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GALVARINO RESPONSABILIZO A SUBORDINADOS Y SUPERIORES
Federales que se pasan la pelota

En su declaración ante el juez, Galvarino negó las imputaciones y descargó las culpas sobre el comisario Gustavo Carca. Pero por las dudas también apuntó hacia arriba: dijo que tras la fuga estuvo junto a él en todo momento el subjefe de la fuerza, comisario general Cannizzaro.

El comisario general Roberto Galvarino, tras declarar ante el juez Cavallo por la fuga. Le dijo que el subjefe de la Federal estuvo todo el tiempo junto a él en la Alcaidía. 

Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) El comisario general Roberto Galvarino se lavó las manos. Ante el juez federal Gabriel Cavallo, dijo que él no dio ninguna orden para encubrir la fuga de �Tractorcito� Cabrera y los dos paraguayos del Departamento Central de Policía y descargó la culpa de todo sobre sus subordinados. Galvarino negó haber dado indicaciones a los testigos para que mintieran, aseguró que no hizo desaparecer teléfonos celulares y que tampoco ordenó esconder el handy que los prófugos usaron para escaparse. En cambio, le tiró toda la responsabilidad al comisario Gustavo Carca, su subalterno. Al mismo tiempo, Galvarino trató de escudarse en la conducción de la fuerza y señaló que el subjefe de la Federal, el comisario general Osvaldo Cannizzaro, estuvo todo el tiempo junto a él dentro de la Alcaidía. 
La postura de Galvarino promete alimentar el malestar dentro de la fuerza, porque los cuadros medios de la Federal están pidiendo a los jefes que asuman de una vez por todas la responsabilidad sobre lo que pasó, no sólo en la maniobra armada para tapar lo sucedido sino también sobre las pésimas condiciones de seguridad que había en el Departamento Central, donde los presos más que en una cárcel parecían estar en un hotel. Ayer los doce policías sospechados de haber favorecido o encubierto la fuga recuperaron la libertad, aunque siguen imputados. No todos quisieron declarar en el expediente judicial lo que saben, pero algunos se animaron a decir algunas cosas. Y lo que señalaron apunta justamente contra el comisario que jura no haber dado las órdenes. 
Fuentes con acceso a la causa dijeron a este diario que el oficial Darío Montaña dejó en claro que Galvarino fue el que dio las órdenes por las que las pruebas desaparecieron. Montaña vio, por ejemplo, cuando Galvarino le daba indicaciones precisas al comisario Carca. El preso Diego Barreda, por su parte, también apuntó contra él y aseguró que Galvarino fue quien le pidió que mintiera para dejar bien parada a la Federal. 
Galvarino se defendió con un argumento central: �El sumario lo hizo (el titular de la comisaría sexta Gustavo) Carca y yo no le di ninguna instrucción�, les dijo a los investigadores. Declaró durante más de dos horas y quedó en libertad, imputado por el supuesto ocultamiento de pruebas e instigación al falso testimonio. 
Mientras Galvarino era interrogado, una delegación allanó la comisaría sexta buscando algunas de las cosas que se esfumaron de la Alcaidía la noche de la fuga. Encontraron un plano hecho a mano del Departamento Central, que posiblemente sea el que los presos de la AMIA dijeron que estaba en las celdas y que habría sido ocultado. 
Por otra parte, un nuevo dato se sumó a la trama del encubrimiento: los encargados de la pesquisa confirmaron que la Federal intentó hacer creer que el sargento Sofío Godoy había quedado en estado inconsciente durante más de 20 horas, cuando en realidad el guardia estuvo perfectamente lúcido todo el tiempo. Godoy fue el segundo de los guardias que la noche de la fuga entró al pabellón donde estaban los presos dejando la puerta de salida abierta. Los investigadores tuvieron que esperar tres días para interrogarlo porque se aducía que estaba al borde del coma en el Hospital Churruca. Y en tren de sostener esta mentira, alguien de la Federal robó dos hojas de la historia clínica del sargento, en las que quedaba en claro que había sufrido sólo lesiones menores. 
Los policías que volvieron a sus casas son la auxiliar Victoria Locatelli �la primera en ser maniatada por los prófugos la noche del escape�, el sargento Sofío Godoy, el comisario Hugo López y un oficial de apellido Parodis, quien tenía el handy con el que los presos podían escuchar la frecuencia policial. Los cuatro son sospechosos de haber favorecido el escape. 
También obtuvieron la excarcelación los seis efectivos de la comisaría sexta, imputados de haber encubierto la fuga: el jefe de la seccional Carca, los subcomisarios Ricardo Mur y Pablo Orsi, el inspector DaríoMontaña y los principales Adalberto Rosa y Pedro de Rui. Cavallo sostuvo que ordenó estas libertades porque los delitos que se les imputan son excarcelables y a esta altura de la investigación ya no teme que puedan interferir con la pesquisa, motivo por el cual los mantenía detenidos. 
Hoy van a ser indagados otros cinco policías que trabajaban en la Alcaidía y que ya fueron separados de la fuerza. En los próximos diez días el juez deberá resolver la situación procesal del ex superintendente de Seguridad Roberto Galvarino. 
El jefe de la Federal, Rubén Santos, tuvo ayer un par de palabras sobre el escándalo provocado por la fuga. Reiteró que no piensa renunciar y no descartó que detrás de todo el episodio haya una interna en su contra. Cuando le preguntaron qué pensaba de Galvarino, sostuvo que el comisario tuvo �una cuota de responsabilidad� porque �era el número uno en el sector� de donde se escaparon los tres presos. 

