Por
Felipe Yapur
Durante una hora y media conversaron. Tanto para el vicepresidente Carlos
Chacho Alvarez como para el jefe de los senadores radicales,
Mario Losada, el encuentro fue positivo. Esa fue la primera
coincidencia. Alvarez le planteó al radical que para superar la
crisis que vive la Cámara alta, era preciso que el justicialista
Emilio Cantarero renunciara. Sonrisas generales porque también
hubo coincidencia. Pero Chacho fue un poco más allá al sostener
que debían producirse cambios de funcionarios y autoridades
políticos de la Cámara, en obvia referencia al presidente
provisional José Genoud y el secretario parlamentario, Mario Pontaquarto.
En este punto no hubo coincidencias. Por ahora, Losada evitó opinar
y se disculpó sosteniendo que primero debía consultar con
su bloque.
El encuentro se concretó en el despacho de Alvarez y fue el primero
desde que la bancada radical cambió sus autoridades. Para los legisladores
de la UCR, enfrentados con Alvarez desde la publicación de la lista
de ñoquis en el Senado, la reunión significó un
cambio de actitud en el vicepresidente porque entienden que bajó
los decibeles. De todas formas algunos se preocuparon en destacar
la picardía de Alvarez. Es que el vicepresidente dijo
primero que no brindaría una conferencia de prensa, pero cuando
Losada bajó de su despacho para hablar con los periodistas, Chacho
había cambiado de opinión obligando a Losada a regresar
a sus oficinas y escuchar su versión por televisión.
Es evidente que para los radicales el cambio de actitud de Alvarez gira
alrededor de la precaución que tuvo el vicepresidente
al no dar nombres, a la hora de insistir con los cambios de funcionarios
y autoridades políticas. Pero el propio Losada reconoció
que el caso Genoud sobrevoló durante toda la conversación
al asegurar que el radicalismo no ha discutido ese tema. Pero eso
no quiere decir que no vaya a realizar un análisis.
La frase del senador misionero coincide sorpresivamente con los comentarios
de otros legisladores que desde hace pocos días han comenzado a
evaluar la posible dimisión del senador mendocino. Eso sí,
quieren y hasta exigen que deberían darse ciertas condiciones como
para que se efectivice el paso al costado de Genoud. Por ejemplo, los
radicales se oponen a que ésta coincida con la presentación
de la renuncia de Cantarero. Tiene que ser después de que se vaya
el justicialista, dicen.
Pero por ahora Genoud no se da por aludido. Sus allegados insisten en
que el senador cuenta con el apoyo del bloque. Dicen además que
lo único que puede Chacho adjudicarle a Genoud es una probable
connivencia con el PJ. Si es así, nadie en el bloque estaría
exento porque éste no es tan grande como para que alguno de ellos
no se hubieran enterado. Sin embargo, en la bancada ya no escuchan
tantas voces en su favor. El punto a debatir entonces es cómo se
retiraría Genoud. Una de las ideas que existe es la de adelantar
la elecciones de las autoridades de la Cámara con el compromiso
de que el senador mendocino decline renovar su mandato. De ese modo, Genoud
no se vería obligado a alejarse de su cargo y Alvarez tendría
la certeza de no tenerlo delante el año próximo. Pero todavía
esta idea está en etapa de discusión.
Son mucho mayores las posibilidades de alejamiento de Pontaquarto en el
corto plazo. Algunos senadores lo dan como un hecho desde el viernes de
la semana pasada cuando Alvarez se reunió con el presidente de
la UCR, Raúl Alfonsín.
Una duda constante acecha a los radicales y entorpece cualquier acuerdo.
Nadie sabe a ciencia cierta si, con estos cambios, Chacho dejará
de presionarlos. Tanto en el bloque como en el entorno de la conducción
del Partido Radical, dicen que sólo el tiempo develará
la incógnita.
Aun dudando, los radicales insisten en destacar el cambio de Chacho y
hasta festejan la coincidencia con la urgente necesidad de dar un corte
definitivo al caso Cantarero. De todas formas Losada se apresuró
a aclararque a pesar de creer que es necesario que el legislador cuestionado
debía apartarse del cuerpo, la separación es responsabilidad
del bloque del PJ. Alvarez había sido más directo
al asegurar que no sólo el legislador salteño debía
renunciar, sino también deben dar un paso al costado algunos
senadores emparentados con la investigación de los sobornos.
Si bien el vicepresidente tampoco dio nombres, es prácticamente
obvio que su ofensiva apuntaba a los justicialistas Augusto Alasino, Ricardo
Branda y Angel Pardo.
Cantarero, en otro
brete
El fiscal Carlos Cearras pidió que se investigue
si el senador Emilio Cantarero (PJ salteño) ofreció
coimas a sus colegas en nombre de empresas petroleras para conseguir
votos a favor de la ley de hidrocarburos. Cantarero fue acusado por
la senadora neuquina Silvia Sapag. Cearras y su adjunto, Pablo Recchini,
le pidieron al juez Gabriel Cavallo en cuyo juzgado está
radicada la causa que ordene la declaración testimonial
de colaboradores de Sapag y pida los antecedentes legislativos de
la ley en cuestión. De todos modos, es posible que el magistrado
termine delegando la investigación en los fiscales, como también
lo hizo con la denuncia por presunto enriquecimiento ilícito
contra el juez Carlos Liporaci, el que investiga el supuesto pago
de sobornos vinculado a la votación de la reforma laboral.
Cantarero también está imputado en ese expediente. Por
eso será indagado este viernes por el juez Carlos Liporaci.
|
Entre renuncia y licencia
La situación del senador justicialista Emilio
Cantarero fue analizada ayer en una reunión informal de su
bloque. Durante el mediodía, siete senadores almorzaron en
el despacho de Eduardo Bauzá, donde acordaron que la única
forma de descomprimir la crisis que vive el Senado y la bancada es
el paso al costado de Cantarero. A esta coincidencia llegaron, además
de Bauzá, Ramón Ortega, Eduardo Menem, Eduardo Arnold,
Ricardo Branda, Carlos Corach y Remo Costanzo. Pero cuando la comida
finalizaba y la conversación parecía dispersarse para
otro tema, los senadores recibieron la noticia de que Cantarero quería
verlos. Cuando el salteño ingresó, les anunció
su decisión de pedir una licencia. Eso sí, no definió
por cuánto tiempo será y si lo hará con o sin
goce de haberes. Si bien entre los presentes hubo quienes aceptaron
la decisión, también es cierto que algunos le expresaron
que están a favor de la renuncia. La separación de Cantarero
serviría además para abrir un espacio de diálogo
con Carlos Alvarez, quien durante la tarde de ayer reiteró
su decisión de no recibir a la conducción del bloque
del PJ mientras sigan protegiendo a Cantarero. |
|