Por
Carlos Rodríguez
La planta depuradora de Aguas Argentinas, en los bosques de Palermo,
fue escenario de una nueva crónica policial con muertes de inocentes,
policías y delincuentes, un guión que se repite y que una
vez más deja dudas. El episodio comenzó ayer antes de las
cinco de la mañana, un grupo de diez o 12 ladrones armados se instaló
dentro y en los alrededores del predio, que ocupa unas 15 manzanas, con
la intención de llevarse los 280 mil pesos que transportaba un
camión de caudales de Juncadella-Prosegur para alimentar un cajero
automático instalado allí.
En un primer incidente, la policía detuvo a uno de los presuntos
ladrones y otros dos lograron huir. Veinte minutos después, en
el primer tiroteo dentro de la planta y cerca del cajero, murieron dos
de los tres custodios del blindado. Y lo más extraño ocurrió
cinco horas más tarde: un ladrón que supuestamente no pudo
escapar tras el frustrado asalto y que tenía dos armas de puño,
asesinó a un policía e hirió de gravedad a otro en
un corto enfrentamiento, tras lo cual siempre según la versión
policial tomó como rehén a un jardinero, lo mató
de un tiro en la cabeza y luego se suicidó, todo en unos pocos
segundos. Nadie recuerda antecedentes de un ladrón kamikaze.
Vimos policías y ladrones corriendo de un lado a otro, pero
todos estaban de civil y era difícil apreciar quiénes eran
unos y quiénes los otros, relató uno de los compañeros
de tarea de la víctima inocente, Rubén Maciel, de 30 años,
quien realizaba trabajos de jardinería. Conocido como El
chaqueño, el joven estaba juntando las herramientas para
iniciar su trabajo cuando fue tomado como rehén por el delincuente
que, hasta anoche, no había sido identificado. Maciel trabajaba
en la empresa Servicios Totales, subcontratada por Aguas Argentinas. Cuando
se produjo el último tiroteo, ya estaba en el predio el juez Alberto
Baños, quien se encontraba reuniendo evidencia sobre el frustrado
robo.
Tres operarios que llegaron a conversar con la prensa no dudaron en señalar
al delincuente como el autor del asesinato de Maciel, pero ninguno se
presentó como testigo directo de la escena final con crimen y suicidio.
Hablaron con precisión del duelo entre el delincuente y dos policías
de la División Robos y Hurtos que trataron de interceptarlo. El
ladrón vestía una campera azul similar a la que usa el personal
de Aguas. Los policías lo vieron de espalda y le dieron la voz
de alto. El se volvió con dos pistolas dispuestas, una en cada
mano: una calibre 40 y una 9 milímetros.
En un solo movimiento mató al inspector de Robos y Hurtos Rafael
Erra e hirió de gravedad en un ojo al sargento Carlos Frediczon,
quien también recibió un impacto en su mano derecha. Voceros
de prensa de la Federal informaron que Erra tenía dos hijos, de
7 y 9 años, y que Frediczon podría perder la visión
del ojo. Esto es muy duro para nosotros, comentó el
comisario Carlos Solá, jefe de prensa de la policía.
Los restos de Erra serán sepultados hoy, a las 14, en el panteón
policial del cementerio de la Chacarita. Frediczon quedó internado
en el hospital Churruca. El presidente Fernando de la Rúa se reunió
con el jefe de la Federal, Rubén Santos, para expresarle pesar
por las bajas policiales y para repudiar la violencia inusitada,
desmedida e innecesaria de los delincuentes.
Los hechos comenzaron antes de las cinco de la mañana, en el enorme
predio cerrado por una reja uniforme de más de dos metros de altura
y circundado por Figueroa Alcorta, La Pampa, Lugones y la calle Florencio
Sánchez. La acción comenzó en Sánchez, una
arteria a la que se accede únicamente por Figueroa Alcorta, ya
que está cerrado el paso hacia Lugones. A las 4,59, un patrullero
de la comisaría 51ª sorprendió en actitud sospechosa
a dos vehículos estacionados en Sánchez, a 100 metros de
la entrada principal a la Planta Depuradora General San Martín.
