El músico y abogado Gustavo "Cuchi" Leguizamón fue un conversador excepcional, de largo aliento y un poeta notable. Pero además, en varias oportunidades, como diputado y hasta como fiscal general de Salta, participó activamente de la vida política, pese a que, en general, descreía de los políticos. El libro A solas con el Cuchi Leguizamón, que el periodista Humberto Echechurre publicó en 1995, tiene un sabroso capítulo dedicado a la personalidad del compositor de un porcentaje de las mejores zambas de la historia del folklore argentino.
"Quise participar para intervenir en las
cuestiones importantes de mi pueblo", afirmó en un momento en que
explicó por qué había roto varias veces sus promesas de no caer en la
tentación de ser un político de carrera. "Este pobre país sufre
una incultura ancestral debido a que ya nadie lee ni se cultiva", era
una de las ideas que lo obsesionaban. En un momento del libro, se cuenta
la siguiente anécdota:
Durante los años de plomo, el Cuchi
estaba cenando en un tradicional club de Salta con un amigo. Tenía sobre
la mesa un libro del Che Guevara, al que admiraba incondicionalmente. Un
militar de alta graduación se le acercó y le dijo: "Doctor, me
extraña que usted lea estos libros, porque de esta manera se va a
convertir en un idiota útil". Leguizamón le contestó: "Y vos,
changuito, ¿cuándo vas a leer un libro, para dejar de ser un idiota inútil...?".
El diálogo sobre política entre el
periodista salteño y Leguizamón es el siguiente:
--No cree en los políticos, pero usted fue político.
--Lo mío fue una especie de reconocimiento a
una trayectoria porque sabían que a través de la cultura podía realizar
cosas.
--En su época de legislador, ¿qué hacía para combatir la
corrupción?
--Es que era muy poca. Había gente ejemplar.
--¿Quiénes? ¿Se acuerda de gente que sirva de modelo ético?
--Quien sea una persona ejemplar no andará
pregonando su condición, pero es una cuestión de cuna. Se nace con el
ejemplo y se lo mantiene. Yo tuve el ejemplo de mi padre y traté de
inculcarlo a mis hijos.
--Pero después de mucho tiempo estamos en democracia.
--Pero si aquí nunca ha habido democracia.
Eso es una farsa espantosa.
--Pero usted debió votar por alguien...
--En el '83 voté por Alfonsín, pero también
me equivoqué, y otra vez voté por Roberto Romero porque estaba cerca de
la solución que había que seguir.
--Son los dirigentes que tiene el país y la gente los elige...
--Qué mierda van a elegir.
--¿Este país es bipartidista?
--Es trucho. Eso es lo que es. Esa es la
esencia de este país. --¿Qué
piensa de los peronistas?
--No sé a esta altura cuántos son, ni qué
es lo que están haciendo en estos momentos. A lo mejor son la solución,
porque lo que aquí hace falta es que se gobierne sin ideas.
--¿Y los radicales?
--Son una realidad, aunque ahora estén de
capa caída. Son buena gente, y conforman un partido de profunda raíz
histórica, comprometidos en diferentes etapas con la realidad del modelo.
Tal vez estén peleados con su ideología, pero su temperamento político
es profundamente argentino.
--¿Y los militares?
--Hoy no se habla tanto de ellos como en el
pasado, y creo que curiosamente están demasiado preocupados por las
instituciones.
--¿Cuál es su pensamiento de los golpes de Estado?
--El país está lleno de moretones, habría
que comprar toda la árnica, una planta medicinal, para curarlo.
--Pero se han sucedido desde 1930...
--Claro, ese año aparecieron estas
desgracias, lacras de esta pobre humanidad. La culpa la tienen los
problemas de dependencia que tiene el país. Hay un golpe, aguantan hasta
que no aguantan más, sueltan, vuelven a dar otro golpe, sueltan. ¿En qué
otro lugar ocurrieron los golpes de Estado? En Africa, donde hay un 80 por
ciento de analfabetos. Tenemos que acostumbrarnos a que cuando alguien
gobierna mal, están las urnas para votar por otro. No recurrir al fusil
absurdo y dogmático para tronchar la vida institucional del país.
--¿Qué opina de las izquierdas?
--Espero que se mejoren, porque a partir de
que en este país se cambió de mano, todos transitamos por la derecha.
--¿Y los gremialistas?
--Hay cúpulas y bases. Me quedo con las
bases.
--¿Podría hablar de los curas?
--A mí siempre me gustaron los curas del
quinto mundo, que están más próximos al otro mundo.
--¿A qué atribuye la actual situación del país?
--A que vive desde hace tiempo una profunda
crisis cultural, y el analfabetismo corroe desde las clases dirigentes
hasta los leones del zoológico.
--¿Si hubiera sido gobierno qué hubiese propuesto?
