La tortura a menores en comisarías de la provincia de Buenos Aires parece formar parte, a esta altura, de la política de seguridad de la provincia. Pese a una intimación de la Suprema Corte de Justicia al gobierno provincial para que haga cesar los tormentos a los chicos detenidos, se siguen registrando denuncias en ese sentido. Esta vez fue en la comisaría de Benavídez, en el partido de Tigre. Un chico de 16 años, allí detenido, denunció a la Justicia que policías de esa seccional lo golpearon y hasta le colocaron una bolsa de nylon en la cabeza. El asesor de Menores de San Isidro, Carlos Bigalli, pidió a la Cámara de Apelaciones local que inhabilite esa comisaría para el alojamiento de menores. �La policía está trabajando muy mal. No existe la investigación y pretende resolver los casos pegándole a los detenidos�, cuestionó Fernando Maroto, miembro de ese tribunal. �Este es el resultado �agregó� de las políticas de mano dura impulsadas desde la gobernación.� La de Benavídez era hasta ayer la única comisaría del Departamento Judicial de San Isidro autorizada para alojar menores. Con anterioridad, la Cámara de Apelaciones y Garantías había clausurado los calabozos de las comisarías de Barrancas de San Isidro �en mayo� y de Victoria �en agosto�, por malos tratos a los menores que allí se alojaban. También en agosto se conoció un informe elaborado por el asesor de Menores Bigalli, en el que se daba cuenta que los casos de torturas a chicos en comisarías bonaerenses se triplicaron durante la gestión de Carlos Ruckauf. Ese informe fue enviado por Bigalli a la Suprema Corte provincial, que manifestó su �honda preocupación� por las torturas y tratos crueles e inhumanos que sufren los menores en las comisarías. El máximo tribunal provincial intimó al ministro de Seguridad, Ramón Orestes Verón, a que tome medidas para �evitar la reiteración de tales ilícitos por parte del personal policial�. Ahora, al recibir la denuncia del adolescente detenido en Benavídez, Bigalli le pidió al juez de Menores Néstor Cámere que se abstenga de alojar menores en esa comisaría, y reclamó a la Cámara de San Isidro que inhabilite esa seccional para la detención de adolescentes. �Pedimos un informe al juez de Garantías y al fiscal que intervienen en este caso y en las próximas horas vamos a tomar una decisión�, dijo Maroto a Página/12. El magistrado adelantó que enviará un informe sobre el caso a la Corte provincial para que el tribunal �tome las medidas pertinentes�. El denunciante, un chico de 16 años detenido por robo, le dijo al juez de Menores que lo indagaba, que dos policías lo golpearon y hasta le colocaron en la cabeza una bolsa de nylon, lo que se conoce como submarino seco, según informaron fuentes vinculadas con la causa. Después de la denuncia, para su seguridad, el chico fue derivado a un instituto de menores de La Plata. El caso de torturas es investigado por la Fiscalía de San Isidro. La Cámara de San Isidro deberá decidir si accede al pedido de Bigalli de inhabilitar a esa comisaría para el alojamiento de menores, dado que �no existe certeza de que los derechos de los niños detenidos (en esa comisaría) sean respetados�. El caso recayó en la Sala I de ese tribunal. Fernando Maroto, integrante de esa Sala, evaluó que estos hechos �están creciendo al amparo de la cultura de mano dura, impulsada desde la gobernación, que es interpretada por la policía como un fuerte respaldo a esas prácticas�. El camarista consideró que esas políticas no contribuyen a mejorar la seguridad en la provincia, pues �lo que se consigue es ensañarse con delitos de poca monta, deteniendo a los pobres chicos que no pueden defenderse, que a veces son partícipes de hechos pero otras veces no, mientras las bandas organizadas siguen actuando con total comodidad�. �La policía, lamentablemente, está en un proceso avanzado de deterioro. La investigación no existe y si se consigue esclarecer algo es por accidente o pegándole al detenido�, agregó Maroto. Para el magistrado, la solución para estos hechos es �instrumentar un lugar de tránsito, donde los menores no estén bajo la custodia de los policías que los golpean�.
|