Uno de los rodados era un Volskswagen Gol, ocupado por un hombre que tenía
puesto un chaleco antibalas. Dentro del rodado fueron hallados,según
la policía, un FAP (Fusil Automático Pesado), una pistola
calibre 45 y una caja de municiones. Cuando los policías se acercaron
al Gol, una pareja que estaba en el interior de un Ford Escort efectuó
varios disparos contra la patrulla y luego escapó por Figueroa
Alcorta hacia el Acceso Norte. En este punto hay una pregunta sin respuesta:
¿Por qué no se pensó en la posibilidad de un robo
a la planta de Aguas Argentinas?
Mientras el personal de la 51ª se llevaba al detenido tampoco
fue identificado, por Florencio Sánchez ingresó el
camión de JuncadellaProsegur que entró al predio por la
puerta principal. Luego de circular 200 metros por una calle interior,
el blindado se estacionó de culata frente al edificio donde se
encuentra el cajero automático del Banco de Galicia. Del vehículo
bajaron tres de los cuatro ocupantes. Dos de ellos, Rafael Antonio Cazzolino,
de 42 años, y Jorge Alarcón, de 59, murieron en el acto,
alcanzado por las balas que le dispararon unos seis u ocho delincuentes
que se encontraban dentro de la planta. El tercer custodio logró
esconderse detrás del vehículo y salvó su vida. El
chofer le abrió una de las puertas y juntos se alejaron de la línea
de fuego.
Esta primera parte del hecho termina con un nuevo interrogante: ¿Cómo
ingresaron al predio los seis u ocho asaltantes portando armas cortas
y largas? En la entrada principal, al igual que en otra que da a la calle
La Pampa, la seguridad está a cargo de personal de la empresa privada
Swat. Una de las alternativas que se manejaba indica que los
asaltantes entraron, vestidos con ropas similares a la de los empleados,
por una puerta para el personal que está también sobre Florencio
Sánchez, muy cerca de Lugones. La sospecha es que hubo por lo menos
un entregador.
Luego del primer tiroteo, todos pensaron que el episodio no había
pasado de ser un robo frustrado. Por ese motivo comenzó a ingresar
el personal de la planta, compuesto por unas 150 personas. El juez Baños
llegó al lugar cerca de las 9 y una hora después se reanudó
la balacera. Al lugar había llegado una comisión de robos
y hurtos que realizaba un rastrillaje por los varios edificios administrativos,
el laboratorio y los enormes piletones de depuración que tiene
la planta de 12 hectáreas. El objetivo principal era la búsqueda
de evidencias y no la presencia de presuntos cómplices, según
estimó una fuente de la Federal.
Sin embargo, el principal Erra y el sargento Frediczon localizaron a un
sospechoso, que los agredió luego tomó de rehén al
joven jardinero. El nuevo tiroteo se generó cerca de la puerta
que da a La Pampa y luego del desenlace, muchos policías transitaron
por el área donde habían caído el delincuente muerto
y la víctima inocente. Las cámaras de TN captaron el momento
en que el cuerpo del ladrón era movido de la escena por un policía
uniformado que lo tomó de las dos piernas y lo arrastró
cerca de un metro. Lo hizo en ausencia del doctor Baños y motivó
comentarios periodísticos sobre la posibilidad de que se haya modificado
la escena del crimen, algo que siempre dificulta una investigación.
El supuesto asaltante tenía todo el cuerpo tatuado. Según
la policía, se pegó un tiro en la sien derecha, luego de
herir en la sien izquierda al jardinero. Los expertos no recuerdan casos
de delincuentes que se hayan suicidado ante el peligro de ser atrapados.
Por lo general son muertos tratando de escapar.
