Por Verónica Abdala
¿Una dama culta de enigmática belleza que respondió
como pudo a quienes la rodeaban y a los mandatos de la época en
que lo tocó vivir, o una ramera despiadada, bruja y envenenadora,
que tuvo hijos con su propio padre y mantuvo relaciones sexuales con su
hermano durante décadas? Es más lo que se desconoce que
los datos probados que se tienen sobre esa mujer llamada Lucrecia Borgia,
hija del papa Alejandro VI y hermana de César el segundo
de los cinco hijos que Rodrigo Borgia tuvo con Vannozza dei Catanei,
un hombre ambicioso e inescrupuloso al que se estima autor de la muerte
de más de 35 personas, e inventor de un poderoso veneno
fabricado en base a arsénico, menudos de pollo en descomposición
y vino. Lo cierto es que, si como piensa la periodista española
Rosa Montero, hay una historia que se desconoce y es precisamente
la que se puede rescatar aguzando el oído y escuchando los susurros
de las mujeres, la de Lucrecia retrata como pocas las formas en
que se manejaba la Iglesia durante la segunda mitad del siglo XV, particularmente
durante el papado de su padre. Lucrecia, la hija de Satanás
en el Vaticano, el documental que emitirá la señal
TV Quality mañana a las 20, en el marco de su ciclo Sphinx, indaga
en la sangrienta historia de intrigas y perversión de una familia
decididamente atípica, haciendo hincapié en el desenfreno
sexual de sus integrantes. Lucrecia, la hija de Satanás...
describe también las sucesivas maniobras que Alejandro VI implementó
hasta convertir a su hija en un eslabón clave de su ascenso político
y el de su hijo César.
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