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CARLOTA BELTRAME Y CLAUDIA MARTINEZ
Dos tucumanas sobre el límite

En �Ojo al País�, la sala donde el Fondo de las Artes exhibe buen arte del interior, una muestra doble reflexiona acerca de la relación entre el territorio, la política y el cuerpo.

Por Fabián Lebenglik

t.gif (862 bytes)  La muestra conjunta que presentan las artistas tucumanas Carlota Beltrame y Claudia Martínez en la sala “Ojo al País” que el Fondo Nacional de las Artes dirige en el Centro Borges con el apoyo de la Fundación Antorchas, induce a pensar que el arte es, entre tantas otras posibilidades, una técnica de ocupación de la superficie y el espacio. En tanto “ocupación”, la técnica se vuelve estratégica y los modos de llevarla a cabo le dan un marco político a esa intención. La ocupación se vuelve conquista.
En “Síntoma”, la instalación de pared con hilos y canutitos de plástico de Claudia Martínez, esa posesión del espacio se produce por un crecimiento alocado y en todas direcciones, a partir de varios puntos. En este sentido, la estrategia de ocupación se traduce como una invasión territorial caótica y descontrolada que se desarrolla, tal como sugiere el título de obra, al modo de una enfermedad. Avanza irregularmente hacia arriba, abajo y los costados, cubre las superficies. De pronto ralea, entra en una falsa remisión y luego reaparece con virulencia; toma las paredes y techos y se expande en forma de cicatrices y costuras, sarpullidos e invasiones pilosas.
Si la instalación de Martínez tiene un sentido político de apropiación, también lo tiene el trabajo de Beltrame, “Jardín de la República”, sólo que en este caso se trata de una “micropolítica”. Las piezas que Beltrame presenta también proponen, aunque en clave microscópica, el arte como un tejido, o una red, que avanza contenida hasta ocupar simbólicamente la proyección de un territorio: un mapa.
Mientras en Martínez la ocupación territorial es concreta, porque se produce sobre las paredes de la sala, en Beltrame es metafórica, porque sus tejidos –realizados en una técnica de encaje tradicional, la randa (en céltico significa “límite”) que consiste en un tejido grueso, de nudos apretados– van componiendo, en piezas diminutas, las divisiones administrativas de la provincia de Tucumán. Cada pequeño recorte, aplicado en la pared inmensa, luce como una manchita fuera de escala, casi como una pieza de entomología: se cruza la pequeñez simbólica del territorio tucumano (en el contexto del mapa nacional ausente), desarmado en partes menores, que resultan de la división política de la provincia, en el doble sentido (administrativo y estratégico) de la “política”. Así, un encaje fabricado a partir de una variación de puntos y diseños va desperdigando fragmentos de tejido con los nombres geográficos departamentales: Lules, Tafí del Valle, Alberdi, Simoca, Graneros, Monteros, Leales, Famaillá, Chicligasta y así siguiendo. “Las piecitas –explica la artista– se exhiben por separado, porque el puzzle hay que armarlo como a nuestra historia, bastante desgraciada, dolorosa y contradictoria.”
Las dos artistas, en diferentes escalas, relacionan fuertemente las nociones de política del cuerpo y del territorio, a través del nexo que establece un tejido. Mientras que en un caso el tejido busca, en una primera lectura, territorializar, concentrar y marcar los límites (con la “randa”) como si fueran las piezas de un rompecabezas; en el otro se quiere desterritorializar: trazar líneas de fuga y brotes pilosos, en una desarticulación y apropiación completa del espacio.
La obra de Beltrame dirige y concentra la mirada del espectador hacia determinados puntos. La de Martínez introduce un componente errático y obliga ajustar el ojo. Por momentos la concentración –casi un dibujo– de líneas y puntos se vuelve cargada, por momentos se diluye y reaparece.
Como explica Marcos Figueroa en el catálogo de la exposición: “Desde 1980 Tucumán inicia un proceso de apertura y de ruptura con respecto a los conceptos tradicionales del arte y las concepciones del espacio en las prácticas entendidas como compartimientos estancos de la pintura, la escultura, el grabado, etc., a partir de las ambientaciones del GrupoNorte primero, y las propuestas del Grupo Crónica después. A partir de allí se sucede una larga e ininterrumpida lista de intervenciones artísticas explorando las posibilidades discursivas que desbordan los límites del cuadro, en un complejo que ocupa el espacio real arquitectónico, el urbano y hasta el paisaje natural, como fue el caso de las intervenciones del Grupo Surco hacia finales de esa década. Transitada la etapa de los experimentalismos de los ‘80, sobreviene una década de síntesis y las homologías con otros centros productivos no demoran en producirse. Así pues, en los ‘90 encontramos a Beltrame y Martínez con una obra ya madura, habiendo sido ambas protagonistas del proceso mencionado”.
Carlota Beltrame nació en San Miguel de Tucumán en 1960. Es licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), en la que ahora es docente. Ha obtenido becas (de la UNT y la Fundación Antorchas, entre otras instituciones), para realizar estudios de perfeccionamiento, especialización y posgrado en el Taller de Barracas (de Antorchas) y para Facultades de España y Alemania. Realizó exposiciones en Tucumán, Rosario, Buenos Aires, así como en Los Angeles (EE.UU.) y Dusseldorf (Alemania).
Claudia Martínez nació en Catamarca en 1966. Es licenciada en Artes Plásticas por la UNT. Recibió becas de “estímulo a la creación artística” y para seminarios de “análisis y producción” de la Fundación Antorchas; una beca del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para el último taller de Guillermo Kuitca que funcionó en el Centro Borges (1997/98) y actualmente es becaria de la UNT en “iniciación a la investigación”.
Ambas artistas forman parte del grupo tucumano Tenor Grasso, con el que han presentado espectáculos multimedia y de diseño de indumentaria. (En el Centro Borges, Viamonte y San Martín, hasta el 3 de octubre.)

