El presidente yugoslavo Slobodan Milosevic se plantó ayer desafiante
frente a sus enemigos políticos al tachar a los opositores serbios
que intentan sacarlo del poder como lacayos de Occidente que llevarían
al país a la guerra y la pobreza. En su primer mensaje televisado
a todo el país desde la disputada elección presidencial del
pasado 24 de setiembre, Milosevic insistió en que no tiene la mínima
intención de aceptar una derrota. El desafío de Belgrado fue
acompañado por un confuso intento del presidente ruso, Vladimir Putin,
para resolver la crisis al invitar a Milosevic y a su rival Vojislav Kostunica
a que visiten Moscú esta semana. Como presidente de Rusia,
estoy dispuesto a recibir a los dos candidatos que llegaron a la segunda
vuelta con el fin de estudiar las vías de una salida a la situación
actual. En su mensaje de 15 minutos, Milosevic advirtió que, si la oposición llega al poder, Yugoslavia se quebraría inevitablemente porque nuestra política garantiza la paz y la oposición promueve enfrentamientos y hostilidades. Los opositores fueron auxiliados por los países occidentales y la OTAN declaró el presidente yugoslavo, y con la oposición en el poder el país sería ocupado por poderes extranjeros. Milosevic acusó a sus oponentes de recurrir a prebendas y chantaje con dinero de Occidente para llevar al país a la paralización. Y advirtió que las leyes yugoslavas podrían ser aplicadas para prevenir una invasión occidental. Nunca tuve la costumbre de comentar los discursos de personas como Milosevic, pero se trata del accionar de un hombre desesperado, reaccionó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Reeker. Milosevic hizo su contundente declaración el mismo día en que la oposición intentó paralizar al país por medio de una huelga general planeada para sacarlo del poder. Sin embargo, los líderes opositores reconocieron que el resultado de la medida fue decepcionante. En Moscú, el intento de Putin por una salida negociada siguió a un encuentro sobre el tema entre funcionarios clave del Kremlin después de que el presidente ruso asegurara que la creciente tensión en Serbia se está convirtiendo en una amenaza a la estabilidad europea. Mientras el gobierno alemán asegura que Putin reconoció el triunfo de Kostunica la semana pasada después de una conversación telefónica con el canciller Gerhard Schroeder, la declaración de ayer de Putin inclinó el campo a favor de Milosevic al referirse a una segunda vuelta y no reconocer oficialmente el triunfo de la oposición. Parece que Serbia tendrá que resolver sola sus problemas respondió Kostunica, porque Rusia está siendo ambivalente e incapaz de dar un paso sin retroceder otro. La propuesta rusa chocó abiertamente con el reconocimiento de Francia a la victoria opositora, según declaró el presidente Jacques Chirac. La renovada crisis balcánica concentró las conversaciones que se sostuvieron ayer en París el gobierno francés, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, y diplomáticos de la Unión Europea. A la salida, el ministro francés del Exterior, Hubert Vedrine, también disparó contra Moscú: la iniciativa rusa sería buena si se le dijera a Milosevic que tiene que irse y se le dijera claramente a Kostunica que Rusia reconoce su victoria electoral.
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