Las licitaciones públicas del Plan Federal de Infraestructura
deben ser entre empresas nacionales, tal como lo estableció la
iniciativa original del Gobierno. Rechazamos la posición (de los
diputados de la Alianza) para que esas licitaciones sean internacionales.
Eduardo Baglietto, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción
(CAC), fue tajante al referirse a los cambios que los legisladores quieren
introducir en el proyecto que demandará inversiones por 20 mil
millones de pesos en los próximos cinco años. El marco elegido
para fijar posición y, de esa manera, presionar al Gobierno para
que insista con su idea de impedir la entrada al negocio de las compañías
extranjeras fue en la apertura de la 48ª Convención de la
CAC. En el estrado, a pocos metros de la tarima donde hablaba Baglietto,
Fernando de la Rúa escuchaba con atención. Y tomaba nota.
El discurso de Baglietto estuvo centrado en la fuerte defensa de las empresas
nacionales. No pedimos proteccionismos. Pedimos no ser sometidos
a una competencia desleal o al dumping de bienes y servicios, que lo único
que lograrán es extranjerizar más aún horas hombre
de trabajo nacional, aseveró el empresario. Y añadió:
La globalización se debe armonizar con el interés
nacional, como lo demuestran con pragmatismo los países desarrollados.
La contundente toma de posición de la CAC se debe a que los diputados
de la Alianza modificaron el texto original del proyecto del Plan de Infraestructura
que el Gobierno envió al Parlamento. En la norma redactada por
el ministro Nicolás Gallo, las empresas extranjeras quedaban afuera
de las licitaciones, beneficiando exclusivamente a los grupos locales.
Sin embargo, el texto fue cambiado por los legisladores, y se introdujo
la posibilidad de que las empresas del exterior participen del negocio
para las obras superiores a los 45 millones de pesos. En este contexto,
y pocos días antes de que el proyecto sea tratado en el recinto,
los empresarios salieron a jugar fuerte. La política económica
debe ayudar a revertir la tendencia exagerada a la desnacionalización
que tuvo el aparato productivo, sentenció Baglietto.
En su alocución, Fernando de la Rúa prefirió no fijar
posición respecto de la puja entre empresarios y el Congreso. En
cambio, se limitó a remarcar la importancia que tendrá el
Plan de infraestructura para la economía. Argentina construye
y crece. Ese es el camino, y ya estamos en marcha, sintetizó
en la frase de cierre de su discurso ante un millar de empresarios. Tras
el lanzamiento del Plan de Infraestructura, el Gobierno y los representantes
del sector viven un romance, que quedó en evidencia con el cerrado
aplauso que éstos le brindaron al jefe de Estado cuando terminó
de leer su discurso. De la Rúa garantizó plena seguridad
jurídica para las inversiones y prometió que el Plan
ayudará a crear unos 400 mil puestos de trabajo, en especial en
pequeñas y medianas compañías.
De la Rúa llegó al Salón Libertador del hotel Sheraton
media hora más tarde de lo pactado, a las 15.30. Antes que él
hablaron Baglietto y Cecilia Felgueras, vicejefa de Gobierno de la Ciudad,
quien se entusiasmó al proclamar que Buenos Aires será la
locomotora de crecimiento a la cual se sumará el resto del
país.
Después fue el turno de los ministros de Infraestructura del Mercosur.
Cada uno enumeró los proyectos que ya están en marcha en
los distintos países y hubo una fuerte reivindicación del
papel del Estado para motorizar planes que hagan crecer a nuestros
países, tal como definió el chileno Carlos Cruz. Nicolás
Gallo también se pronunció al respecto. No creo en
un Estado ausente. La participación del Estado es indispensable,
ya que es el canalizador de las demandas y los reclamos de la sociedad,
señaló el ministro. A principios de diciembre, los ministros
del área del Mercosur se reunirán en Montevideo para lanzar
diversas obras que unirán a los distintos países.
Brasil
quiere estar en el Plan
Al Plan de Infraestructura lo conocí hoy (por ayer),
reconoció Martus Tavares, ministro de Planeamiento, Presupuesto
y Gestión de Brasil. De ese modo, el colega de Nicolás
Gallo eludió opinar sobre la intención argentina de
marginar a las empresas extranjeras de las futuras licitaciones.
En su breve encuentro de ayer con periodistas argentinos, también
negó que existan restricciones en su país para quienes
quieran invertir allí, algo que difiere mucho de la visión
planteada por los empresarios argentinos. Los dichos de ese funcionario
contrastan con las expresiones del Grupo Brasil, conjunto de empresas
que invirtieron en Argentina. Días atrás, esa organización
reclamó que las constructoras brasileñas puedan participar
del Plan de Infraestructura en condiciones igualitarias a las argentinas.
Gallo frenó esta exigencia respondiendo que cualquier firma
del Mercosur podrá participar pero asociada a empresas locales.
El criterio ministerial es semejante al que plasmaron en su dictamen
los diputados aliancistas, quienes pretenden flexibilizar la propuesta
del Ejecutivo. Esta reservaba las obras a las empresas locales,
mientras que los legisladores intentan limitar esa reserva sólo
para los emprendimientos de hasta 45 millones. En Brasil se
puede invertir libremente y no hay ningún tipo de Compre
Nacional, sentenció Tavares.
|
|