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SUBRAYADO

Interviene el Big Brother

Por Claudio Uriarte

La salida de Vladimiro Montesinos a Panamá y su solicitud de asilo allí son el primer signo de intervención política norteamericana directa en la crisis institucional de Perú. Panamá es un protectorado norteamericano y el rechazo de anteayer por la presidenta Mireya Moscoso al pedido de asilo realizado por Alberto Fujimori para su jefe de inteligencia sólo puede haber reflejado un temporario arrebato independentista de la primera mandataria, rápidamente corregido por oportunas llamadas telefónicas del Departamento de Estado y de la OEA, esa agencia panamericana de Washington que está en el centro de la negociación para desmontar el gótico castillo de poder que Fujimori y Montesinos construyeron en Perú en el curso de los últimos 10 años. El círculo virtuoso se completa con el opositor peruano Alejandro Toledo, el cholo educado en Stanford cuya derrota a manos del fraude fujimorista en las elecciones de mayo fue el desencadenante del quiebre de la trinidad Fujimori-Inteligencia-Fuerzas Armadas que la acelerada dinámica política de hoy repotencia a cada instante.
Esta intervención norteamericana no procede del altruismo, sino de la necesidad de disponer en América del Sur –y, particularmente, en los países limítrofes con la guerra colombiana– de aliados que Washington pueda controlar. La dupla Fujimori-Montesinos, por más instrumental que haya resultado para el control de la insurgencia y la erradicación del narcotráfico en los años 90 –y por más conexiones que el segundo haya mantenido con la CIA desde los tempranos años 70–, comenzaba a ser poco confiable en este sentido. El ejemplo más obvio es el escándalo de la transferencia de armas jordanas a las FARC colombianas por parte de oficiales peruanos próximos a Montesinos, una de esas operaciones típicas de la cinta de Moebius en que transcurren las actividades de los servicios de inteligencia.
En este sentido, la crisis peruana tiene raíces propias en la ilegitimidad que rodeó la inauguración del tercer mandato de Fujimori, pero no es imposible que Washington se haya ocupado de dispararla. La difusión del video en que Montesinos aparece sobornando a un congresista tránsfuga sólo pudo provenir del interior de su Servicio de Inteligencia, demostrando por primera vez que las viejas fisuras en el apoyo del ejército al primer mandatario se estaban convirtiendo en un enfrentamiento abierto. Pero en el ejército peruano es determinante Estados Unidos, fuente principal de la ayuda militar a Lima.

 

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