Inauguran en la semana
- Primera Bienal Argentina de Gráfica Latinoamericana, organizada por el Museo Nacional del Grabado, hoy, Centro Borges, Viamonte y San Martín.
- Cristina Villamor, pinturas, el jueves 28, en Beckett, El Salvador 4960.
- María Gnecco, pinturas, el jueves 28, en Cerviño 3626.
- Bienal de arte de Moreno, para estudiantes e iniciados, el 28, 29 y 30, en Emilio Mitre 2556 de la ciudad de Moreno.
- Miguel Rep, dibujos, el 29, en Bauness 1486, Parque Chas, por los festejos del 75º años del barrio, organizada por la Comisión de Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.
- Karin Shammah y Paola Wilhelm, pinturas, el lunes 2 de octubre, en la galería Roberto Martín, Defensa 1344.

Un bis en Rosario
El sábado 30 a las 20 se inaugurará en la ciudad de Rosario la galería de arte BIS, con una muestra en la cual cinco artistas locales de reconocimiento y trayectoria internacional presentarán a cinco nuevos. Andrea Ostera, Román Vitali, Aurelio García, Claudia del Río y Hugo Cava, presentan, respectivamente, a Silvina Alvarez, Marina Grisiuck, Jorgelina Toya, Carlos Herrera y Celina Fuster. La nueva galería rosarina está en Callao 153 (www.artebis.com.ar).

Natural y artificial
Hasta el 15 de octubre, en La Casona de Olivera, se presenta el ciclo “Naturaleza artificial”, visiones y sonidos contemporáneos sobre el paisaje, el entorno y la naturaleza. Participan, entre otros, Carlos Trilnick, Dino Bruzzone, Marcela Fernández Mouján, Mónica Jacobo, Paula Grandío, Pompi Gutnisky. La casona está en Lacarra y Directorio, Parque Avellaneda. Informes: 4671-2220/7565.

Sucursal en Miami
La Galería Diana Lowenstein, de Avenida Alvear 1595, inaugura una sede en la ciudad de Miami, donde promoverá el arte argentino. El viernes 6 de octubre abre una muestra de Hernán Dompé, Juan Lecuona, Tulio Romano, Oscar Páez y el artista cubano residente en Buenos Aires José Franco.

CAMBIOS EN UN PESIMO REGLAMENTO
Nuevas reglas para el Salón

Hoy al mediodía, en el Palais de Glace (Posadas 1725), su nuevo director Claudio Massetti, junto con el secretario de Cultura de la Nación, Darío Lopérfido, y el subsecretario de Cultura, Hugo Storero, lanzarán el nuevo reglamento de los Salones Nacionales. El tradicional Salón, a lo largo de su historia, pocas veces mostró lo más interesante del arte argentino de cada época, y a través de los años consiguió una pareja involución. A esto se suma que su reglamento vetusto impidió la participación de artistas dedicados a técnicas más contemporáneas y de la crítica especializada. Sin embargo, aun en sus peores épocas ha resultado una buena oportunidad para que los artistas plásticos de todo el país mostraran su obra. Se anunciarán, entre otras, modificaciones en las sumas de los premios, en el sistema de selección de los jurados, en la apertura a otras disciplinas –además de las tradicionales–, como el arte electrónico y la revalorización de los artistas del interior. Asimismo, el Salón dejará de ser itinerante por el interior y volverá a la ciudad de Buenos Aires, aunque no solamente tendrá como sede el Palais sino también la muestra se extenderá a un circuito que incluirá museos y centros culturales de la zona.

 

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