En sólo tres días, Carlos �Chacho� Alvarez prácticamente dio por seguro el alejamiento de Alberto Flamarique, criticó la política comunicacional del Gobierno y hasta se animó a pedir �cambios� en la economía. Declaraciones que, lejos de ser casuales, evidencian la pulseada sutil que viene manteniendo con Fernando de la Rúa: el jefe del Frepaso cree que llegó el momento de imprimirle más dinamismo a la gestión y de modificar de una vez el Gabinete, cambios que el Presidente se resiste a definir. Al mismo tiempo, claro, los dos buscan guardar las formas. �Reafirmo mi alineamiento absoluto y total con el Presidente�, dijo ayer �Chacho�. De la Rúa coincidió, pero añadió una declaración que pareció orientarse a poner las cosas en su lugar. �El actúa en el Senado, donde yo no intervengo, y yo actúo en el Gobierno y no voy a ceder espacios�, señaló el Presidente. En realidad, las diferencias entre los dos ex integrantes de la fórmula de la Alianza comenzaron no bien estalló la crisis del Senado. A pesar de los gestos de concordia que ensayaron varias veces, la actitud de Chacho apuntó desde un principio a potenciar el tema, sin negar la existencia de sobornos, marcando una distancia con la cautela del Presidente. Lo de esta semana fue distinto. El miércoles, en su diálogo habitual y mañanero con los movileros, �Chacho� dijo que �no está claro por qué la economía no está creciendo como debería� y sostuvo que �hay que hacer cambios, hay que ponerle fuerza, hay que instalar cuál es la estrategia y el modelo de crecimiento económico de la Argentina�. Aunque las declaraciones generaron una ola de especulaciones, llamados cruzados y hasta rumores sobre la renuncia de José Luis Machinea, lo cierto es que el vice no se arrepintió. E insistió al día siguiente. �Falta contundencia, vigor. Se tomaron una cantidad importante de iniciativas pero que no están articuladas en un plan económico que ponga énfasis en el crecimiento. Hay una dificultad para mover las expectativas de la sociedad�, dijo, en un párrafo que, curiosamente, se parece bastante a aquellas viejas y polémicas declaraciones de Fernando de Santibañes sobre el rumbo económico aunque con objetivo opuesto. Como si fuera poco, �Chacho� también metió presión al asegurar que �hay un desgaste en el área de Trabajo (que conduce Flamarique) y esto va a tener que ser tomado en cuenta cuando De la Rúa anuncie los cambios integrales en el Gabinete�. Cambios que, vale aclararlo, el Presidente desmintió varias veces en los últimos días. La seguidilla de declaraciones es una muestra bastante clara de la puja que viene manteniendo con De la Rúa. Es que, con los ojos puestos en las elecciones del 2001, Alvarez cree que ha llegado el momento de imprimirle un giro al rumbo oficial, buscando mayor dinamismo, iniciativas nuevas y más fascinantes que apuntes al demorado crecimiento económico. En este cuadro, �Chacho� está convencido de la necesidad de concretar un �cambio integral� �como él mismo dice� en el Gabinete. Y al mismo tiempo necesita cuidar su relación con el Presidente. Por eso, ayer se preocupó por aclarar que sólo la armonía lo une a De la Rúa. �Reafirmo el carácter estratégico de la Alianza, la fortaleza del gobierno nacional y mi alineamiento absoluto y total con el Presidente. Para aquellos que hablan de divisiones, pueden tener que ver con las distintas posiciones institucionales, pero nunca con una diferencia de como conseguimos el proyecto nacional�, señaló. Y, consultado sobre eventuales modificaciones en el Gabinete, agregó: �no me corresponde hablar de cambios. Eso está en la órbita del presidente�. Algo parecido dijo De la Rúa. �Yo no tengo ninguna pelea con el vicepresidente�, aseguró. Y se preocupó por aclarar quién manda. �Hemos constituido una alianza y él actúa en el Senado, donde yo no intervengo, y yo actúo en el Gobierno y no voy a ceder espacios�. Las modificaciones ministeriales �son exclusivas del Presidente�, agregó. Más allá de las declaraciones, lo cierto es que hay cada vez más sospechas en los dos polos de la Alianza. Ansiosos, los seguidores de�Chacho� aguardan los cambios que parecen no llegar nunca, algunos protestan en voz baja por la falta de resultados de la gestión y todos esperan cada día una nueva ofensiva de su jefe. En el radicalismo también están desorientados. Aunque Raúl Alfonsín intenta contener al partido, es evidente el abroquelamiento y la furia que genera el vicepresidente, a tal punto que muchos sospechan de un proyecto rupturista en el corto plazo. La situación se complicó aún más con las versiones sobre la posible designación de Domingo Cavallo en el Banco Central. Aunque todos se preocuparon por desmentirlas, lo cierto es que cerca de De la Rúa las atribuyeron a Alvarez, quien �de acuerdo a esta especulación� habría construido un globo de ensayo en un gesto más de presión al Presidente.
|