22 casos en nueve meses
El intento de robo ocurrido en la madrugada de ayer a
un camión blindado de la empresa Aguas Argentinas fue el asalto
número 22 que sufre una transportadora de caudales en lo que
va del año. Sumando el total de los saqueos, los ladrones se
apoderaron de más de 4 millones de pesos. Sólo cinco
de los intentos fueron frustrados, lo que marca un alarmante índice
de efectividad en este tipo de hechos.
El primer asalto del 2000 ocurrió el 31 de enero en la provincia
de Santa Fe, mientras que el último se produjo el 18 de setiembre
en Mendoza. El más espectacular ocurrió el 15 de setiembre,
cuando cinco hombres robaron 250 mil pesos de la Clínica Mater
Dei con un modus operandi similar al ejecutado en el robo al blindado
de Aguas Argentinas, ya que los ladrones entraron al lugar del hecho
y permanecieron dentro del edificio a la espera del camión
transportador de caudales.
El record en cuanto al monto robado asciende a 900.000 pesos, en el
asalto a un blindado en un supermercado de la provincia de Corrientes.
Este golpe lo cometieron seis delincuentes con pistolas 9 milímetros
y ametralladoras Itaka, provistos de pelucas y pasamontañas.
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RUCKAUF
SUBE LA APUESTA EN SU TESIS DE MANO DURA
Premios para la bravura
policial
El gobernador Carlos
Ruckauf sube la apuesta en su prédica por la mano dura:
ahora anunció que otorgará un premio de entre uno y cinco
sueldos a los policías que integren grupos de seguridad de alto
riesgo y que protagonicen operativos exitosos. El anuncio llega justo
cuando la Policía Bonaerense está cuestionada por su accionar
negligente en la represión de asaltos y en tiroteos donde han muerto
personas inocentes. Por lo pronto, el presidente del bloque de senadores
del Frepaso, Eduardo Sigal, advirtió que si esta medida se
asocia con las declaraciones del gobernador de meter bala
a los delincuentes, puede ser peligrosa.
El beneficio fue dispuesto por el decreto 2951, publicado ayer en el Boletín
Oficial. Se trata de una modificación al inciso f del
artículo 361 del decreto 1675/80 que reglamenta la ley de Personal
de la Policía, que prevé suplementos especiales para el
personal policial, que otorga un suplemento del ciento por ciento para
los integrantes de los grupos de seguridad de alto riesgo. Como
es público y notorio, las nuevas modalidades delictivas hacen necesaria
la permanente actividad de los mismos, con despliegues operativos impensados
al momento de su creación, sostiene el decreto en sus fundamentos.
El intento de robo con toma de rehenes, agrega, es la modalidad
delictiva más notoria, ya que dada su especial característica
implica el desarrollo de actividades que en muchos casos exceden las acciones
normales a que están llamados a prestar los integrantes de dichos
cuerpos.
La norma establece el otorgamiento de una única suma que podrá
oscilar entre el 100 y el 500 por ciento del sueldo de la jerarquía
del policía que, siendo integrante de un grupo de seguridad de
alto riesgo, emprenda una acción de extrema peligrosidad
y arrojo que permita el éxito del operativo. Además,
precisa que la procedencia de dicho beneficio también podrá
ser propuesta para el personal policial que, no perteneciendo al grupo
de servicios de seguridad de alto riesgo, hubiere intervenido en el evento
delictivo o lleve a cabo acciones de esa naturaleza.
La norma generó el rechazo opositor. No está mal reconocer
a aquellos policías que, respetando las leyes, expresen actos de
arrojo. Pero si se asocian a las declaraciones de Ruckauf, el pago de
sueldos extra puede incentivar la mano dura, advirtió el
senador Sigal.
La oposición viene reclamando desde hace dos semanas la interpelación
del ministro de Seguridad, Ramón Verón, para pedir explicaciones
sobre los últimos casos de brutalidad policial. Entre ellos, el
tiroteo de Los Polvorines, en agosto último, donde fallecieron
un suboficial y tres delincuentes que recibieron un total de 190 disparos.
