Por
Carlos Rodríguez
De las declaraciones y pruebas reunidas en la causa, surge en
principio que el comisario Carca no dijo la verdad. Una fuente judicial
confió a Página/12 que la situación procesal del
comisario Gustavo Carca, ex titular de la comisaría sexta, se viene
agravando en la causa donde se investiga la fuga del Departamento Central
de Policía. En síntesis, puede decirse que Carca, como responsable
de la dependencia a cargo de la instrucción de la fuga, mintió
cuando le dijo al juez federal Gabriel Cavallo que el oficial Sofío
Godoy, uno de los guardias de la Alcaidía, estuvo 20 horas inconsciente
a consecuencia de los golpes recibidos de parte de los tres fugados. Carca
volvió a faltar a la verdad cuando dijo que la versión falsa
se la había dado un subordinado suyo que ayer, al prestar declaración
ante el magistrado, desmintió a su superior. Cavallo cuenta también
con el testimonio de los médicos que asistieron a Godoy y que certificaron
que nunca perdió el conocimiento.
Por si fuera poco, los médicos del Hospital Churruca señalaron
que faltarían dos hojas del informe con la historia clínica
de Godoy que ellos habían presentado y en el cual se dejaba constancia
que tenía heridas leves. Solo le dieron un punto de sutura detrás
de una oreja y lo asistieron por un hematoma en el mentón. La desaparición
de esos elementos de prueba se sumaría al misterioso extravío
del croquis manuscrito que señalaba el camino para escapar de la
Alcaidía.
La existencia del plano había sido señalada al juez por
Diego Barreda, quien sostuvo que el papel había sido dejado dentro
de la celda que ocupaban los paraguayos Fidencio Vega Barrios y Luis Rojas,
quienes se escaparon el 17 de setiembre pasado junto con Daniel Tractorcito
Cabrera. Barreda aseguró que él, personalmente, había
dado el plano al comisario Carca, quien ni siquiera mencionó la
existencia de ese documento. Y cuando fue indagado por Cavallo negó
la existencia de ese croquis, aunque luego apareció un papel muy
similar en un despacho de la comisaría sexta, muy cerca del escritorio
que ocupaba Carca. El papel hallado le será mostrado a Barreda
para que lo identifique.
Con esos antecedentes, ayer Carca recibió un nuevo cachetazo. Esta
vez se lo dio un policía de apellido Palmieri, que estaba al mando
de Carca en la comisaría sexta y que se encargó de la custodia
de Godoy durante la permanencia de éste en el Churruca. Palmieri
afirmó que nunca le dijo a su superior que Godoy estaba grave,
sino todo lo contrario. Cavallo ya sabía que el guardia de la Alcaidía
sólo sufrió lesiones leves y que nunca estuvo inconsciente.
Ese supuesto problema demoró varios días la declaración
indagatoria de Godoy.
Los informes sobre la situación de Godoy fueron presentados ante
Cavallo por Carca y por el comisario principal Adalberto Rosas, otro de
los policías que trabajaba en la sexta y que están imputados
en la causa. La gran pregunta es ¿qué conocimiento tuvo
del croquis y del informe médico sobre Godoy el comisario general
Roberto Galvarino? En su indagatoria, el ex superintendente de Seguridad
Metropolitana delegó la responsabilidad en su subordinado Carca
y también le apuntó al subjefe de la Federal, comisario
general Osvaldo Canizzaro, a quien puso como testigo de todo lo actuado
por él durante los días que sucedieron al de la fuga.
En la investigación del hecho hay varios artículos del Código
Penal que se entrecruzan, desde favorecer la fuga, que tiene una pena
de un mes a cuatro años de prisión, hasta encubrimiento,
penado con seis meses a tres años de prisión. También
podrían aparecer configurados los delitos de violación de
los deberes de funcionario público y sustracción de prueba.
Por el momento hay 13 imputados a los que se les concedió la libertad
por ser delitos excarcelables, pero una vez que se llegue al juicio oral,
puede haber condenas de cumplimiento efectivo.
En ese marco, la situación de Carca aparece como muy complicada.
Ayer concurrieron a prestar declaración otros tres policías
de apellido Domínguez, Salazar y López. Los tres formaban
parte de la dotación establede la Alcaidía. Todos negaron
que el lugar fuera inseguro o una invitación a la fuga. Hoy declararán
otros dos guardias, pero ya en la causa hay elementos que indican que
el Departamento Central estaba lejos de ser una fortaleza inexpugnable.
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