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Machinea dice que no devaluará
ni la moneda ni el ministerio

El ministro también descartó la dolarización y prometió bajar impuestos sin dar precisiones. Enojado, descartó la división en dos de Economía y que la AFIP sea elevada al rango de ministerio.

José Luis Machinea, ministro de Economía, antes de ingresar a la reunión del gabinete nacional.


t.gif (862 bytes) José Luis Machinea descartó la posibilidad de un desdoblamiento de Economía, otorgándole rango de ministerio a las actuales secretarías de Finanzas y de Hacienda, junto con la AFIP. �Es un absurdo�, calificó a la versión que daba cuenta de la inminente creación del Ministerio de Finanzas. Por otra parte, Machinea aseguró que el rumbo económico �está firme�. Descartó una devaluación y la dolarización. Además, anunció que durante el próximo año habrá rebajas de impuestos.
Ayer, Machinea hizo declaraciones públicas en dos oportunidades. Primero, bien temprano, en la Casa Rosada, a poco de comenzar la reunión de gabinete nacional. Más tarde, al mediodía, dio un discurso frente a unos 500 empresarios que asistían a la 48º Convención Anual de la Cámara de la Construcción (CAC).
En Balcarce 50, el ministro salió al cruce de la posibilidad de dividir el Palacio de Hacienda. Según la versión, la partición crearía el ministerio de Finanzas, que quedaría a cargo de Ricardo López Murphy, actual titular de la cartera de Defensa, mientras que Machinea seguiría al frente de un Ministerio de Economía con poder menguado, bajo cuya órbita continuarían áreas como la de Industria y Energía, por ejemplo, vinculadas al sector productivo. Pero Machinea clausuró esa posibilidad en forma rotunda, al calificarla de �absurda�.
�¿Es posible que la AFIP se convierta en ministerio? �le preguntó Página/12.
�No. Tampoco hay nada de eso �contestó el ministro.
Frente a los empresarios, el titular de Hacienda dejó algunas definiciones sobre la marcha de la economía, con el objetivo de cambiar las expectativas negativas que tienen los hombres de negocios. �Ganar en competitividad no significa devaluar, que significaría pagar salarios de miseria y sumir a la economía en el colapso. Tampoco significa caer en el pensamiento mágico y dolarizar la economía. Ni una ni otra están en el horizonte de los argentinos. Podemos estar tranquilos�, señaló.
A diferencia de Fernando de la Rúa, el día anterior, Machinea no fue profuso en explicaciones sobre el Plan de Infraestructura y pasó por alto la puja que los empresarios mantienen con los legisladores de la Alianza acerca de la inclusión o no de las empresas extranjeras en las obras de aquel Plan. En cambio, prefirió señalar los pilares que sostienen a la economía. En ese marco, anunció que �ya no habrá aumentos de impuestos sino reducciones, a partir del año que viene. Y daremos una renovada lucha contra la evasión impositiva�.
En medio de una recesión que ya lleva más de dos años, Machinea utilizó el estrado para dar certezas a los constructores sobre la marcha de la economía. Destacó que se evidencia un salto en la demanda de créditos hipotecarios y un aumento, del 14 por ciento interanual, de las exportaciones. Además, Machinea detalló punto por punto, todos los deberes que el Gobierno viene realizando desde que asumió: asegurar la solvencia fiscal y la seguridad jurídica, tener como objetivo un aumento de la competitividad (a través de distintas desregulaciones) y la �consolidación� del mercado de capitales. A cambio, les pidió �que sigan haciendo el esfuerzo�, a través de nuevas inversiones. 
Hacia el final de su exposición, Machinea envió un mensaje a sus colegas del gabinete. �Necesitamos un gobierno homogéneo�, puntualizó, dejando trascender que la diversidad de opiniones en el seno de la Alianza sobre el rumbo de la economía pueden poner piedras en el camino de la reactivación. La frase pareció tener como destinatario al vicepresidente Carlos Alvarez, quien la semana pasada se mostró crítico ante la falta de reacción de la economía.

 


 

LA BANCA CENTRAL DE EE.UU. DECIDIO NO TOCAR LA TASA
Una brisa fresca viene del Norte

Confirmadas las previsiones, la Reserva Federal no movió ayer las tasas de interés, sin mencionar en su comunicado la que quizá sea la razón determinante de su conducta: cuando falta apenas un mes para que los norteamericanos elijan nuevo presidente, cualquier movida de la banca central podría ser interpretada como un intento de gravitar en el ánimo de los votantes.
En cualquier caso, también es verdad que en los últimos cuatro meses y medio el Comité de Política Monetaria del organismo conducido por Alan Greenspan no volvió a elevar las tasas, cortando una racha de seis aumentos en el plazo de un año. Estas alzas totalizaron un 1,75 por ciento, llevando la tasa directriz (que es la aplicada a operaciones interbancarias a 24 horas) a su vigente nivel de 6,5 por ciento. Este es el más alto desde 1991, precisamente el año en que la Argentina aplicó la convertibilidad.
Así las cosas, la perspectiva para la economía argentina no es rosada, ya que una tasa básica alta implica costosos servicios de la deuda. Al mismo tiempo, atrae capitales hacia el dólar y lo fortalece, remontando tras de sí al peso. De cualquier forma, no era realista esperar que Greenspan redujese la tasa en momentos en que el abrupto encarecimiento del petróleo cierne amenazas de inflación. Aunque en el texto divulgado por la FED se admite que la suba del crudo no incidió aún significativamente en el nivel general de precios, se advierte que por culpa del barril pueden recrudecer las expectativas inflacionarias. Como se ve, también en Washington se le teme al elemento psicológico.
Contrapesando el factor precios, hay datos que sugieren cierto enfriamiento de la economía norteamericana. Allí nadie habla de recesión, sino de converger hacia una tasa de crecimiento normal después de una década de expansión. Por otro lado, aunque el sostenido incremento de la productividad estadounidense parece capaz de resolver cualquier dilema -sobre todo el de cómo crecer indefinidamente sin generar inflación�, los cerebros de la FED advierten que, dada la bajísima tasa de desempleo, hay muy poca mano de obra disponible. Esto implica que una ulterior expansión en la demanda de trabajo podría trasladarse a los salarios. En definitiva, ante indicadores de signo contrapuesto, los responsables de la política monetaria prefirieron ayer no hacer olas.

 

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