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ENTREVISTA A JUAN ALBERTO BADIA, EL NUEVO DIRECTOR DE RADIO DE LA CIUDAD
“No tiene sentido hacer una programación oficialista”

El locutor y animador explica por qué razones eligió aceptar, por primera vez en su larga trayectoria, un cargo de funcionario. Y dice que una de sus prioridades es que la emisora vuelva a ocupar un lugar razonable en el dial.

Por Mariano Blejman

t.gif (862 bytes)  El locutor y animador Juan Alberto Badía recorría el sur argentino con su estudio móvil –por tercer año consecutivo– cuando Aníbal Ibarra asumía la Jefatura del Gobierno de la ciudad. Casi inmediatamente, su nombre comenzó a sonar como uno de los posibles directores de Radio de la Ciudad de Buenos Aires (AM y FM). Finalmente, el 18 de septiembre, Badía asumió la conducción de la emisora, ubicada en el octavo piso del Centro Cultural San Martín. Una radio que –por cierto– con el tiempo se fue corriendo hacia la derecha. Y ahora pretende volver a la izquierda. En el dial, claro está. “Creo que una radio que está hacia la derecha está castigada, después del 900 para arriba tiene problemas. Y no hay posibilidad de rever la frecuencia original de la que era Radio Municipal, salvo que haya una expropiación de la vieja 710” (en manos de Daniel Hadad, después de una licitación más que cuestionada durante los años de Menem presidente). “Yo tengo la sensación de que en temas como éste los ciudadanos vamos perdiendo batallas y muchas de ellas son irrecuperables”, dice el flamante funcionario.
–¿Existe una decisión política de recuperar un espacio medio en el dial?
–La decisión está tomada. Tenemos muchas dificultades de tipo político y reglamentario. Trabaja la CNC (Comisión Nacional de Comunicaciones), y también el Comfer está en el tema. A mi amigo Gustavo López cada vez que lo veo le apreto la yugular... Porque por primera vez tengo un funcionario amigo en ese lugar y entonces el pobre me tiene que aguantar. Si no, para que la 1110 se escuche correctamente habría que gastar mucho dinero. Calculo que alrededor de 500 mil pesos.
–¿Cómo cree que el público recibirá su llegada a la dirección de la radio?
–El oyente, sobre todo si es de la ciudad, esperará una radio comprometida con Buenos Aires, que respete al ciudadano, que brinde servicios y que sea entretenida. Desde adentro esperamos otra cosa. Estoy dispuesto a hacer hincapié en aquello que no se ve, que no se disfruta ni se critica.
–¿Cómo piensa hacer una radio oficial que no se vuelva oficialista?
–Desde afuera lo sé hacer. Lo reclamé y lo pedí durante mucho tiempo. Desde adentro lo voy a intentar. Si no pudiese, por capacidad propia o por limitaciones que me ponen los otros, me voy. Pierdo mucho más si me quedara. Abandonaría mi prestigio, mi nombre y mi relación con la gente. Por eso, para mí está claro que no tiene ningún sentido, en mi lugar, hacer una programación oficialista.
–¿Tiene claro con qué presupuesto cuenta?
–Apenas pude, pregunté por el presupuesto. Esta radio tiene un presupuesto asignado en el 2000 que será el mismo en el 2001, rebajado muy poco. El año próximo será de 3 millones doscientos mil pesos, de los cuales un millón son dados siempre y cuando la radio los genere. Eso se llama recurso genuino. Si la radio dice que va a generar un millón de pesos y los genera, nos lo dan y si no, nos los dan hasta lo que generemos. De todas maneras, esta radio es subsidiada. Pero nuestra radio tiene una planta numerosísima de empleados. Es una superpoblación, demasiado para una o dos radios. Y más allá de los problemas que le genere a la gente que trabaja acá, el problema más serio lo provoca en el presupuesto.
–¿Y qué piensa hacer al respecto?
–Nada. La gente es intocable. Hay que dar chance y oportunidad a que los empleados puedan trabajar y rendir en su trabajo. Esto no es una repartición municipal: es una radio. Por lo tanto la gente que trabaja acá, quiere trabajar en la radio. Antes de tocar nada quiero vivir la radio. Cuando la viva, sabré de muchas injusticias. Pero con soberbia eignorancia no arreglaría ninguna injusticia. Sí considero una injusticia que un ascensorista gane lo mismo que un operador o un locutor. No porque el ascensorista no se merezca el dinero... Pero en una radio, lo principal es el locutor, el periodista y el operador. Esas cosas las voy a ir corrigiendo desde aquí.
–¿Qué va a suceder con la programación actual?
–Antes de concretarse mi asunción, y con mucho pudor, empecé a pensar una programación “por las dudas”. Empecé a hacerle preguntas a Fontana, a Horvarth, a Godoy, a Rolón, a Graciela Mancuso, a Nora Perlé y todos me decían que no tenían pensado irse. Que cuando llegase, íbamos a charlar. Inmediatamente me di cuenta de que no iba a poder armar la programación con gente que yo soñaba sino con los que ya estaban en la radio. No con todos, claro: porque la radio tiene 49 programas en FM y 46 en AM. Cada uno arma las cosas como le parece, pero antes tenían una manera de contratar personal con la que no concuerdo. Por ejemplo, los programas tenían un honorario fijo y luego una cantidad enorme de segundos que cada uno de los que “compraban” el espacio comercializaba como podía. Y la radio no veía nada de ese dinero recaudado.
–¿Cuál es el enfoque general que pretende de la radio en ambas frecuencias?
–La FM será una radio temática y orgánica de Buenos Aires. Como dice la ley, “tango y música popular ciudadana”.
–En esta definición, ¿el rock no ingresa?
–Sí, pero esta radio va a ser sólo de tango. Porque el rock ya tiene una radio. Me quitaron esa brillante idea que alguna vez estuvo en mi cabeza: yo quería hace una radio de rock nacional y ahora hay una que está primera. Pero también creo que hay un par de géneros que no tienen su espacio. Uno es el tango. Quiero hacer una radio comprometida con la cultura, con la ciudad, con las expresiones artísticas, con el tango nuevo, incluso con la gente que no se banca 24 horas de tango y quiere escuchar apenas un ratito. De todas maneras, esta radio que soñé no tiene nada que ver con FM Tango.
–¿Tendrá que ver con esa aquella frase que suele escucharse: “No importa pibe, el tango te va a esperar”
–Eso lo dijo mi viejo. Yo era un pendejo y era fana de los Beatles. Mi viejo era un buen tanguero que trataba de decirme que escuchara a Troilo, que presentaba los bailes en la Boca donde yo veía cantar a Julio Sosa y él me decía siempre: “Dale con los Beatles, el tango te espera”. Y es cierto, el tango que yo tengo metido adentro creció con los años. Cuando uno empieza a viajar, el tango suena distinto. Suena más lindo. Y esta radio parte de una premisa: que aun a los no tangueros les encanta escuchar tango, aunque sea un rato.
–¿Y la AM?
–Verdaderamente será una radio de los vecinos. He comprometido en esto a Ibarra y a Verónica Torrás, de la Secretaría de Comunicación Social. Si no lo tuviese, sería una radio más. Si lo tiene, pasa a distinguirse.
–¿Para usted la radio ocupa un lugar que debería ser de las instituciones representativas de los ciudadanos?
–Usted me pide una opinión política y yo se la voy a dar. Esta ciudad está demasiado centralizada. Yo no entiendo por qué un tipo de Lugano tiene que venir a Tribunales a hacer un trámite. Creo en la Justicia y en la Administración, pero hoy con estas cosas tan macro y lejanas, la radio cumple un papel importante. He aprendido de la multiplicidad de intereses en el interior. A mí, en Ushuauaia me decían: “Acá no se ocupan del deshielo y los perros sueltos”. Entonces, ocupándome de esas cosas, el vecino encontraba una propuesta positiva. El problema es que, a través de los medios, nos ponen la bronca por delante. Y nosotros no tenemos por qué tener un rédito de esa naturaleza.