--Siempre pensé en suprimir los tribunales
de cuentas y las tesorerías del país, y pondría una vieja que anote y
otra que cobre. Habría cerrado la Facultad de Ciencias Económicas por
veinte años, así interrumpimos la cadena de economistas que azotan al país. --Pero
todos sostienen que hay que capacitarse.
--Sería bueno que a los contadores públicos
se les dé el título de lectores instruidos, con tal de que no utilicen
la suma para hacer restas y que no confundan las divisiones con las
multiplicaciones.
--¿Qué piensa de Perón?
--Perón era un hombre con una capacidad de
caudillo fabulosa que manejó un país que atravesaba por una profunda
crisis dirigencial.
--¿Y del general Lonardi?
--Era una buena persona, pero asesorado por
un nacionalismo dictatorial que lo llevó a fracasar.
--Aramburu...
--En este país ocurrieron cosas terribles.
Lo matan y sus asesinos quedan como menos hombres que él, a quien
llamaban asesino. Los crímenes no llevan a nada y el avance de los
pueblos es lento porque la dependencia los tiene ahogados.
--¿Y el futuro de América latina?
--Mientras no pague la deuda es muy oscuro.
¿Cómo hará para pagar? Yo creo que nos vamos a morir de hambre mientras
Estados Unidos esgrima su látigo para que todo el mundo le pague a los
bancos.
--¿Usted siempre fue un defensor de la libertad?
--Siempre. He luchado por la libertad desde
mis primeras luces. La libertad no la disfruta cualquiera. Hay que
pelearla, hay que ganarse el derecho de ser libre. No creo que los medios
justifiquen los fines. La conducta es uno de los fines del hombre y hay
que respetarla.
--En estos momentos de su enfermedad, ¿también se ríe?
--Por supuesto. De mí, de todo el mundo. Las
cosas serias debemos tomarlas con humor. De otra manera, la vida sería más
trágica todavía.
--¿Para qué quería ser abogado si le gustaba la literatura y la
música?
--Para morirme de risa.
--¿Se puede hablar de humor frente al escepticismo y la necesidad
de tiempo que hoy tiene la gente?
--Yo me di siempre tiempo para el humor. Hay
que hacer humor en serio. Como profesional. No sólo hay que tener tiempo,
sino el placer de hacerlo.
--¿El salteño tiene humor?
--Existen muchas contradicciones con el salteño.
Por ahí hay un opa reaccionario que habría que matarlo a palos.
--¿Si los gobernantes hicieran las cosas con humor sería
distinto?
--Indudablemente que algo se mejoraría. Pero
al humor se llega. Es una lucubración feliz y yo me siento contento de
poder hacerlo.
--¿Hay días en que está triste?
--Por supuesto, aunque nadie se da cuenta.
Estaba enfermo y allí nació una humorada: sonó el teléfono y, como los
jovencitos que aguardan un llamado femenino, salí corriendo. Con tan mala
suerte que pisé mal y me fui a la mierda. Un golpe en el trasero de la
gran puta, con el bastón por un lado y mi humanidad esparcida por la
habitación. A pesar de que el golpe fue en el "huesito de la alegría",
entré a reírme. Sádicamente me reía de mí mismo, aunque ahora el
golpe me tiene mal.
--¿El político tiene humor?
--No se puede hablar como ley general que
tiene humor.
--¿El humor es la alegría de los pueblos?
--Creo que está mucho más allá para
minimizarlo con determinada región o cultura. Es importante entendernos
con el humor, como una especie de lenguaje universal. En Francia era lindo
hacer humor. Yo fui un gran farsante. Contaba cosas, la mitad eran
mentiras, pero la gente se acercaba y me escuchaba. Eso me estimulaba y
sin ser humorista le agregaba cosas graciosas. Exageradamente me convertía
en humorista.
--¿Qué piensa del humor regional?
--Tal vez es el más importante porque está
unido a una serie de coincidencias que tienen un mismo punto de partida.
Su colorido tiene cosas muy importantes. Es desconcertante, porque nadie
conoce la verdadera dimensión del humor.
--Con humor uno puede sobreponerse a la realidad...
--¿Y quién dice que el humor es solamente
un acto cómico? No es simplemente así.
--¿Qué cosas le gustan?
--Lo que más me gustaba era cocinar,
especialmente para los amigos. Es una especie de profesión dormida porque
actualmente no la puedo ejercer. Cómo vas a estar de mal genio y sin
humor cuando comés un locro pulsudo, tomás un buen vino y estás frente
a una linda muchacha. Tenés que ser muy opa pa'tener mal genio y no
desarrollar el humor. --Sin
embargo la gente no lo tiene...
--Porque vive pendiente de los vencimientos,
de las facturas, de que no cobra y de que la situación es cada vez más
difícil.
--¿A qué se debe su trato especial con la gente?
--A mis deseos de comunicación. Tengo
necesidad de comunicarme siempre y con las mujeres lindas más que nunca.
El único problema es que son demasiado lindas, tan lindas que uno no sabe
por dónde empezar.
--¿Le falta algo por realizar?
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