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La Justicia fue a comprobar si un
loro insulta y produce mal olor

Un vecino denunció al animal, que vive en Palermo: lo acusó de oloroso y malhablado. Un oficial de Justicia se acercó a comprobarlo in situ. La difusión generó una polémica vecinal.
Un vecino aprovechó la presencia de los medios para asomarse con un tucán de madera.
�¡Hay que defender los derechos del loro!�, gritaba desde su ventana en un tercer piso.

Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) Un loro, domiciliado en República Arabe Siria 3160, departamento 6º B, fue denunciado por un vecino por insultar y dar mal olor. La controversia, que tiene mar de fondo, llevaba varios años y sus respectivas reuniones de consorcio y finalmente recayó en la Justicia civil. Un oficial del juzgado 71 fue enviado a constatar in situ la veracidad de la denuncia y su informe fue terminante. Ahora, las actuaciones continuarán ante los estrados judiciales. Entretanto, ayer, el loro convocó la atención de una nube de medios de prensa, concentrados alrededor de la puerta del edificio. Ni la dueña del loro, ni el denunciante respondieron a las preguntas del periodismo. Con un expediente judicial abierto, el loro prefirió cerrar el pico y no dijo ni mu.
�¿Qué pasó? �preguntó un joven.
�Por un loro que... �intentó aclarar en vano el encargado del edificio lindante.
�¿Por quién?
�Por un loro... hicieron una denuncia contra el loro...
En realidad, el joven y el encargado no eran los únicos que se habían autoconvocado detrás de los medios de prensa. Los vecinos se asomaban curiosos desde las ventanas de toda la cuadra. En el salón de Alcides Peña coiffeur, a pasos de la puerta del 3160, dos señoras aguardaban un corte especial y otra debajo de un secador de pelo, mientras sus empleados cuchicheaban sorprendidos en la vereda. El policía de la esquina de República Arabe Siria y Cabello paseaba nervioso con tanta aglomeración.
La denuncia fue presentada por un miembro del consorcio por tenencia de loro. Lo acusó de oloroso y maleducado. Se realizaron mediaciones que no tuvieron resultado positivo y, finalmente, el caso recayó en el juzgado civil 71, a cargo interinamente de Mabel De los Santos. La jueza ordenó a un oficial de Justicia que tomara evidencias. Y así lo hizo. Se presentó en el departamento del denunciante y, aunque no se supo si constató los malos olores, este diario está en condiciones de anticipar que sí pudo detectar maledicencias al estilo �prrr, prrr, quiero papa�, y demás.
�Al loro lo apodan Roi�, deslizó a Página/12 una fuente muy cercana a la investigación. Poco después de la inauguración, en 1973, el tal Roi llegó al edificio del hombro de su dueña, Dora Gnyp. �La señora Gnyp falleció hace cinco años �aseguró a este diario una empleada de la vivienda donde reside Roi�. Ahora está bajo la custodia de su hermana Norma�.
Ayer, después de que el caso tomara estado público, la señora Norma no estaba en la casa y el loro no aceptó hacer declaraciones. Entretanto, en la vereda se sucedían consultas a algunos de los copropietarios del edificio. Uno de ellos fue entrevistado por este diario tras una virtual conferencia de prensa en la puerta del edificio.
�El tema fue tratado en muchas reuniones de propietarios, pero la mujer nunca lo quiso sacar �explicó la señora Olimpia Magrini de Heras�. Como la avenida Las Heras, nosotros somos descendientes. En el reglamento de copropiedad no se admiten perros ni gatos.
¿Y loros? �preguntó, Página/12.
�Loros tampoco.
�¿Qué hace el loro?
�A mí no me molesta. Pero puede haber vecinos a los que sí. La dueña es una mujer muy buena.
Y el loro, ¿qué tal es?
Magrini de Heras no alcanzó a dar un perfil del tal Roi, porque en ese preciso instante se trenzó en una discusión con otra copropietaria que prefirió mantenerse en el anonimato y salió ardientemente en defensa del parlanchín. Mientras, una amiguita de la nieta de De Heras, que regresaba del Victoria College, argumentaba ante los medios que al loro �lo tendrían que sacar o por lo menos que lo eduquen un poco más�. �Antes se escuchaba mucho�, confesó la vecina anónima. �Pero ya hace como tres meses que no molesta. Me parece una barbaridad que la Justicia se dedique a estas cosas.� Al mismo tiempo, desde un tercer piso, cruzando la calle, un vecino se asomaba con un tucán de madera en su mano clamando: �¡Hay que defender los derechos del loro!�. En la puerta de Alcides coiffeur, Marga susurraba que �van a hacer una marcha de silencio por el loro�. A metros de allí, el sastre Jorge Williams, vestido con saco y pantalón amarillo y verde loro, y un pañuelo de seda color leopardo como corbata, salió a la calle a anunciar su apoyo al denunciado Roi.
La misma fuente cercana a la investigación sugirió que �la denuncia no está dirigida contra el loro en persona. En el edificio hay mar de fondo. Una vecina tuvo que mudarse porque tenía un perro y a otra le pasó lo mismo por un gato�. Por el momento, la situación procesal de Roi es la siguiente: la jueza dará traslado a la denuncia y la dueña deberá enfrentar el proceso ante los estrados. Nadie supo responder a este diario si al loro le corresponderá el derecho a ser asistido por un defensor oficial.

 

 

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