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LAS CHICAS DEL HOCKEY JUEGAN LA FINAL OLIMPICA
Estas Leonas valen el oro

En un miércoles exitoso para el deporte olímpico argentino, la Selección femenina venció 7-1 a Nueva Zelanda y esta madrugada jugará ante Australia, campeón olímpico. La plata está asegurada.
Página/12
en Australia

Por Eduardo Febbro
Desde Sydney

t.gif (862 bytes)  El cielo es verde como una cancha de hockey y redondo como una pelota de vóleibol. La Argentina vivió ayer la secuencia más importante del último medio siglo de su historia olímpica con la clasificación de la selección de hockey femenino para la final olímpica de esta madrugada, y el posterior paso a la semifinal del torneo de vóleibol masculino. Dos rotundas victorias, 7-1 ante la favorita Nueva Zelanda, y 3-1 ante Brasil, que fueron obtenidas con la magia de las jugadoras y el rigor táctico y el empuje de la selección de vóleibol. Con la medalla de plata asegurada, la Argentina disputará una inédita final de hockey al tiempo que, en vóleibol, la selección reiteró dos hazañas precedentes: cuando derrotó al Brasil en Seúl ‘88 en la batalla por la medalla de bronce y luego en Atlanta ‘96 durante la ronda preliminar.
Cuando las jugadoras de hockey dieron la vuelta olímpica el estadio se puso de pie. Los grupos de hinchas argentinos cantaban el clásico “Vamos, vamos...” y Vanina Oneto lloraba a lágrima tendida. El momento de la recompensa había llegado y las jugadoras se abrazaban y se miraban sorprendidas como preguntándose si todo aquello era verdad. Oneto decía que estaba “viviendo el sueño más hermoso” de su vida. Había marcado cuatro goles y se merecía el honor y el afecto que el equipo le demostrada.
“La verdad es que no esperábamos un resultado tan abultado, sólo teníamos que ganar y no depender de ningún otro resultado. Entrenamos cuatro años para jugar 70 minutos, entonces no lo íbamos a desaprovechar.” La selección de hockey comenzó en las peores condiciones la segunda fase del torneo olímpico. Tras ganarle a Corea del Sur y Gran Bretaña, el equipo perdió ante Australia y España y entró así sin ningún punto a favor a la ronda siguiente. Pero al final terminó segundo con nueve puntos, detrás de Australia (10) y delante de Holanda (6) y España (6).
“Ahora queremos ganar la medalla de oro”, se promete Aicega. La misma convicción demostró Rimoldi cuando dijo “esto no se terminó, todavía falta un partido y nosotras vamos a salir a ganarlo. Es un partido lindo, vamos dejarlo todo en la cancha para ganar el oro”. Pero el próximo rival es Australia, las famosas “hockeyroos” y campeonas del mundo. Según reconocía García, Australia es “la potencia a la que hace mucho que no le ganamos. Pero esta victoria nos va a ayudar a que crezcamos”. Para Karina Masotta, “por más que conozcamos a Australia como la palma de la mano, ahora vamos a tratar de sacarles la revancha y llevarnos la medalla de oro”.
Tranquilo, siempre afectuoso, al filo de la emoción, el entrenador del seleccionado, Sergio Vigil, apuntó: “Creemos en nuestras fuerzas”. El técnico definió la táctica de la selección con una fórmula radical y sencilla: “La mejor táctica fue el impresionante despliegue físico de las chicas”. Fue él quien las bautizó como “Las Leonas” luego de que una periodista neocelandesa le preguntara qué apodo tenía la Selección. “La de rugby son los Pumas, ¿qué son las chicas?”. “Las Leonas”, respondió.
Afuera, los hinchas argentinos seguían cantando todos los estribillos posibles. Una señora que viajaba con su hija le contaba a una de las jugadoras: “¿Ve esta camiseta? Hace dos años que viajo con ella. Cada vez que juega la Selección la llevo. ¿Y sabe qué?: la Argentina siempre gana. Está como bendecida por la victoria, ¿vio?”.

 

Bye, bye, Solange
Solange Witteveen no pudo cumplir su sueño de clasificarse para una final olímpica al quedar eliminada en la prueba de salto en alto. La atleta argentina no pudo saltar en tres intentos 1,92 metro y se quedó con una marca de 1,89 metro. Hasta entonces, la argentina no había sufrido demasiado para volar sobre la varilla olímpica: saltó 1,80 y 1,89 en el primer intento y 1,85 en el segundo.
De esta manera, la campeona argentina y medalla de oro en los Panamericanos de Winnipeg quedó lejos de su mejor registro, que es de 1,96 metro. Con esta eliminación se desvaneció la segunda de las esperanzas del alicaído atletismo argentino de alcanzar alguna medalla, después que se despidiera discretamente su máxima figura, la garrochista Alejandra García.

