Por
Fabián Lebenglik
La muestra conjunta que presentan las artistas tucumanas Carlota Beltrame
y Claudia Martínez en la sala Ojo al País que
el Fondo Nacional de las Artes dirige en el Centro Borges con el apoyo
de la Fundación Antorchas, induce a pensar que el arte es, entre
tantas otras posibilidades, una técnica de ocupación de
la superficie y el espacio. En tanto ocupación, la
técnica se vuelve estratégica y los modos de llevarla a
cabo le dan un marco político a esa intención. La ocupación
se vuelve conquista.
En Síntoma, la instalación de pared con hilos
y canutitos de plástico de Claudia Martínez, esa posesión
del espacio se produce por un crecimiento alocado y en todas direcciones,
a partir de varios puntos. En este sentido, la estrategia de ocupación
se traduce como una invasión territorial caótica y descontrolada
que se desarrolla, tal como sugiere el título de obra, al modo
de una enfermedad. Avanza irregularmente hacia arriba, abajo y los costados,
cubre las superficies. De pronto ralea, entra en una falsa remisión
y luego reaparece con virulencia; toma las paredes y techos y se expande
en forma de cicatrices y costuras, sarpullidos e invasiones pilosas.
Si la instalación de Martínez tiene un sentido político
de apropiación, también lo tiene el trabajo de Beltrame,
Jardín de la República, sólo que en este
caso se trata de una micropolítica. Las piezas que
Beltrame presenta también proponen, aunque en clave microscópica,
el arte como un tejido, o una red, que avanza contenida hasta ocupar simbólicamente
la proyección de un territorio: un mapa.
Mientras en Martínez la ocupación territorial es concreta,
porque se produce sobre las paredes de la sala, en Beltrame es metafórica,
porque sus tejidos realizados en una técnica de encaje tradicional,
la randa (en céltico significa límite) que consiste
en un tejido grueso, de nudos apretados van componiendo, en piezas
diminutas, las divisiones administrativas de la provincia de Tucumán.
Cada pequeño recorte, aplicado en la pared inmensa, luce como una
manchita fuera de escala, casi como una pieza de entomología: se
cruza la pequeñez simbólica del territorio tucumano (en
el contexto del mapa nacional ausente), desarmado en partes menores, que
resultan de la división política de la provincia, en el
doble sentido (administrativo y estratégico) de la política.
Así, un encaje fabricado a partir de una variación de puntos
y diseños va desperdigando fragmentos de tejido con los nombres
geográficos departamentales: Lules, Tafí del Valle, Alberdi,
Simoca, Graneros, Monteros, Leales, Famaillá, Chicligasta y así
siguiendo. Las piecitas explica la artista se exhiben
por separado, porque el puzzle hay que armarlo como a nuestra historia,
bastante desgraciada, dolorosa y contradictoria.
Las dos artistas, en diferentes escalas, relacionan fuertemente las nociones
de política del cuerpo y del territorio, a través del nexo
que establece un tejido. Mientras que en un caso el tejido busca, en una
primera lectura, territorializar, concentrar y marcar los límites
(con la randa) como si fueran las piezas de un rompecabezas;
en el otro se quiere desterritorializar: trazar líneas de fuga
y brotes pilosos, en una desarticulación y apropiación completa
del espacio.
La obra de Beltrame dirige y concentra la mirada del espectador hacia
determinados puntos. La de Martínez introduce un componente errático
y obliga ajustar el ojo. Por momentos la concentración casi
un dibujo de líneas y puntos se vuelve cargada, por momentos
se diluye y reaparece.
Como explica
Marcos Figueroa en el catálogo de la exposición: Desde
1980 Tucumán inicia un proceso de apertura y de ruptura con respecto
a los conceptos tradicionales del arte y las concepciones del espacio
en las prácticas entendidas como compartimientos estancos de la
pintura, la escultura, el grabado, etc., a partir de las ambientaciones
del GrupoNorte primero, y las propuestas del Grupo Crónica después.
A partir de allí se sucede una larga e ininterrumpida lista de
intervenciones artísticas explorando las posibilidades discursivas
que desbordan los límites del cuadro, en un complejo que ocupa
el espacio real arquitectónico, el urbano y hasta el paisaje natural,
como fue el caso de las intervenciones del Grupo Surco hacia finales de
esa década. Transitada la etapa de los experimentalismos de los
80, sobreviene una década de síntesis y las homologías
con otros centros productivos no demoran en producirse. Así pues,
en los 90 encontramos a Beltrame y Martínez con una obra
ya madura, habiendo sido ambas protagonistas del proceso mencionado.
Carlota Beltrame nació en San Miguel de Tucumán en 1960.
