Por Eduardo Fabregat
Desde Londres, Inglaterra
El contraste de culturas produce efectos curiosos, en algún caso de puro humor: en la edición de ayer del diario londinense Daily Telegraph, uno de los párrafos dedicados al Argentine Music & Festival hablaba de �Soledad, the queen of folklore... sings his record Poncho in the wind�. Bienvenidos a uno de los eventos más memorables de la cultura argentina en tierras extrañas: un festival en el que Divididos terminó haciendo rockear a un recoleto centro cultural de la capital británica, y Soledad hizo revolear las prendas de todo un auditorio igualmente elegante, y Jaime Torres hechizó con su charango a los desprevenidos ingleses, y un sobrecogedor film como Garage Olimpo se convirtió en la vedette del ciclo de cine. La Argentina en Gran Bretaña, una embajada de sonidos y actitudes del Cono Sur en el corazón del reino.
Si de embajadas se trata, en rigor, la acción debe retrotraerse a una serie de escenas vividas el viernes por la tarde, en una recepción oficial realizada en la residencia de Vicente Berasategui, embajador argentino en Gran Bretaña. La delegación oficial está encabezada por Darío Lopérfido, secretario de Cultura y Comunicación, Hernán Lombardi �secretario de Turismo� y Alejandro Gómez, director nacional de Programación Cultural. Los funcionarios llevaron su parte como lo indicaba el protocolo: el embajador se ubicó al tope de la escalera de acceso al salón y saludó a todos y cada uno de los invitados acompañado por Lopérfido, pero a medida que comenzaron a llegar músicos y periodistas poco habituados a las formalidades diplomáticas, la escena comenzó a virar hacia un espectáculo digno de ser filmado. No hubo ningún incidente internacional que lamentar, pero sí �por ejemplo� cruces inolvidables entre el embajador, su esposa y Dante Spinetta Zalazar y Emmanuel Horvilleur. Allí comenzó a asentarse el tono de este festival, que marca una etapa de interesante apertura cultural hacia un país con el que, por obvias razones, en los últimos tiempos sólo hubo distancia. Los argentinos que llegaron aquí saben desde el vamos que son más visitantes que nunca, pero no por ello perdieron el espíritu.
Espíritu, entonces, puso el Chango Spasiuk cuando, luego del festejado show tanguero de El Berretín, le tocó ocupar el escenario ubicado en la planta baja del Barbican Centre, un gigantesco centro cultural ubicado en el distrito del mismo nombre. La sencillez del acordeonista misionero cautivó a un público conformado por argentinos, otros representantes de América latina (sobre todo colombianos, la comunidad latina con más presencia en Londres) e ingleses acostumbrados a acudir al Barbican �a ver qué hay�. Lo que había era un hombre fusionando polkas y folklore argentino en una síntesis de pura belleza que arrancó ovaciones entre la gente.
El público, de todos modos, comenzó a variar sensiblemente en la pausa previa al show de Divididos: de pronto afloraron personajes de innumerables piercings y atuendo de contracultura inglesa, que llegaron a aprobar con la cabeza �todo un gesto en la cuna del rock� cuando el trío demostró que, aun con un sonido amarrete, lleva bien puesto el mote deAplanadora. El grupo de Hurlingham, con el personal completo (es decir, Mollo, Arnedo y Araujo, pero también las guitarras de Alambre González y Tito Fargo, violín y percusión), arrancó con un repertorio acorde con lo que indicaba el lugar y la media tarde ��Vientito de Tucumán�, �Par mil�, �Spaghetti del rock��, pero terminó desatando el delirio entre los argentinos presentes con la furia de �El arriero�, �El 38� y hasta �Voodoo Chile�, un atrevimiento bien sostenido: tanto como para que un funcionario español extendiera contactos para invitarlos a tocar allí en el próximo verano barcelonés. Mientras tanto, un porteño residente en Londres desde hace nueve años lloraba a lágrima viva, sin poder creer que, después de tanto tiempo, estaba viendo a su banda favorita precisamente allí.
El agite de Divididos les puso punto final a las actividades de ese escenario, y la acción se trasladó al Barbican Hall, una bellísima sala con capacidad para 2200 personas, sede de nada menos que la Royal Shakespeare Company y la London Symphony Orchestra. Allí, Jaime Torres abrió el programa con un show en el que lo mejor pasó por la música, y no tanto por los números de baile folklórico que resultaron demasiado for export para el ojo argentino. Claro que se trataba precisamente de eso, carne argentina de exportación, y además la magia de don Jaime y su charango lo ganó todo. Ganadora, también, resultó Soledad, que arrancó a todo trapo, en un momento pareció decaer, y hacia el final terminó mezclada con su hermana Natalia entre el público, levantando a casi todos en un revoleo enfervorizado de pulóveres, banderas o lo que hubiera a mano. �Para mí fue realmente algo muy lindo, una demostración de que la música puede producir una comunión en la gente más allá de las culturas y las diferencias�, le dijo la chica de Arequito a Página/12 apenas terminado el show, extenuada pero con una sonrisa plantada en el rostro. Al cierre de esta edición, León Gieco y Víctor Heredia se encargaban de cerrar a dúo esta primera jornada, apelando a números fuertes como �Cinco siglos igual�, �Cachito campeón de Corrientes� y previendo un final de fiesta con �Guantanamera�. La �invasión� continuará hoy con Vitale y Baglietto, Gabriela Torres, Illya Kuryaki, Liliana Herrero, el Quinteto Piazzolla y Adriana Varela. Y hasta aquí ya ha habido suficiente como para considerar que, a escala modesta pero innegable, la gente del sur está protagonizando un momento histórico.
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