala Ernesto Bianco ocho jóvenes de no más de 22 años transmiten un clima de fiesta descontrolada, desparpajo y aguda ironía. No hay contradicciones entre la realidad y lo que sucederá después sobre el escenario. Los integrantes de Los Susodichos se preparan para iniciar una travesía por siete ciudades colombianas �Medellín, Manizales, Ibague, Neiva, Popayan, Pasto y Cali� con Marea, su última creación colectiva. Excusa perfecta para que este grupo de veinteañeros se divierta y aleje al teatro de dos de sus peores pecados: la solemnidad y el aburrimiento. El universo �susodicho� gira en torno de un estilo de actuación que consiste en hacer como si no actuaran, basado en un entrenamiento que incluye acrobacia, contact-improvisation, danza, canto y actuación, también presentes en sus anteriores espectáculos: De cómo ni se intenta hablar de lo sucedido (1994) y Cosa de varios (1996). �Lo más valioso que tenemos es la experiencia de grupo, algo poco habitual en nuestro país. Los ocho años que llevamos juntos se sintetizan en este desafío de existir colectivamente y de encarar siempre proyectos nuevos. Al mismo tiempo que vamos creciendo, desarrollamos un lenguaje propio, a través de la dramaturgia y la improvisación�, explica a Página/12 la directora Nora Moseinco.
No es la primera vez que visitan Colombia. En 1997, con la exitosa Cosa de varios, participaron de una jornada de teatro juvenil en Manizales y desde entonces los colombianos apostaron a revivir el desenfadado que Los Susodichos transmiten en cada una de sus puestas. �Actuamos en teatros llenos con capacidades de más de 1500 localidades �recuerda Moseinco�. Para los chicos era muy fuerte porque estaban acostumbrados a sótanos y salas más pequeñas,� Además del viaje, Marea compite en el Segundo certamen de Teatro Metropolitano con obras como Hormiga Negra (dirigida por Lorenzo Quinteros), Bartleby (a cargo de David Amitín), 3Ex (de Mariana Anghileri) y Genealogía del niño a mis espaldas (dirección de Vilma Rodríguez). El jurado decidirá mañana lunes quién representará a la ciudad de Buenos Aires en la Fiesta Regional de Teatro, organizada por el Instituto Nacional de Teatro. �Que nos hayan elegido entre más de 100 propuestas es increíble�, exclaman a coro los �Suso�.
�Improvisamos con el material del mundo cotidiano que cada actor tiene �sugiere Moseinco, responsable de la dirección de actores del programa �Magazine For Fai��. El punto de partida es el juego, demostrar que lo que hacemos es un hecho vivo. Nos proponemos arribar a lo teatral desde otro lugar, mucho más irónico y delirante. El lenguaje que creamos tiene potencia porque es del grupo y el grupo potencia ese lenguaje, que conforma las redes de todo proceso de creación colectiva.� Los Susodichos se enfrentan con naturalidad y profesionalismo a una realidad teatral marcada por presupuestos estatales insuficientes que los impulsan a juntar la plata para producir sus proyectos y pelear por un espacio para representar las obras. 
Se conocieron en el taller de Hugo Midón, donde Moseinco daba clases de actuación. Lucas Mirvois, Julieta Gochman, Ezequiel Díaz, Maqui Figueroa, Azul Lombardía, Federico Vaintrub, Lucila Mangone y Cecilia Monteagudo son jóvenes artesanos que escriben los textos, improvisan, piensan en el vestuario y la producción de sus propios espectáculos. Pero ante todo son amigos que comparten códigos y rematan los chistes del otro con anticipación. Marea presenta diversos episodios que estereotipan la actividad veraniega, desde un humor físico que evoca la estética setentista de las películas playeras de Elvis Presley y Enrique Carreras. Lejos de la pileta y la arena, sin las mallas de dos piezas multicolores, los pelos batidos y el delineador, que usan en la obra, los �Suso� coinciden en que las fuentes de inspiración para componer los personajes se originaron en frases escuchadas en los colectivos, bares y calles de la ciudad y mencionan la importancia del trabajo coreográfico de Mayra Bonard. Lucas (que compone a un chico muy pero muy freak, con algunos problemas con su madre, una idische mame) fue descubriendo que su pasión es el teatro. �Cuando estrenamos la primera obra, tenía 13 años. Nora nos exigía rigor y profesionalidad. Ahora siento que pasé a ser consciente del trabajo que hago, sin perder esa capacidad de soltarme, jugar y disfrutar.� �La manera de actuar es parte de nuestra diversión, por eso el resultado final no es solemne�, sostiene Ezequiel, que interpreta a un sex symbol. Maqui aclara que �si perdés el miedo al ridículo, encarás el trabajo con profesionalidad�.
�Por momentos la improvisación y el juego generan un vacío que es muy difícil de llenar, porque la regla es que no sabés lo que puede suceder�, dice Moseinco, que comenzó a darles clase cuando ella tenía 19 años, seducida por el mundo de los chicos y adolescentes. �Lo que hacemos no es danza-teatro, ni comedia musical, tiene que ver con el movimiento en el teatro, por buscar alguna palabra que nos identifique�, apunta la directora, a quien le gusta relacionar el teatro con lo festivo y que también dirigió obras como Anteboda y Glorias porteñas. �Al teatro llegamos por recomendación de terapeutas y psicólogos�, dispara Ezequiel y provoca las carcajadas del resto. Lo cierto es que, confesiones de diván al margen, el grupo consolidó un estilo auténtico, imposible de plagiar, que indaga en lo grotesco del mundo de los adultos. �Los chicos son irónicos y punzantes porque viven permanentemente observando lo cotidiano�, subraya Moseinco.

 

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