La reacción del equipo se originó en una reunión
entre todas, en las que decidimos que había que levantar, que nadie
es invencible y que no podíamos entrar mal a la ronda final pensando
que habíamos perdido con España. Las Leonas del hockey
argentino, que lograron una medalla de plata en los Juegos Olímpicos
de Sydney, paralizaron por un rato Ezeiza, ayer por la tarde, cuando fueron
recibidas por casi 800 aficionados, y Vanina Oneto, su goleadora, explicó
así la gran levantada que el conjunto tuvo en la ronda final, que
fue clave para llegar a la final. Hubo coincidencia en que el objetivo futuro
del equipo, al que pronostican recambios, es lograr la medalla de oro en
Atenas 2004. El entrenador Sergio Vigil, quien les puso el mote de Leonas, amplió los horizontes del objetivo. Nos propusimos llegar a la final y con la fortaleza de las chicas pudimos lograrlo. A partir de ahora vamos a querer alcanzar más cosas siempre con humildad, sacrificio y sobre todo con unión, agregó. La idea de la Secretaría de Deportes, de priorizar los deportes más competitivos en la preparación hacia Atenas, puede favorecer al hockey femenino, que para Sydney contó, junto al yachting, de uno de los cuatro millones de pesos que dispuso el deporte argentino como aporte oficial. La defensora Cecilia Rognoni anticipó el recambio del equipo al expresar su deseo de que las chicas que se pongan de ahora en más la camiseta del seleccionado se rompan el alma y sean unas leonas dentro de la cancha como lo fuimos nosotras. Sin embargo, dio a entender que seguirá vistiendo los colores argentinos. Para mí, la medalla es algo para disfrutar muchísimo, pensé en los momentos difíciles que había pasado y ahora redoblé mis ganas de seguir adelante, confió. Jorgelina Rimoldi, una de las históricas del equipo, insistió en que sería muy bueno que se siguiera trabajando como hasta ahora para que Argentina esté en el podio un lugar más arriba del que conseguimos nosotras. También para Rognoni la reunión del grupo después de terminar la ronda preliminar fue trascendental porque valoramos que nos habíamos clasificado y pensamos que, como llegábamos con cero punto al hexagonal, íbamos a tener que hacer un esfuerzo doble para arrimar arriba. Respecto de la conquista de la medalla, la defensora de Belgrano, Magdalena Aicega, una de las más experimentadas del plantel, explicó: Sabíamos que la gente confiaba en nosotras, pero lo más importante fue que nosotras también creíamos en nosotras. Aicega estimó que el equipo podía haber merecido la medalla de oro, pero dejó en claro que la derrota en la final fue justa: No le quitemos méritos a Australia que nos ganó en muy buena ley.
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