 

 

Lissi, el reemplazante

En una ceremonia íntima, lejos del mundanal ruido, el comisario general Oscar Horacio Lissi asumió ayer como nuevo superintendente de Seguridad Metropolitana, en reemplazo del renunciante comisario general Roberto Galvarino. Sobre Lissi se dijo que es un hombre �formado en el área metropolitana� que, a lo largo de su carrera, pasó por la Guardia de Infantería, Tránsito, la Policía Montada y Orden Urbano. Con la misma discreción, tratando de �volver al trabajo� luego del escándalo por la fuga, asumieron otros tres nuevos jefes de la Federal, designados para suceder a otros de los que fueron pasados a disponibilidad preventiva. 
En la Dirección General de Operaciones asumió la titularidad el comisario mayor Carlos Alberto Capuchetti, en lugar del comisario Julio Díaz, uno de los primeros en ser relevado luego de la fuga. Al frente del Departamento Orden Público quedó el comisario inspector Daniel Omar Vigliano, en reemplazo del comisario Néstor Molas. 
Por último, el nuevo jefe de la Alcaidía del Departamento Central es el comisario Jorge Néstor Avila, quien hasta ahora venía desempeñándose en un lugar mucho más tranquilo y ameno: era segundo jefe del Departamento Asuntos Culturales. El removido ex jefe de la Alcaidía, epicentro del terremoto, es el comisario Hugo Miguel López, quien ayer recuperó su libertad, pero sigue involucrado en la causa. 
El comisario general Lissi, que en febrero cumplió 50 años, venía desempeñándose como superintendente de Seguridad Ferroviaria, cargo al que llegó de la mano del actual jefe de la Federal, Rubén Santos. El puesto que dejó vacante Lissi fue ocupado por el comisario Eduardo Amarante. El nuevo director general de Orden Urbano, Alberto Capuchetti, era hasta ahora el jefe de la Región 1ª de Interior, con destino en La Plata. 

 

 

La abogada de una policía quiso presentarlo
El preso que salió tres veces

Por Carlos Rodríguez

�La Alcaidía era un �viva la pepa� y por eso hubo tantas presiones de la superioridad para que eso no saltara a la luz�. La fuente, allegada a la investigación, confirmó a Página/12 que la auxiliar de la Policía Federal Verónica Locatelli, una de las primeras en ser detenidas, tuvo la llave para deslindar su responsabilidad, pero optó por desecharla para evitar un enfrentamiento con sus jefes. La primera defensora de Locatelli �ahora reemplazada por el abogado Miguel Angel Pierri� propuso presentar el testimonio de un ex detenido, testigo de identidad reservada en la causa por el secuestro del empresario Rodolfo Clutterbuck, que estando preso en la Alcaidía del Departamento Central �pudo salir en tres oportunidades, sin problemas�, con la aparente complicidad de los guardias. Esto había ocurrido en 1993 y jamás se conoció públicamente. 
La abogada María Luján Marturano fue la primera persona que asumió la defensa de Locatelli, pero tuvo que renunciar al cargo porque proponía una estrategia de defensa que �se chocaba de lleno con lo que estaba pidiendo la auxiliar Locatelli�, comentó a este diario una fuente vinculada a la causa. Marturano había tomado contacto con el testigo, pero la imputada Locatelli se negó a dar el paso porque la alternativa �hubiera generado un gran enfrentamiento con la institución y eso era algo no deseado por ella, que tiene 20 años de trayectoria en la Federal�, explicó la fuente. 
Un vocero judicial estimó, en cambio, que la auxiliar Locatelli �debe haber recibido fuertes presiones porque es eso lo que ha ocurrido y lo que motivó que la investigación fuera subiendo en la escala jerárquica�. El testigo nunca llegó a presentarse a prestar declaración porque Locatelli se opuso. �Ella nunca pensó en declarar contra sus superiores ni contra la institución�, aclaró una de las fuentes consultadas. De todos modos, otros de los imputados sí lo hicieron y el desorden que se vivía en la Alcaidía quedó al desnudo de cualquier manera. 
El abogado Miguel Angel Pierri, nuevo defensor de Locatelli, le dijo a este diario que su representada �ya acreditó su falta de responsabilidad en los hechos por los cuales está siendo investigada�. Pierri confirmó que hubo �un cambio de estrategia� que lo llevó a reemplazar a la doctora Marturano, pero eludió precisar cuál fue ese cambio. 
Fuentes judiciales, por su parte, aseguraron que Locatelli sólo fue excarcelada pero sigue como imputada por el delito de �facilitación de fuga�. La fuente dijo a este diario que �es cierto que la Alcaidía era un �viva la pepa� donde todo era posible, pero también es cierto que existen elementos para imputarle a Locatelli su participación concreta en la fuga que se investiga�. En el caso Clutterbuck hubo varias búsquedas infructuosas del cuerpo del empresario, en la zona del Tigre. Los datos fueron aportados por el testigo que estuvo preso en la Alcaidía. 

 

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