Por José Natanson En los momentos políticos complicados suele ampliarse la distancia entre la versión oficial y la realidad de las cosas. Una constante que se comprobó ayer, luego de que Fernando de la Rúa y Alberto Flamarique se encontraran para conversar a solas durante más de dos horas. Finalizada la reunión, los voceros del ministro dijeron que en ningún momento se mencionó la renuncia del funcionario, versión que fue ratificada después por Darío Lopérfido. Desde luego, se olvidaron de algunos datos: la salida del mendocino del Ministerio de Trabajo está cantada, a tal punto que De la Rúa ya evalúa a qué lugar del Gobierno podría reasignarlo cuando finalmente se decida. Su desgaste quedó claro el martes, cuando fue excluido de una reunión con Hugo Moyano en la Casa Rosada. Para colmo, el miércoles, Carlos �Chacho� Alvarez prácticamente había pedido el alejamiento de quien fue durante años su mano derecha. �Está todo bien, sin novedades�, dijo Flamarique cuando concluyó el encuentro. Según decían sus voceros, el ministro informó al Presidente sobre los decretos para reglamentar la ley de Reforma Laboral. Otro de los temas fue el registro único laboral, tendiente a simplificar los contratos. Y otro la ley de Riesgos de Trabajo. �En ningún momento de la charla se habló de renuncias�, juraban en la oficina de Flamarique. Poco después, Lopérfido ratificaba la explicación. �Está en la plenitud de sus funciones�, aseguró. Claro que las cosas no son tan sencillas. Desde que se desató la crisis, la salida de Flamarique de Trabajo fue uno de los movimientos más anunciados. Aunque ninguna versión lo involucró directamente en las coimas, dos razones contribuyeron a ponerlo en jaque. En primer lugar, fue Flamarique quien piloteó las desprestigiadas negociaciones por la reforma. Y, además, tres sindicalistas le atribuyeron haber pronunciado aquella famosa frase ��a los senadores los arreglo con la Banelco�� que él siempre negó haber dicho. Por todo esto, la situación del ministro es, junto a la de Fernando de Santibañes, la más complicada del gabinete. Su renuncia al Ministerio de Trabajo sólo espera el okey de De la Rúa, que decidió tomarse unos días para definir su futuro. Es que, a pesar de los tropiezos, el Presidente lo sigue considerando un funcionario valioso, quizás porque la Reforma Laboral fue en su momento un éxito político importante para el Gobierno. Por eso viene evaluando a qué lugar de la administración podría reasignarlo: descartada la posibilidad de una candidatura el año que viene, la hipótesis que más suena es la de algún cargo que le garantice el bajo perfil y que al mismo tiempo le permita continuar cerca del Presidente: asesor o jefe de un consejo de asesores. En privado, los hombres de Flamarique reconocen que su permanencia en la cartera tiene plazo fijo y sólo esperan una definición por parte de De la Rúa. Como si con esto no alcanzara, el miércoles pasado Chacho Alvarez había complicado todavía más la situación de Flamarique. �Hay un desgaste del ministro de Trabajo que va a tener que ser tomado en cuenta por el Presidente�, dijo el jefe del Frepaso. El desgaste del que habló Alvarez cristalizó el martes. Con la notoria ausencia de Flamarique y con la presencia de algunos funcionarios ajenos al área laboral, De la Rúa recibió en la Rosada a un grupo de gremialistas encabezados por Hugo Moyano. Concluido el encuentro, Rodolfo Terragno permaneció inmutable cuando Moyano se burló del mendocino en plena conferencia de prensa. No es una novedad que la relación de Alvarez con quien fue durante los últimos años su mano derecha es nula, pero aun así la dureza de sus declaraciones sorprendió a los funcionarios del Gobierno, que las leyeron como una presión sobre De la Rúa para que acelere los cambios en el gabinete. Desconcertados, los hombres de Flamarique no terminan de entender las movidas cotidianas de Chacho, aseguran que le será difícil trasladar el plus de confianza que cosechó últimamente a la discusión electoral del año que viene, y advierten sobre un abroquelamiento de laUCR ante los embates del vice. En este sentido, la decisión de De la Rúa de recibir a Flamarique fue interpretada como una señal hacia Alvarez. �Está demostrando que no se va a dejar presionar�, decían la Casa Rosada.
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