Semanas más tarde, tras un asalto a la sucursal del banco Itaú
de San Isidro, fue asesinado un rehén, el músico Mariano
Wittis, al ser confundido con uno de los delincuentes. Y la semana pasada,
un joven motociclista, Alejandro Levickas, murió al quedar en medio
de un tiroteo entre policías y ladrones en San Isidro.
LOS
CAMIONEROS PARAN HOY EN RECLAMO DE SEGURIDAD
Un día sin
transporte de caudales
Los transportadores de caudales agrupados en el Sindicato de Camioneros
realizarán hoy un paro de 24 horas, en reclamo de mayores medidas
de seguridad para su actividad. La medida afectará a la actividad
bancaria y al transporte de valores de todo el país. Y si no hay
respuestas al reclamo, podría extenderse por tiempo indeterminado.
Se trata del segundo paro simultáneo convocado por el gremio de
Hugo Moyano: desde el domingo, los camioneros apoyan el lock out que lleva
a cabo la Confederación Nacional del Transporte Argentino (CNTA)
(ver página 13).
La medida fue adoptada horas después del asalto a la planta potabilizadora
de Aguas Argentina, donde murieron acribillados dos empleados de la empresa
Juncadella-Prosegur: un custodio y un portavalores. El anuncio fue realizado
por el propio Moyano, en una conferencia de prensa que ofreció
ayer por la tarde.
Allí, el titular de la CGT disidente calificó el episodio
ocurrido por la mañana como una consecuencia de la inseguridad
que viven nuestros trabajadores y de la falta de preocupación por
parte de las empresas, ya que los camiones de caudales no reúnen
las condiciones de seguridad para el personal que está dentro de
él. Las armas que utilizan los delincuentes son muy
importantes, ya que (sus proyectiles) atraviesan el blindaje de los mismos,
graficó.
Los trabajadores vinculados con el transporte de caudales que están
nucleados en el Sindicato de Camioneros suman unos 6000 en todo el país.
La cifra incluye a los choferes y los portavalores, pero no a los custodios.
El paro, se estima, afectará el abastecimiento de dinero a los
cajeros automáticos así como el transporte de remesas y
valores.
El gremio lanzó la medida por lo que considera una seguidilla de
hechos violentos contra camiones blindados: En los últimos
quince días se registraron hechos en los que compañeros
nuestros resultaron con heridas y mutilaciones, advirtió
a Página/12 el secretario adjunto del gremio, Mariano Silva. Se
refería al hecho ocurrido hace dos viernes en la avenida General
Paz y Emilio Castro, donde el chofer de un blindado perdió
un brazo tras un intenso tiroteo con delincuentes. El viernes último
otro transporte fue acribillado, sobre la avenida Gaona.
Si las transportadoras, los bancos y las empresas no adoptan medidas
de seguridad, y si el Gobierno no refuerza la prevención, en un
tiempo prudencial vamos a tomar otro tipo de medidas más contundentes,
amenazó Silva.
PREGUNTAS
Y RESPUESTAS PARA UN ATAQUE SANGRIENTO
Un trabajo de gente
de Valor
Por
Raúl Kollmann
El asalto
a la planta de Aguas Argentinas plantea una serie de interrogantes acerca
de la actuación de la policía, las posibles complicidades
que permitieron el golpe y las características de la banda que
actuó.
¿Cuál fue
la banda que protagonizó el golpe?
Todo indica que fue un reagrupamiento de la banda del Gordo Valor.
Como reveló Página/12 hace un semana, esa organización
fue la que robó otro camión de Juncadella que estaba reaprovisionando
un cajero automático dentro de la clínica Mater Dei. Ambos
golpes son calcados. Se trata de cajeros automáticos en los que
se cobran sueldos y en los que suele haber cifras más altas que
las habituales.
