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Cavallo usó el diálogo político para pedir renuncias de senadores

De la Rúa terminó la ronda que inició con Alfonsín y siguió con Menem. Chacho participó de la reunión. El ex ministro aconsejó preocuparse menos por el déficit e ir a fondo con el Senado.

Por Fernando Cibeira

t.gif (862 bytes)  Invitado en el marco del diálogo político, el ex ministro Domingo Cavallo sorprendió al presidente Fernando de la Rúa al ubicarse decididamente en el bando de los que exigen la renuncia masiva de senadores y la convocatoria a elecciones anticipadas como solución al escándalo de los sobornos. Como De la Rúa y sus ministros le respondieron que la posibilidad ya había sido estudiada y descartada, Cavallo no se desanimó: propuso entonces que empiecen a renunciar los senadores más alejados de los rumores de sobornos para ir dejando en soledad a los supuestos culpables. Inesperadamente, más tranquila fue la parte económica de la reunión. El ex ministro destacó el potencial de crecimiento del país y recomendó no preocuparse tanto por el déficit.
Fue el tercer capítulo del nuevo diálogo. El segundo, si se tiene en cuenta que la primera reunión fue con el jefe radical, Raúl Alfonsín. El viernes pasado pasó por la Rosada el ex presidente Carlos Menem y ayer fue el turno de Cavallo. Uno de los participantes del encuentro por el lado del Gobierno justificaba en la buena impresión que debe causar en el exterior que el Presidente se encuentre con Menem y Cavallo en medio de una crisis. Y también mencionaba que el ex presidente y su ex superministro pueden tener una imagen desgastada para los argentinos en general, pero que para los inversores externos y ciertos sectores empresarios continúan siendo referentes importantes.
Se ubicaron en la larga mesa en lo que un ministro ya denominó “el sistema ruso”. Esto es, con las cabeceras libres, los líderes enfrentados en el centro y sus acompañantes hacia los costados. Al lado de De la Rúa se sentaron el vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez (que no había estado en el encuentro con Menem), el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno; el ministro del Interior, Federico Storani; el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini y el jefe de asesores de Economía, Pablo Gerchunoff, tuvo que sentarse del lado de los visitantes por falta de lugares. Junto a Cavallo estuvieron el ex ministro Armando Caro Figueroa, el ex diputado Guillermo Francos y el economista Adolfo Sturzenegger.
Apenas De la Rúa hizo la apertura formal detallando su intención de escuchar las inquietudes de la oposición, Cavallo entró en el tema del Senado. Comenzó mostrando su inquietud –compartida por el Gobierno– porque se espere una solución meramente judicial y no una política del escándalo. “Menos con una Justicia federal tan cuestionada como la que tenemos”, remarcó. Como acción política volvió a la idea de una renovación total de la Cámara alta, con renuncia masiva y convocatoria a elecciones.
Chacho Alvarez, quien en un principio había sido el mayor impulsor de la idea, se encargó de bajar los decibeles. “Varios se pronunciaron en contra y no tenemos forma de obligar a los senadores a renunciar”, intervino. Cavallo no se amilanó y habló entonces de una alternativa “a lo Francos”, quien la semana pasada renunció a su banca de diputado aduciendo “cansancio moral”. La salida para Cavallo sería que renuncien los inocentes para que queden en evidencia los culpables. En definitiva, el punto de acuerdo llegó cuando coincidieron en la necesidad de que se vaya el salteño Emilio Cantarero, el justicialista más comprometido.
El último tramo lo ocupó la economía. Sturzenegger advirtió que la preocupación diaria por el déficit que muestra el Gobierno puede ser contraproducente para los déficit futuros. Gerchunoff le respondió que la teoría podía caminar cuando el déficit es del 30 por ciento del PBI, pero no cuando es del 50 por ciento como ahora. De la Rúa tampoco la dejó pasar. “Lo que pasa es que nos dejaron un déficit muy pesado”, lo cruzó.


SEGUN UNA ENCUESTA DE ROUVIER Y ASOCIADOS
La imagen del Gobierno en baja

Por R. K.

El malhumor de los argentinos se percibe nítidamente cuando se le pide a la gente que compare el actual gobierno de Fernando de la Rúa y el que lideró Carlos Menem. Una mayoría (58 por ciento) opina que la administración De la Rúa es igual o peor que la de Menem. Sin embargo, es notorio que, cuando se compara la imagen de ambos mandatarios, el ex presidente concentra las peores opiniones entre todos los políticos argentinos; en cambio el actual presidente conserva la mejor imagen.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Ricardo Rouvier y Asociados en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. En total se entrevistaron –por vía telefónica– 2200 personas, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
De la Rúa sigue con una buena imagen, pero lo cierto es que ha caído 20 puntos desde el inicio de su gobierno. Estaba en un 70 por ciento y ahora se quedó con cerca del 50. Su gestión de gobierno, es decir, no la evaluación personal sino la de su eficiencia como gobernante, empezó en el 41
ciento y ahora está en el 21. Un índice bajísimo: significa que sólo uno de cada cinco habitantes de Capital y el Gran Buenos opina bien del papel que está haciendo como gobernante.
El abismo que separa la valoración de la imagen del Presidente respecto de la de su gestión preocupa al oficialismo: los especialistas sostienen que la experiencia demuestra que con el tiempo la mala imagen del Gobierno arrastra hacia abajo a la del Presidente.
De los encuestados que creen que el gobierno De la Rúa es mejor que el de Menem, la gran mayoría dice que hay más transparencia, que es una administración mejor intencionada y que combate la corrupción. Paralelamente, los que dicen que es peor el gobierno actual que el anterior, sostienen que la situación económica empeoró y que lo mismo ocurre con la desocupación. Por último, entre los que consideran que todo está igual que antes, las explicaciones son nítidas: “no hay ningún cambio”, “es la misma política económica”, “continúa la desocupación” y “De la Rúa no se ocupa de los humildes”.

 

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