Por
Eduardo Videla
De las 24 mil cuadras de calles en la ciudad de Buenos Aires, por
lo menos el 70 por ciento está al borde del colapso. La advertencia,
formulada por las máximas autoridades porteñas, significa
que en cualquier momento, el pavimento de una de esas arterias puede ceder
y hundirse, originando verdaderos cráteres en la vía pública,
como ocurrió en una docena de oportunidades durante los últimos
diez días. El fenómeno, dicen los responsables del área,
está asociado al inusual régimen de lluvias de este año,
que ha aflojado el subsuelo, por un lado, y erosionado el pavimento,
por otro, según explicó a Página/12 el secretario
de Obras y Servicios Públicos, Abel Fatala.
Es en este contexto que el gobierno porteño se apresta a lanzar
un programa de mantenimiento de la vía pública, a cargo
de cinco empresas que trabajarán en otras tantas zonas en que se
ha dividido la ciudad. Pero como los tiempos de las licitaciones públicas
no permiten que estos trabajos comiencen antes de diciembre, se han iniciado
tareas de bacheo y conservación para mantener en condiciones, al
menos, 2200 cuadras de la ciudad.
Fatala reconoce que el estado del pavimento en Buenos Aires es el peor
de los últimos años. Y lo atribuye a dos causas: La
intensidad de las lluvias, que en los seis primeros meses alcanzaron el
promedio histórico para un año, y la existencia de pavimentos
frágiles, producto de obras deficientes y de la erosión
de la lluvia. Según el Servicio Metereológico, hasta
ayer cayeron en Buenos Aires 1358 milímetros de agua, cuando la
media anual es de 1145.
En quince días, el titular de Obras y Servicios Públicos
convocará a especialistas del Servicio Metereológico Nacional
y del Conicet, para elaborar un diagnóstico preciso. Hará
lo mismo con el Ente Tripartito de Obras y Servicios Sanitarios (Etoss),
para conocer con precisión qué tramos de desagües pluviales
será necesario renovar.
Por ahora, el panorama no resulta para nada alentador: Parte de
la red pluviocloacal es obsoleta, en algunos casos construida con madera.
La lluvia produce su rotura y la consiguiente erosión del subsuelo,
explicó el funcionario. En el gobierno temen que el problema se
agrave si el régimen de precipitaciones en la segunda mitad del
año es similar al de la primera.
Durante la semana pasada, los partes que recibía Fatala en su despacho
reflejaban la situación: en unos doce puntos de la ciudad se registró
hundimiento de la calzada, lo que contribuyó al caos en el tránsito
porteño. El caso más patético se registró
en Alsina al 1600, donde se abrió un boquete de tres metros de
profundidad. Pero también se registraron incidentes en Santiago
del Estero y Belgrano, Pasco al 1200, Virrey Cevallos e Hipólito
Yrigoyen y Paraguay y Reconquista, entre otros puntos de la ciudad.
Según la explicación de los funcionarios, la lluvia ha ejercido
un doble efecto sobre el pavimento: por un lado, ha contribuido a un debilitamiento
estructural del suelo, por el ascenso de la napa freática y los
problemas en las roturas en la red pluvial y cloacal; por otro,
ha erosionado las capas más frágiles de la superficie.
Un tercer efecto, dicen, es la dificultad para hacer las reparaciones:
No se puede hacer con el pavimento húmedo, porque el material
se despega, aseguran.
La situación más grave se da en las 10.000 cuadras que componen
la red primaria y secundaria de la ciudad: son las avenidas y calles más
transitadas, que sirven de acceso al macro y microcentro.
Para esos recorridos, está previsto un plan de renovación
de calzadas, que consistirá en el fresado del actual
pavimento y la recomposición del paquete resiste, respetando los
niveles originales de las calles.
Ocurre que las sucesivas reparaciones y repavimentaciones se han realizado
sin respetar estos pasos previos, por lo que, en muchos casos, las
calles están a la misma altura que las veredas, lo que hace más
difícil el escurrimiento.
Para la renovación de las calzadas se utilizarán nuevas
tecnologías: Se usarán pavimentos porosos que permitan
cierto grado de permeabilidad, informó Fatala.
Mediante este plan, que se llevará a cabo a través de una
nueva licitación, se prevé la renovación total,
en dos años, de las vías primarias y secundarias de la ciudad.
Mientras tanto, habrá que rogar para que el agua no siga socavando
el suelo de Buenos Aires.
|