Terapia psicoanalítica, medicina convencional, ciclotimia. El Gobierno y el Fondo Monetario echaron mano a la cartilla médica para encontrar las causas del parate productivo como si ya no quedara nada por bucear dentro de la economía. Pero diversos economistas, de distintas líneas políticas, rechazaron esa fundamentación. Pablo Gerchunoff, jefe de asesores del Palacio de Hacienda, exhortó ayer a �no dejarse ganar por la ansiedad�. Pero también apeló a una figura médica para dar su versión de la actualidad. �Si sabemos manejar la sala de parto en donde estamos �no en la de terapia intensiva� este país crecerá al cinco por ciento desde el año que viene�, analizó. Los economistas salieron al cruce al planteo oficial de que a la Argentina le haría falta un psicólogo social para salir de la crisis. �Responsabilizar al estado de ánimo de la gente por la falta de reacción de la economía es una agresión a la inteligencia de los ciudadanos�, sentenció Claudio Lozano, economista de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). �La explicación a la demora en la reactivación hay que buscarla por el lado de la gestión política�, añadió. A casi diez meses de haber comenzado su gestión, el equipo económico parece descolocado ante la inercia de la economía. Hasta ahora, los cálculos le fallaron. Desde el primer minuto se jugó a lograr el �círculo virtuoso�, vía un reordenamiento fiscal que dé pie a una baja de las tasas de interés que, por fin, saque a la economía de su letargo. Pero nada de esto ocurrió, a pesar de que los Machi Boys hicieron todos los deberes. En este contexto, los ejecutivos del FMI aplauden a su alumno aplicado, pero se sienten �frustrados� ante la falta de respuestas y cargan las culpas sobre una sociedad traumatizada que necesita de algún �psicólogo social�. José Luis Machinea compró esa versión de los hechos. No fue el caso de sus colegas del llano. Martín Redrado, titular de la Fundación Capital, asumió que existe �malhumor� de la gente. Pero fue tajante en su diagnóstico. �Se debe a las medidas de política económica tomadas por el Gobierno. El impuestazo, la moratoria y los recortes salariales, son algunos ejemplos de las causas que llevó a la gente a ajustar su conducta�, señaló. �Vivimos de ajuste en ajuste. Es por este motivo que la gente duda y baja el ánimo�, sintetizó. Lozano también criticó las decisiones de Economía. �No hay reactivación porque el Gobierno pretende salir de la recesión a través de un único eje expansivo: las exportaciones. Y el precio promedio internacional de nuestras ventas externas cayó un 20 por ciento sólo en el último año�, razonó. Por otra parte, explicó que las exportaciones son muy poco representativas de la economía, ya que equivalen a apenas el 9 por ciento del Producto. �Entre 300 empresas se reparten el 85 por ciento de las ventas al extranjero�, graficó para dar cuenta de la escasa incidencia del comercio exterior en la realidad interior. Daniel Artana, economista jefe de FIEL, fue otro de los que prefirió eludir las razones de diván para referirse a la coyuntura. �La Argentina no reacciona porque no aparecen las inversiones�, puntualizó. Y opinó con dureza sobre el desempeño que vienen realizando desde el Palacio de Hacienda para atraer capitales. �Emiten señales equivocadas y realizan anuncios que, más allá de que después no se concretan, no son buenos�, dijo. Pese a las críticas, los funcionarios de Economía parecen decididos a continuar por el mismo camino. Ayer, Gerchunoff insistió en que existen �las bases para un crecimiento sostenido�. Y enumeró: �Una mayor solvencia fiscal, un control de la deuda pública y una política persistente de aumento de la competitividad. Tenemos que completar nuestro proyecto de crecimiento y ponerlo en marcha�. La fórmula del equipo económico no es objeto de replanteos. Gerchunoff, uno de los más estrechos colaboradores del ministro, lo volvió a dejar en claro. �Se pueden pensar en algunas medidas de reactivación para el corto plazo. Pero a condición de que éstasno pongan en peligro los dos objetivos centrales de esta gestión: la competitividad y la solvencia fiscal.�
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