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el Kiosco de Página/12

Pampero
Por Antonio Dal Masetto

Resumen de lo ocurrido. En el Club Social y Deportivo Pampero se desata un escándalo por soborno, corrupción y adjudicación amañada del buffet al Toto Trossolino. Soy convocado para investigar y recibo carradas de anónimos donde todos se acusan mutuamente. La única prueba irrefutable que consigo es que no hay prueba alguna. Acto seguido se hace cargo del caso el juez de faltas Hortensio Barragán, que me nombra su mano derecha. En sus declaraciones, la totalidad de los socios señalan como culpable único y absoluto a un tal Fuenteovejuna. Mientras tanto vuelvo a coleccionar toneladas de anónimos, esta vez echando un espeso manto de sospechas sobre la honorabilidad del juez Barragán. Su señoría descarta toda vinculación de Fuenteovejuna con la obra de Lope de Vega, cierra la instrucción del sumario y encamina la investigación en dirección a desenmascarar al culpable que se esconde bajo ese seudónimo. 
Así están las cosas y la prudencia aconsejaría tomar distancia del caso. Pero resulta que yo desde chico siempre fui muy testarudo, como se diría vulgarmente un cabezón, y me resisto a abandonar la búsqueda de la verdad. Así que me presento ante el juez Barragán y le digo: 
�Su Señoría, éstos le afanaron la idea de Fuenteovejuna a Lope de Vega y acá hay más que un culpable. Y le digo más, a esta altura tengo la convicción de que son todos culpables. 
�Déjeme citarle una vieja máxima latina: �Si todos están equivocados, todos tienen razón� (Cayo Publio Mentula, siglo II a.C.). Lo que, adaptado a nuestros tiempos, nos lleva a lo siguiente: �Si todos son culpables, todos son inocentes� �me dice el juez. 
�Su Señoría, discúlpeme el atrevimiento, pero pienso que su adaptación del texto latino tal vez sea un poco forzada. 
�Lo que le pasa a usted es que piensa demasiado y piensa mal. Es muy cabezón. Vaya a su casa y piénselo todo de nuevo.
A partir de ese momento se desata la tercera tormenta de anónimos. En el fax, en el contestador, sobres debajo de la puerta, avioncitos de papel que entran por la ventana. Pero esta vez el acusado soy yo. �Sabemos que fuiste vos, atorrante.� �¿Qué te hicimos para que vengas a tratar de destruirnos?� �Algún día, cuando seas viejo, te vas a arrepentir de todo el mal que has hecho.� �Falluto, soplón y mentiroso, destructor de la paz y la convivencia.� �Quintacolumnista arruinador de clubes, seguro que te pagan los piojosos del Atlético Sudor y Gloria.� �A vos no te quiere ni tu familia.� 
Me dirijo a la sede del Pampero para averiguar qué está pasando. Apenas entro en el barrio encuentro un ejemplar del Paladín de Villa Ortúzar, en cuya editorial me mencionan con nombre y apellido, bajo el título de: �Un enemigo del pueblo, el repulsivo ejemplo de una ambición personal desmesurada�. Cuando me ve venir, la gente cambia de vereda. Los chicos me gritan: �Fuenteovejuna�. Tengo que defenderme de los perros que tratan de morderme. Sobre la puerta de entrada del club hay un gran cartel que dice: Esta noche Gran Baile de la Reconciliación - Qué importan las diferencias si nos hermana la camiseta . Típica, jazz, tropical y choriceada. En el hall veo un pizarrón con mi nombre y abajo: �Persona non grata�. Me cruzo al bar de enfrente, se niegan a servirme café. Quiero tomar un taxi: 
�Yo sé quien es usted �me dice el tachero�. No lo llevo y acá nadie lo va a llevar, así que empiece a caminar. 
Estoy desconcertado. Tal vez don Silvestre, socio fundador del club, varias veces presidente, farmacéutico jubilado, pueda darme una mano. Voy a verlo. 
�¿Qué está pasando conmigo, don Silvestre, que nadie me quiere?
�Que usted es un poco cabezón, mi amigo, por eso le está pasando lo que le pasa. No es miembro de la comisión directiva ni tiene parientes ahí, no es amigo del Toto Trossolino, no participó en las negociaciones por elbuffet, no formó parte de ninguna lista de candidatos, en su vida tuvo ningún asuntito con Barragán, no es proveedor del club, lo invitaron a investigar e insistió en ser prolijo y se mostró neutral e imparcial. Ni siquiera es socio del club y encima insiste en saber la verdad. Usted reúne todas las características, el perfil y hasta el physique du rôle, es el candidato ideal para ser el culpable. Pero no se preocupe demasiado; deje transcurrir un par de primaveras y todo se olvida. Con el tiempo hasta puede llegar a ser candidato a presidente del Pampero. 
Me retiro pensando que necesito hacer un serio análisis de mi vida: �No puede ser que siga siendo tan cabezón�.


REP

 

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