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A rezar, que sólo así le ganan al eterno Slobo

Las elecciones podrían poner fin a 13 años del régimen del presidente Slobo Milosevic.

Por Maggie O’Kane
Desde Pozarevac y Belgrado

t.gif (862 bytes)  La escuela primaria local en Pozarevac, ciudad natal del presidente Slobodan Milosevic, cumplió inmaculadamente ayer, el día que estuvo en las candilejas, como centro de votación en las elecciones generales yugoslavas, cuyo debatido resultado aún se ignora. Detrás de dos largos escritorios en un aula recién pintada –de cuyas paredes colgaban la bandera federal (el país incluye a Serbia y Montenegro), una cota de armas serbia y acuarelas de los alumnos–, fiscales de Milosevic y de la oposición observaban el proceso electoral. El hijo del presidente, Marko, piloto deportivo amateur y campeón del mercado negro, había cerrado la panadería, pizzería y café de la que es dueño y no se dejó ver.
Los primeros en acercarse a las urnas fueron partidarios de Milosevic. En un banco en la plaza pública, Milos Obranovic, un capitán del ejército retirado, estaba sentado con amigos. Tomaba de a sorbitos una botella de Coca llena de brandy de ciruelas. “Soy un comunista ortodoxo, un comunista de línea dura y mi voto es para Milosevic”, decía. A medida que el día avanzaba, los votantes eran más jóvenes. Mira Veljkovic, una cosmetóloga de 30 años, se sorprendió de que le preguntaran su intención de voto. “Voto por (Vojislav) Kostunica (líder de la oposición), por supuesto”, dijo.

En Nis, políticos de la oposición rezan por el triunfo.

La jornada electoral fue tranquila y civilizada, pero en todas partes se sentía la importancia de la votación. Ya a las siete de la mañana había colas fuera de los centros electorales de Belgrado. Este es el corazón de la oposición que lidera Kostunica, un abogado de 56 años que amenaza con poner fin a los 13 dolorosos años de Milosevic. Durante todo el día, en las estaciones de radio y televisión locales, controladas por el gobierno, se advertía a los habitantes de Belgrado que la oposición estaba preparándose para alinearse con el vecino descarriado, Montenegro, y traicionar a Serbia.
En los sondeos, Kostunica llegó a estar diez puntos por delante de su rival y afirma que la única manera con la que Milosevic puede ganar es por el fraude. Milosevic insiste en que la victoria es suya. Hay poca confianza en que los resultados de la elección, que se conocerán mañana, reflejen realmente la opinión del electorado. Por eso, los candidatos están librando ya una guerra de propaganda. Al maestro de la propaganda, al presidente Milosevic, lo acusó ayer de fraude el Centro por Elecciones Libres y Democracia (Cesid), pero las pruebas son por ahora discutibles. El grupo se presenta a sí mismo como independiente, pero todos sus integrantes son de la oposición. Ayer a la noche, Milosevic luchaba por permanecer en el poder con la misma audacia que lo mantuvo ahí durante 13 años. Y ofreció un “concierto de la victoria” en la plaza principal de Belgrado, que empezó una hora antes de que terminara la votación. De paso, bloqueaba el lugar para cualquier celebración de los opositores, los que no dejaron de arrojar piedras a los asistentes.

 

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