Las razones de una decisión

–¿Por qué aceptó un cargo público por primera vez en su vida?
–En mis viajes por el interior pensaba: “¿Para qué estás? ¿Qué hacés, Juan? ¿Hacés el laburo que querés?”. Entonces fui a Canal 7, ofrecí un programa y me preguntaron “¿Usted produce? ¿Pone la plata? Bueno, bárbaro, lo hacemos”. Luego apareció esto de la radio. No es la primera vez que me ofrecen cargos. En 1987 me ofrecieron ser director artístico de Canal 13. También me propusieron ser secretario de Cultura, pero nunca me pareció que mi tarea estuviera fuera de los medios, detrás de un escritorio y menos en términos que no privilegiaran mi apellido, mi prestigio, mi moral.
–Y entonces ¿qué cosas tomó en cuenta esta vez?
–Esta vez sentí que el jefe de la Ciudad quería un proyecto de radio. Yo nací en una radio. Tenía moisés en Radio Nacional, donde trabajaba mi padre. Me crié en esta ciudad y le he hablado al porteño toda la vida. Sé lo que es una radio pública. Pienso que siempre el que maneje dinero estará sospechado de malversación. Esto es la Argentina. Entonces pensé: “Bueno, esta vez tiene que ser”, y acepté.

 

 

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