Por Mariano
Blejman
Es una radio en el borde. Y está ubicada en el Borda. En FM
La Colifata, la radio hecha por los internos del Hospital Neurosiquiátrico
José Borda, la línea que divide el estrecho de la locura
es demasiado fina como para poder descubrirla a simple vista. Los colifatos
así les gusta llamarse a los que ponen su voz en el micrófono
acaban de cumplir nueve años de vida, pero el trayecto no fue precisamente
sencillo. Su director Alfredo Olivera explica a este diario cómo
la radio tuvo que ser reconocida por fuera del hospital, para ser aceptada
desde adentro. El 23 de agosto de 1991, Olivera, director del proyecto,
estaba comenzando a construir un puente que los hizo cruzar por las altas
paredes del Borda. Y el puente creció a pesar de todo, incluso
a pesar del mismo hospital.
Fue la casualidad lo que llevó a Oscar Ruggeri a donar como
un buen regalo de cumpleaños los fondos para armar un estudio
propio de emisión que comenzará a construirse pronto. Hasta
ahora, los internos lidiaban con el frío y la lluvia cada vez que
éstos se hacían presentes y contaban (de hecho todavía
cuentan) con tan sólo unas sillas para sentarse alrededor de una
mesa diminuta. Esto demuestra que hay claramente una política
de indiferencia del hospital con el proyecto de la radio, dice Olivera
a Página/12. Pero como La Colifata tiene una presencia fuera
del hospital bastante importante, apostamos a crecer a partir del aporte
que hace la gente.
¿A qué se refiere con buscar el crecimiento por afuera?
Hace 3 o 4 años, desde la dirección del hospital estuvieron
por inaugurar un proyecto radial que se iba a llamar FM Borda, y que nos
dejaba afuera a nosotros. Ese proyecto naufragó, entre otras cosas
porque La Colifata logró una fuerte repercusión. Nos invitaron
a dar charlas o conferencias en Alemania, fuimos a un congreso de rehabilitación
en Holanda, conseguimos un Martín Fierro, y aun así nunca
nos dieron un espacio físico.
¿Cómo fueron los festejos?
La Colifata nació el 3 de agosto de 1991. Se festejaron los
9 años desde la continuidad de un proyecto que fue creciendo en
relación con los niveles de respuesta comunitarios. Aprovechamos
para festejarlo porque vamos a poder construir un estudio de emisión
en el mismo lugar donde ahora estamos al aire libre, con el aporte económico
que va a dar Oscar Ruggeri (director técnico de San Lorenzo). El
se enteró de La Colifata por una nota en TyC, le contamos que queríamos
construir un estudio y se ofreció para poner la plata. Además
va a participar la Organización Ecológica Utopía.
Entre ambos van a dar los fondos para construir un estudio y es idea nuestra
que sean los internos los albañiles de la construcción.
Incluso está pensado que ganen un sueldo por su trabajo.
Olivera comenzó a visitar el hospital siendo parte de un grupo
que se llamaba Cooperanza, creado por Alfredo Moffat, y que fue la continuación
de la peña Carlos Gardel interrumpida en los años de plomo.
Yo empecé a ir a ese grupo y después de unos 8 o 9
meses se me ocurrió la idea de armar la radio. Creo que en el hospital,
además de la patología que pueda tener un interno, también
cargan con la cruz de la marginación. La radio fue pensada como
un salto al muro para volver a poner la palabra de los internos fuera
del hospital. Luego nos dimos cuenta de que tenía fines terapéuticos.
Escuchándolos en la radio da la sensación de que la
línea entre el adentro y el afuera es demasiado estrecha...
Eso es significativo. Desde nuestro posicionamiento ético
pensamos en la radio como un dispositivo para tratar de despertar en la
comunidad acciones solidarias, y también efectos terapéuticos
puntuales. Ahora bien, no hay clínica posible si no se tiene en
cuenta que detrás de la radio hay justamente eso: gente. Que la
vida les ha pegado y ellos han sido atravesados, y van cruzando el hecho
de existir y tratan de subsistir de distintos modos.
Es curioso ver cómo se ríen de sí mismos...
A ellos les gusta llamarse colifatos. Parece que hay una diferenciación
entre el loco feo y peligroso y el colifato que ha logrado con ese significante
otra mirada desde el punto de vista de la sociedad.
¿Hay pertenencia a la radio?
Esa es la idea. No se trata de un proyecto normativo, no se trata
de que nosotros, los que sabemos, desde el taller de radio,
les enseñemos a hablar, o a producir un programa. El hacer mejores
programas o mejores producciones son efecto de que acá lo que más
nos importa es que lo que emerja sea un Pedro, un Juan, una María
o una Estela. Y lo que hace la radio es habilitar un espacio desde lo
simbólico para que de allí pueda emerger un discurso. Por
eso creo que la Colifata, en general, no da lástima sino que despierta
ternura y ganas de acercarse en la gente. Lo otro sería patético.
Pretender que sean aprendices de un Macaya Márquez sería
seguir profundizando el proceso de desapropiación de las personas.
El
ritual de los sábados
LT22 Radio La Colifata del Borda, una radio realizada íntegramente
por los internos del Hospital Neurosiquiátrico José
Borda, dice la voz de Lalo Mir, presentador oficial de la
radio. La Colifata se escucha desde hace 9 años en el 100.1
FM del dial. Y la emisión se ha convertido en un ritual sabatino
que comienza cerca de las tres de la tarde y se va con el comienzo
de la oscuridad. Pero la radio también puede escucharse en
vivo visitando el neurosiquiátrico ubicado en Ramón
Castillo 375. La programación está hecha por los internos
del hospital y tiene momentos poéticos, debates políticos,
programas deportivos, reflexiones y contestaciones a los mensajes
enviados a su e-mail [email protected]. La programación
queda prolijamente anotada en una pizarra apoyada contra un árbol
cada vez que alguien pide participar. Alfredo Olivera, quien oficia
de operador, explica: Cada sábado es un ritual en donde
los internos construyen el espacio. Eso tiene un correlato en la
psiquis de cada uno, porque es algo que construyen ellos. Y ése
es nuestro laburo como profesionales, queremos rescatar el hecho
de que ellos hablen en nombre propio desde la alegría y la
creatividad. Y lo que a ellos les entusiasma es que en los oyentes
hay una respuesta increíble.
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