Es licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Artes de la
Universidad Nacional de Tucumán (UNT), en la que ahora es docente.
Ha obtenido becas (de la UNT y la Fundación Antorchas, entre otras
instituciones), para realizar estudios de perfeccionamiento, especialización
y posgrado en el Taller de Barracas (de Antorchas) y para Facultades de
España y Alemania. Realizó exposiciones en Tucumán,
Rosario, Buenos Aires, así como en Los Angeles (EE.UU.) y Dusseldorf
(Alemania).
Claudia Martínez nació en Catamarca en 1966. Es licenciada
en Artes Plásticas por la UNT. Recibió becas de estímulo
a la creación artística y para seminarios de análisis
y producción de la Fundación Antorchas; una beca del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para el último taller de
Guillermo Kuitca que funcionó en el Centro Borges (1997/98) y actualmente
es becaria de la UNT en iniciación a la investigación.
Ambas artistas forman parte del grupo tucumano Tenor Grasso, con el que
han presentado espectáculos multimedia y de diseño de indumentaria.
(En el Centro Borges, Viamonte y San Martín, hasta el 3 de octubre.)
Inauguran en la semana
- Primera Bienal Argentina de Gráfica Latinoamericana,
organizada por el Museo Nacional del Grabado, hoy, Centro Borges,
Viamonte y San Martín.
- Cristina Villamor, pinturas, el jueves 28, en Beckett, El Salvador
4960.
- María Gnecco, pinturas, el jueves 28, en Cerviño 3626.
- Bienal de arte de Moreno, para estudiantes e iniciados, el 28, 29
y 30, en Emilio Mitre 2556 de la ciudad de Moreno.
- Miguel Rep, dibujos, el 29, en Bauness 1486, Parque Chas, por los
festejos del 75º años del barrio, organizada por la Comisión
de Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.
- Karin Shammah y Paola Wilhelm, pinturas, el lunes 2 de octubre,
en la galería Roberto Martín, Defensa 1344.
Un bis en Rosario
El sábado 30 a las 20 se inaugurará en la ciudad
de Rosario la galería de arte BIS, con una muestra en la
cual cinco artistas locales de reconocimiento y trayectoria internacional
presentarán a cinco nuevos. Andrea Ostera, Román Vitali,
Aurelio García, Claudia del Río y Hugo Cava, presentan,
respectivamente, a Silvina Alvarez, Marina Grisiuck, Jorgelina Toya,
Carlos Herrera y Celina Fuster. La nueva galería rosarina
está en Callao 153 (www.artebis.com.ar).
Natural y artificial
Hasta el 15 de octubre, en La Casona de Olivera, se presenta
el ciclo Naturaleza artificial, visiones y sonidos contemporáneos
sobre el paisaje, el entorno y la naturaleza. Participan, entre
otros, Carlos Trilnick, Dino Bruzzone, Marcela Fernández
Mouján, Mónica Jacobo, Paula Grandío, Pompi
Gutnisky. La casona está en Lacarra y Directorio, Parque
Avellaneda. Informes: 4671-2220/7565.
Sucursal en Miami
La Galería Diana Lowenstein, de Avenida Alvear 1595,
inaugura una sede en la ciudad de Miami, donde promoverá
el arte argentino. El viernes 6 de octubre abre una muestra de Hernán
Dompé, Juan Lecuona, Tulio Romano, Oscar Páez y el
artista cubano residente en Buenos Aires José Franco.
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CAMBIOS
EN UN PESIMO REGLAMENTO
Nuevas reglas para
el Salón
Hoy al mediodía,
en el Palais de Glace (Posadas 1725), su nuevo director Claudio Massetti,
junto con el secretario de Cultura de la Nación, Darío Lopérfido,
y el subsecretario de Cultura, Hugo Storero, lanzarán el nuevo
reglamento de los Salones Nacionales. El tradicional Salón, a lo
largo de su historia, pocas veces mostró lo más interesante
del arte argentino de cada época, y a través de los años
consiguió una pareja involución. A esto se suma que su reglamento
vetusto impidió la participación de artistas dedicados a
técnicas más contemporáneas y de la crítica
especializada. Sin embargo, aun en sus peores épocas ha resultado
una buena oportunidad para que los artistas plásticos de todo el
país mostraran su obra. Se anunciarán, entre otras, modificaciones
en las sumas de los premios, en el sistema de selección de los
jurados, en la apertura a otras disciplinas además de las
tradicionales, como el arte electrónico y la revalorización
de los artistas del interior. Asimismo, el Salón dejará
de ser itinerante por el interior y volverá a la ciudad de Buenos
Aires, aunque no solamente tendrá como sede el Palais sino también
la muestra se extenderá a un circuito que incluirá museos
y centros culturales de la zona.
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