Por
Sergio Kiernan
El Comfer inició un sumario contra Crónica TV por posible
violación de la Ley de Radiodifusión, por haber transmitido
en vivo buena parte del acto del Partido Nuevo Triunfo, que dirige el
neonazi Alejandro Biondini. Según una nota difundida por el Comité
Federal de Radiodifusión, el canal de noticias habría infringido
los artículos 5, 14 y 18. El diario Crónica defendió
la transmisión con dos argumentos: que otros canales también
habían transmitido imágenes del acto y que tanto la agrupación
de Biondini como el encuentro no son clandestinos.
El acto del jueves a la noche fue el relanzamiento de Biondini como líder
de la derecha extremista después de nueve años de bajo perfil,
causado por serios problemas legales por infringir la Ley Antidiscriminatoria
al exhibir símbolos nazis. Kalki, como se hace llamar,
pasó buena parte de la década haciendo crecer su sitio de
Internet, que desembocó en la Ciudad Libertad de Opinión,
una suerte de agencia noticiosa, publicación electrónica
y foro de discusión de agrupaciones neonazis de todo el país,
de América latina, Europa y Estados Unidos.
Como para probar que el PNT está en el centro de una naciente coordinación
de grupos confesamente nacionalsocialistas palabra que
usó repetidamente en su largo discurso del jueves, la candidatura
Biondini 2003 recibió el apoyo del Frente Nacional
Socialista de Perú, del grupo Nueva Sociedad Venezolana, del Seiins
boliviano y de Patria Nueva Sociedad de Chile cuyo presidente, Alexis
López Tapia, viajó a Buenos Aires para estar presente, de
uniforme, en el acto. Estas organizaciones latinoamericanas invitaron
a otras a apoyar la candidatura de Biondini y a proclamarla a nivel
continental.
El acto, anunciado en una poco conocida Sociedad Patriótica Española,
acabó teniendo lugar en el hotel Castelar de la Avenida de Mayo.
Con sus estandartes obviamente inspirados en los del Tercer Reich y varios
de sus seguidores con uniformes tomados de las tropas de choque nazis
camisa caqui, corbata negra, brazalete, Biondini habló
ante unas sesenta personas. El himno y el minuto de silencio para los
caídos por la causa fueron saludados brazo en alto, con el
saludo hitleriano.
Estas escenas fueron transmitidas por Crónica TV con el simple
cartel de acto nacionalista: habla Biondini, y sin comentarios
que las contextualizaran. Tampoco hubo edición de esas imágenes
en el contexto de un noticiero. El canal parecía simplemente transmitir
un acto político más. Lo mismo ocurrió en la cobertura
del diario que da nombre al canal. En la edición del viernes, una
pequeña nota explicaba que Biondini había pronunciado un
severo discurso, en el que instó al pueblo y
advirtió de varias crisis por venir. La única
pista de la verdadera ideología del acto estaba en la foto, que
mostraba al líder nacionalista con el brazo en alto.
Para la tarde, todo había cambiado. La 5ª de Crónica
titulaba una nota mayor en su página dos: Volvieron los nazis
a las trompadas y destacaba los ataques a la colectividad
judía. El nacionalismo de Biondini ahora era exacerbado
y sus seguidores, grupos de extrema derecha. El cambio de
línea no parece haber impresionado al Comfer, que destacó
en su comunicado que a pesar del llamado telefónico realizado
a las 22 horas (del jueves) a dicha señal de cable por parte del
director general de Planeamiento del Comfer, advirtiendo sobre la violación
de la ley, Crónica TV reiteró hoy (por el viernes) las imágenes
del acto.
Este fin de semana, Crónica calificó al sumario del Comité
como una clara amenaza a la libertad de expresión, dado que
el acto del Sr. Biondini fue autorizado y se realizó
en un hotel céntrico. El Comfer, por su parte, presentó
el casete de la larga transmisión de Crónica TV al Inadi,
pidiendo que se determinara si su transmisión viola la Ley Antidiscriminatoria
por los fuertes ataques realizados por Biondini alCentro Simon Wiesenthal,
la organización judía que lucha contra el racismo y el nazismo,
y al sionismo internacional.
OPINION
Por
Sergio Widder y Pablo Slonimsqui
El
fin es totalitario
El jueves
pasado, Alejandro Biondini realizó en Buenos Aires un acto
que, bajo el pretexto de instalar su candidatura presidencial
para las elecciones del año 2003, significó la reaparición
en la escena pública de una agrupación que basa
su accionar político en la prédica del discurso
nazi. El acto contó con la presencia de delegados de agrupaciones
de extrema derecha chilenas, hecho que refleja la advertencia
que el Centro Wiesenthal hiciera hace varios meses acerca de la
conformación de una red neonazi que pretende emular en
el cono sur la oleada xenófoba que conmueve a Europa. En
los últimos tres años, Biondini estuvo dedicado
a fortalecer sus vínculos internacionales y a publicitar
su actividad política a través de su sitio en Internet.
Esta red, que facilita el acceso a información y la comunicación
a decenas de millones de personas, ha sido invadida por la propaganda
racista. Un estudio realizado este año por nuestro Centro
verificó la existencia de cerca de 3 mil sitios de este
tipo, cifra que va en aumento y permite visualizar la magnitud
del problema.
El discurso xenófobo, como expresión de intolerancia,
afecta no sólo a la persona o el grupo contra el cual está
dirigido sino a todos aquellos que pretendemos vivir en una sociedad
plural y democrática. No se trata entonces de castigar
a alguien en razón de sus opiniones o su de ideología
sino de neutralizar cualquier posible brote discriminatorio que
afecte seriamente la libertad y la igualdad que garantizan la
Constitución.
El comportamiento de Biondini no nos sorprende: hace algunos años
resultó condenado por infringir la ley antidiscriminatoria.
En esa oportunidad fue acusado de intentar introducir en nuestra
sociedad una ideología que atenta contra la armónica
convivencia de los grupos que la conforman. El juez que lo condenó
advirtió que no debía hacerse una mirada ligera
sobre lo que fue y es el nazismo, ni dejar de atender que los
grupos nazis en la actualidad se valen del sistema democrático
para intentar la restauración de un régimen autoritario,
intolerante y segregacionista. Evidentemente, el propósito
de estos grupos es instalar un modelo político que cercena
las libertades de las que ellos mismos hoy se valen para exhibir
sus ideas. Lejos de exponer un proyecto o una idea política,
queda claro que su fin primordial es imponer un régimen
totalitario. Entre nosotros, lamentablemente las expresiones de
intolerancia no son hechos aislados.
El derecho a expresar cualquier idea que tienen todos los ciudadanos
se encuentra amenazado cuando existen personas que intentan imponer
un ideal mediante el odio, la violencia y el terror. Como miembros
de una comunidad civilizada, estamos obligados a permanecer alertas
ante cualquier manifestación que sólo esté
al servicio del odio y de la intolerancia, y a brindar respuestas
que contrarresten este discurso y garanticen la protección
y la integridad de todas las minorías que en su diversidad
constituyen la sociedad argentina.
* Integrantes
del Centro Simon Wiesenthal.
|
|