COMO FUE EL 7-1 A NUEVA ZELANDA
Con Dios en la platea

Por E.F.
Desde Sydney

El último tramo del camino hacia el podio olímpico que hace 48 años transitaron los remeros Tranquilino Capozzo y Eduardo Guerrero en el doble par empezó a dibujarse bajo el sol. Diez mil personas colmaban el Hockey Centre, donde varios grupos de hinchas argentinos con banderas y vestidos con la camiseta de la Selección alentaban a “las chicas” al mejor estilo de un Boca-River.
Desde que empezó el partido todo fue excepcional: las reiteradas obstrucciones de Jorgelina Rimoldi que desarmaron completamente la estructura del mediocampo neocelandés; el muro de contención formado un poco más atrás por el dúo Aicega-Rognoni; o la explosión de Vanina Oneto, que marcó cuatro de los siete goles olímpicos, haciéndose justicia a si misma. Todo funcionó como si Dios hubiese comprado todas las entradas para ver el mejor partido del mundo.
El primer gol se construyó con un corner penal tirado por Rimoldi que Rognoni mandó el fondo del arco a los 10 minutos. El segundo resultó el primer gol olímpico de Vanina Oneto, un imparable tiro a quemarropa. “En los cinco primeros minutos demostramos que estábamos en la cancha para ganar. No perdimos la oportunidad y esos dos goles tempraneros nos dieron mucha confianza”, explicó Aicega. El tercero lo “fabricó” Massota a los 26’ con un palazo de película desde 20 metros.
Las neocelandesas reaccionaron a los 34’ y con un corner penal Tina Bell-Cake bajó la diferencia. Fue un gol de ilusión. Desde entonces, el mecanismo argentino se hizo más potente, demasiado veloz y creativo. A los 40’, Oneto marcó un gol de antología: se sacó de encima a dos defensoras, atrajo a otra y se ubicó a unos 40 metros del arco para mandar tal palazo que el eco de la bocha golpeando el arco retumbó en todo el estadio.
Luego desvió un centro bajo y subió todavía más el marcador. A los 47’, Rognoni, con un remate cruzado, puso el penúltimo peldaño de la goleada, y a los 50’ volvió Oneto, con un disparo alto y suave.
Ahí estaba escrita la historia. Aun ganando 7-1 y a 9’ del final, desde las tribunas se oían los gritos de las jugadoras diciendo: “Vamos, sigan, empujen que todavía falta, no se terminó”. Desde luego, Dios estaba mirando el partido.


CORREA FINALISTA EN CANOTAJE
Pala y pala al éxito

Evidentemente, el agua resulta muy propicia para los intentos argentinos de asegurarse medallas. Ayer, en canotaje, el rionegrino Javier Correa se clasificó para disputar la final de la categoría K-1 de 1000 metros. Correa ganó la tercera serie semifinal con un tiempo de 3m37s975, que se constituyó en la cuarta marca de los nueve palistas que clasificaron para la final que se disputará mañana. El canoísta cuenta con excelentes chances de ganar una medalla de oro.
El argentino lideró toda la competencia –que se desarrolló bajo una llovizna– y aventajó por menos de un segundo al francés Pierre Lubac. En la primera largada fue descalificado el alemán “Terminator” Liwoski, campeón mundial en el último certamen de la categoría desarrollado en Milán, Italia. Se corrieron tres series de semifinales y los tres primeros de cada una de ellas pasaron a la regata final.
Correa volverá a presentarse, esta vez en las semifinales de K-1 500 metros, su especialidad, por su partida explosiva que le permite aventajar a sus rivales en el comienzo de las competencias, a la que se clasificó luego de haber ganado la cuarta serie eliminatoria.
Claro que si el agua es favorable para algunas, como para Serena Amato, que corría anoche una regata de la clase 470 si el viento era suficiente, no lo fue tanto para otras, como la uzbeka nacionalizada argentina, Svetlana Ischkova, que quedó eliminada en la competencia de saltos ornamentales al ocupar el cuadragésimo puesto en la ronda preliminar de trampolín de tres metros, sobre 43 participantes, con 185,61 puntos y no pudo acceder a la semifinales.

 

 

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