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BANZER NO PUEDE FRENAR LA HUELGA
Bolivia está que arde

Las protestas ya dejaron cinco muertos. El gobierno quiere imponer el estado de sitio, pero le falta mayoría parlamentaria para que sea aprobado.

Por Oscar Guisoni
Desde La Paz

t.gif (862 bytes)  Todo parecía estar a punto de calmarse, en Bolivia, después de más de una semana de bloqueos de carreteras y protestas en las principales ciudades del país. Pero la violencia se disparó el fin de semana y en la tarde de ayer ya se contabilizaban cinco muertos por el conflicto. Después de haberlo descartado en los últimos días, el gobierno de Hugo Banzer comienza a hablar de la posibilidad de declarar el estado de sitio. Ayer a la noche, gran parte del gabinete estaba reunido para decidir qué hacer. La situación es delicada ya que la Constitución boliviana establece que el gobierno puede declarar el estado de sitio una vez al año y Banzer ya lo hizo en abril. Ahora, la declaración debe ser aprobada por el Congreso, y el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), aunque pertenezca al gobierno, ya ha dicho que no apoyará la medida, por lo que no podría ser aprobada.
El domingo, el gobierno entabló negociaciones con los cocaleros gracias a la intermediación de la Iglesia. Y cuando estaba a punto de alcanzar un acuerdo para levantar el principal bloqueo, que mantiene inutilizada la carretera que va de Cochabamba a Santa Cruz, el Ejército se enfrentó con los manifestantes en la localidad de Parotani, en el departamento de Cochabamba, y mató a dos manifestantes.
Ayer el ambiente amaneció caldeado. La Central Obrera Boliviana (COB) inició una huelga general indefinida con alto nivel de acatamiento en hospitales y fábricas, sumándose a la protesta, mientras los maestros, que mantienen un paro nacional desde el lunes pasado, rechazaron la oferta de aumento salarial y mantuvieron la medida de fuerza. El ministro de Educación, Hoz de Vila, respondió enviando militares a las escuelas para garantizar la seguridad de los que concurrieran a trabajar, pero tuvo que reconocer que la medida había sido infructuosa. El ministerio amenazó con despedir a los maestros que continuaran la huelga, pero ayer tuvo que reconocer que el 87 por ciento de los educadores mantenía el paro.
En el interior del país, mientras tanto, el conflicto se ha radicalizado. En el altiplano, cerca de la frontera con Perú, el Ejército se enfrentó con los campesinos que bloquean los caminos y mató al dirigente social Modesto Mamani, en la localidad de Guaqui. Mientras que en la región cocalera de Yungas, al oeste de La Paz, murió un cocalero, en otro enfrentamiento con los militares. La región de Yungas, el único sitio del país donde aún existen cultivos de coca ilegales, se plegó ayer al bloqueo, en apoyo de las reivindicaciones de los cocaleros del Chapare. De este modo se cerró la única vía de comunicación que permitía el abastecimiento de la ciudad de La Paz, donde desde hace unos días ya es muy difícil conseguir alimentos frescos, como verduras y carnes. Mientras procuraba burlar el bloqueo a La Paz, en la tarde de ayer murió el ingeniero Víctor Camponovo, al ser golpeado por una piedra arrojada por los manifestantes. Poco después fallecía el adolescente René Conde en Puente Roto, en el centro del país, por los disparos de la policía que intentaba despejar una barricada de campesinos, según declaró el líder de los cocaleros, Evo Morales.
En la zona de Chuquisaca los campesinos ocuparon otro pozo petrolero en la tarde de ayer, sumándose a los tres pozos que se hallan ocupados por indígenas en Santa Cruz, desde la semana pasada, por lo que el abastecimiento de petróleo estaría también en serio peligro. Para agravar aún más la situación, el poderoso gremio del transporte se sumará a partirdel miércoles a la huelga, al igual que el Comité Cívico de La Paz, que planea dejar la ciudad absolutamente paralizada.
El ministro de la Presidencia, Walter Guiteras, salió ayer al cruce de los pedidos masivos de renuncia del presidente Banzer, diciendo que si eso ocurriera “sería el fin de la democracia en Bolivia”. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento, el opositor Manuel Suárez, le contestó que más importante que la permanencia de Banzer en el poder es la vida de los ciudadanos bolivianos. “En una democracia en serio”, se pronunció Suárez; “cinco muertos son suficientes para provocar la renuncia del gobierno”.

 

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