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RIO NEGRO LEGALIZO LA LIGADURA DE TROMPAS
“Por el derecho a decidir”

Es la primera provincia del país donde la ligadura de trompas y la vasectomía se consideran métodos anticonceptivos y no requieren autorización judicial. El caso de Villa Regina.

Por Andrea Ferrari

t.gif (862 bytes)  Río Negro se convirtió ayer en la primera provincia del país donde la ligadura de trompas y la vasectomía son métodos anticonceptivos legales, que no requieren autorización judicial. La Legislatura provincial aprobó por mayoría absoluta un proyecto de tres diputadas de la Alianza que modifica la ley que regula el ejercicio de la profesión médica a fin permitir esas intervenciones para personas mayores de 21 años. “Estamos consagrando el derecho personalísimo de las mujeres a decidir, en igualdad de oportunidades”, dijo a Página/12 Amanda Isidori, una de las autoras del proyecto. La aprobación de la ley tiene un antecedente inmediato: una jueza autorizó diez días atrás a 20 mujeres de la ciudad de Villa Regina a ligarse las trompas en un hospital público. Entre todas tienen 128 hijos.
Fue precisamente el caso de esa ciudad rionegrina el que empujó la iniciativa de las legisladoras Isidori, María Inés García y Delia Dieterle. En marzo pasado, el médico Mario Mas –titular del servicio de Tocoginecología del Hospital de Villa Regina– abrió un registro para las mujeres que quisieran someterse a esa intervención: en apenas un mes hubo 70 inscriptas. Eran todas mujeres de bajos recursos que habían fracasado con los métodos anticonceptivos habituales o que no habían tenido acceso a ellos. Los hijos fueron sumándose hasta ser demasiados. Apabullado por la cantidad de pedidos, el médico reclamó que se eliminara la exigencia de una autorización judicial. Después vinieron los recursos de amparo: primero 20 y luego otros 5. “Tenemos más casos que no pudimos presentar por motivos económicos”, explica Mas. El 15 de septiembre, la jueza María Evelina García se expidió: declaró inconstitucional la ley que obstaculiza la ligadura de trompas por contradecir el artículo 19 que defiende “las acciones privadas de los hombres que no ofendan el orden ni la moral ni perjudiquen a un tercero.”
En tanto, el proyecto ya había llegado a la Legislatura. Pese a la controversia que suele despertar el tema, la ley fue aprobada ayer por unanimidad casi absoluta: sólo se abstuvo un legislador del PJ que adujo “objeciones de conciencia”. “Hubo discusiones –admite María Inés García– y propuestas desechadas. Por ejemplo, un diputado había sugerido que se incluyera el “consentimiento” del marido, que luego se cambió por “conocimiento”, pero finalmente no se incorporó nada de ello: nosotras consideramos que esto es un derecho personal”. Según la norma, un equipo interdisciplinario asesorará a cualquier persona mayor de 21 años que requiera una ligadura de trompas o vasectomía y le explicará cuáles son los métodos anticonceptivos a su alcance. Pero la decisión es, en última instancia, del paciente y no del médico. El proyecto obtuvo 42 votos a favor y aunque requiere una segunda votación –el sistema de Río Negro exige esa doble vuelta– las autoras dan por sentado que el resultado será el mismo.
La ligadura de trompas es un método quirúrgico para lograr la infertilidad femenina, al que se apela cuando un nuevo embarazo puede poner en riesgo la salud de la mujer. Actualmente, en la mayoría de los hospitales los médicos se oponen a realizar la práctica sin autorización judicial porque la ley nacional 17.132 prohíbe a los profesionales “practicar intervenciones que provoquen la esterilización sin que exista indicación terapéutica perfectamente determinada”. En realidad, con los métodos actuales, la práctica es reversible en buena parte de los casos. También lo es la vasectomía, que rara vez se realiza en el país (ver aparte).
Muchos jueces, sin embargo, consideran que la autorización no es necesaria y no la expiden, por lo cual la paciente queda en medio de un peloteo entre unos y otros. Pero no es así en todos los ámbitos: los propios médicos admiten que en las clínicas privadas la intervención se efectúa sin autorización judicial. “Quisimos consagrar la igualdad de oportunidades, ya que esta práctica se realizaba en función de que lasmujeres tuvieran plata para pagarla, estableciendo una discriminación con mujeres de escasos recursos”, argumenta Amanda Isidori.
En el Congreso nacional hay en este momento un proyecto de la diputada Marta Milesi para autorizar la ligadura de trompas en los hospitales públicos sin intervención judicial. También la ombudsman porteña, Alicia Oliveira, le reclamó al Gobierno de la ciudad una norma para que no se exija en los hospitales de la ciudad el permiso del juez.
Pero ha sido Río Negro la pionera en cambiar las leyes. Anoche, al médico Mario Mas aún le resultaba difícil creer que su iniciativa hubiera llegado tan lejos.
–¿Por qué se produjo en Villa Regina esa explosión de casos? –le preguntó este diario.
–Era una necesidad, yo lo único que hice fue preguntar.

 

Qué dicen los médicos

La ligadura de trompas es un método de infertilización femenina: al unir las trompas se evita que óvulos y espermatozoides se encuentren. Existen diversos procedimientos para hacerlo y con las técnicas actuales puede revertirse en un gran número de casos.
Hay diferencias, sin embargo, en las evaluaciones que hacen del tema los médicos. Mario Mas, titular del Servicio de Tocoginecología en el Hospital de Villa Regina, afirma que “en los lugares donde se trabaja seriamente la reversibilidad está en torno al 70 por ciento”.
En cambio, para Oscar Contreras Ortiz, director del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la UBA, la posibilidad de revertir el procedimiento rondaría el 50 por ciento en algunos casos, pero “si se realiza en un lugar donde no están bien entrenados, los porcentajes de recanalización de las trompas son muy bajos”. Para Contreras Ortiz, “mientras no se modifique el Código Penal, estos casos deben ser sometidos a la Justicia”.
Sergio Pasqualini, director médico del Instituto Halitus, no arriesga porcentajes pero afirma que “hablar de esterilización es antiguo, ya que es posible revertir la intervención”. “Es otra cosa hipócrita -reflexiona–, porque en los hospitales no se hace pero en los sanatorios sí. Todos lo hemos visto.”

 

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