Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

�Un psicólogo acá�, la fórmula para reactivar que compró Machinea

El ministro resaltó en Praga el entusiasmo de los inversores extranjeros por el país �pero al llegar hablan con la gente y se desalientan�, aseguró.

 

t.gif (862 bytes)  José Luis Machinea lamentó ayer que los argentinos no confíen en la política económica. Tanto el ministro como el FMI comparten el diagnóstico: la reactivación se demora por un problema anímico. “Los inversores extranjeros van con mucho entusiasmo al país, pero al llegar hablan con la gente y se desalientan”, describió el jefe del Palacio de Hacienda desde Praga. Y remarcó que “afuera nos ven mejor de lo que nos vemos nosotros mismos”. “Que los argentinos creamos en Argentina es fundamental”, completó. Tomás Raichmann, uno de los auditores del FMI para la Argentina, también había opinado que el estancamiento económico obedece a un problema de “psicología social”. En función de esa lectura, Machinea insistió en que mantendrá el rumbo que le imprimió a su gestión, lo cual le valió la aprobación de las máximas autoridades del FMI, Horst Köehler y Stanley Fischer, con quienes se entrevistó ayer.
En esas reuniones cosechó el respaldo formal del organismo, aunque en su interior hay visiones contradictorias sobre las perspectivas económicas a corto plazo. El economista jefe del FMI, Michael Mussa, considera que aún es lejana la posibilidad de consolidar un crecimiento sostenido. Y más allá de que Köehler y Fischer manifiesten en público su confianza en la política económica, el FMI es remiso a incluir a la Argentina entre los países que merecerían el “premio” de la concesión de un crédito contingente. Esa nueva línea financiera que está terminando de delinear el Fondo estará destinada a naciones con economías florecientes.
El equipo económico aspiraba a que sus negociaciones en Praga con la cúpula del FMI allanara el camino para acceder a los créditos contingentes. Pero no obtuvo la respuesta que esperaba. El beneficio de contar con un colchón financiero cercano a los 10 mil millones de dólares sería despejar el eventual temor de los acreedores al incumplimiento de los pagos de la deuda, y desalentar un ataque especulativo contra el peso. Machinea declaró ayer que “por el momento” Argentina no pretende conseguir esos fondos, que estimó en 7400 millones de dólares de acuerdo a la cuota que el país aporta al FMI.
“No existen problemas de financiamiento”, dijo el ministro, y subrayó que “son muchas las ofertas que tenemos de distintos bancos de inversión para la emisión (y la compra) de bonos globales, pero por el momento estamos diciendo que no”. No obstante, esas colocaciones son considerablemente más costosas que el crédito contingente del FMI, con el que por ahora Machinea no podrá contar.
Al referirse a la situación interna, el ministro dijo que “ahora es el momento de echar a andar la rueda, porque todo el esfuerzo que hemos hecho nos hace tener una visión moderadamente optimista, con una suba del nivel de actividad muy razonable”. Lo manifestó durante un desayuno organizado en Praga por la poderosa Asociación de Bancos de la Argentina la que, al igual que el FMI, reafirmó su confianza en la política económica. Como le ha ocurrido en eventos similares anteriores, el jefe de Economía obtiene en foros internacionales la aprobación que le cuesta conseguir en el país. En efecto, Carlos “Chacho” Alvarez le reclamó ayer “cambios” en su gestión para ganarse la confianza de la población (ver página 2).
El propio Machinea expresó que la visión del país en el exterior es hoy “bastante mejor” que antes de la Asamblea del FMI y el Banco Mundial. “La comprensión de la situación argentina es mejor que hace 30 días. Ya no existen los rumores anteriores”, indicó, en referencia a la inquietud que existía en inversores internacionales sobre la capacidad de pago de la deuda.
El ministro también se entrevistó con Tomás Raichmann y Teresa Ter Minassian. Según dijo, el encuentro sirvió para informarles los últimos datos sobre la marcha de la economía. “Registramos un aumento del crédito al sector privado, una recuperación de la actividad de la construcción y en general una buena perspectiva”, aseguró. Pero también admitió que “no hay margen fiscal para empujar la demanda y por eso se retarda la reacción de la economía”. Ese factor, sumado al “psicológico” sobre la falta de confianza de los argentinos, son las respuestas que por ahora encuentra el ministro al pobre desempeño económico.

 

Si critican, nos deprimen

Un grupo de diputados de la Alianza y el justicialismo le reprochó ayer a Tomás Raichmann, auditor del FMI para Argentina, sus “pronósticos alarmistas”, y le pidió que no omita opiniones sin sustento objetivo. El funcionario del organismo de crédito había dicho que el problema de la Argentina es “psicológico” y que se siente “defraudado” por la falta de reacción de la economía. José Luis Machinea también le pidió ayer explicaciones a Raichmann por este punto y, según afirmó, le dijo que “lo habían sacado de contexto”. La respuesta resulta llamativa, dado que el técnico del FMI formuló esas declaraciones en la publicación oficial del organismo sobre la Asamblea Anual. “Lo que dicen los calificadores de la Argentina influye en el estado psicológico de la gente y las notas que emite el FMI están influidas por ellos mismos”, se quejó el diputado Raúl Baglini (Alianza). Su par Oscar Lamberto (PJ) añadió que “acá hay una responsabilidad muy directa de los autores del libreto”, en alusión a las recetas que le dicta el FMI a la Argentina, y que tanto éste como el anterior gobierno aceptan. Jorge Remes Lenicov (PJ), en cambio, dijo que “el objetivo central de la reunión fue ratificar que no nos vamos a apartar de los parámetros de la ley de responsabilidad fiscal”.

 

PRINCIPAL