¿Es la banda que
también participó en la fuga del Departamento Central?
Todo indica que sí. Por informaciones recogidas por este diario
en fuentes cercanas a la propia banda, el robo del Mater Dei tuvo por
objeto hacerse del dinero para pagar las coimas de la fuga del Departamento
Central. Además, hay un dato significativo: Página/12 reveló
que en la huida se utilizó un Ford Escort en tanto que ayer, según
testigos, también usaron el mismo automóvil de color gris.
Según las fuentes consultadas, estos reagrupamientos de la banda
de Valor utilizan autos legales, para evitar que los detengan cuando van
o vuelven de los asaltos. En la banda estarían Daniel Tractorcito
Cabrera, fugado del Departamento Central -aunque dicen que no participó
esta vez y dos sobrinos del Gordo Valor. Además, se habla
de que en la organización hay un policía bonaerense e incluso
un militar retirado.
¿Cómo
hicieron para cometer el robo?
Según dicen en la propia banda, el robo fue entregado.
La prueba más fehaciente es que ingresaron a la planta de Aguas
Argentinas, es decir, que alguien les franqueó la entrada o les
pasó un dato preciso para entrar. En el caso del Mater Dei, por
ejemplo, sabían el nombre de un médico e ingresaron aduciendo
que iban a verlo simulando traer un enfermo. En la banda también
afirman que algunos de los custodios del camión estaban arreglados,
pero algo falló: o cambió la dotación del blindado
o apareció un custodio que se resistió inesperadamente.
La banda tiene fama de sangrienta.
¿Con qué elementos
contaron y cómo se organizó el asalto?
Habitualmente hay dos o tres hombres que son del riñón
de la banda, personajes pesados y con experiencia en robos de bancos o
blindados. Cada uno trae lo que se llaman los satélites,
ladrones de menor envergadura. Ellos son la mano de obra del asalto. En
el robo de ayer participaron 12 delincuentes, nueve satélites
y tres jefes. Los primeros llegaron y se movieron en autos robados; los
jefes transitaron en vehículos legales. En total usaron 5 o 6 coches.
Había disfraces y armamento de envergadura: el fusil FAP similar
al utilizado en la guerra de Malvinas para disparar contra tanques
cuesta aproximadamente 2000 pesos en el mercado negro. También
llevaban una ametralladora y un FAL, además de armas de puño.
¿Qué
pasó con el delincuente que cuatro horas más tarde apareció
dentro de la planta?
Los efectivos que llegaron después del robo cometieron gravísimos
errores al no rastrillar la planta como correspondía. Uno de los
satélites había quedado adentro, de a pie, después
del desbande por la resistencia de los custodios. El delincuente un
loquito acorralado, según lo describieron intentó
salir como si fuera un operario, llevando un bolso, pero se encontró
con el inspector Erra: lo asesinó prácticamente a sangre
fría.
¿Quién mató
al jardinero?
La Policía Federal sostiene que fue el delincuente que, supuestamente
ya malherido, primero le disparó al jardinero y después
se suicidó. La versión parece poco creíble. Casi
no hay casos de delincuentes que maten a rehenes, le aseguraron
a este diario varios comisarios retirados, con amplia experiencia en investigaciones.
Desde la cárcel, un integrante de la banda le negó a este
diario que su compinche hubiera asesinado al jardinero.
¿El delincuente
se suicidó?
Es lo que afirman los investigadores de la Federal. Aparentemente
malherido, el sujeto se pegó un tiro en la sien. Fuentes de la
pesquisa reconocen que el delincuente tenía tres tiros en el cuerpo:
uno en el cuello, otro en el hombro y uno en la sien. Cerca de la banda
sostienen que los policías lo remataron en venganza por el asesinato
del inspector Erra. Ese pibe no se suicidó. En la cárcel,
habiendo matado un milico y después de un robo a un blindado, lo
hubieran recibido como un héroe, aseguran.
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