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68 MUERTOS Y 1400 HERIDOS EN MEDIO ORIENTE
La Intifada de los Seis Días

La tregua entre israelíes y palestinos se rompió ayer con nueve muertos y 300 heridos. Hoy se celebrará una cumbre entre el premier israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yasser Arafat.

Un palestino durante los combates con un fortín del ejército israelí en la Franja de Gaza. 


The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg

t.gif (862 bytes) La tregua entre Israel y los palestinos duró ayer apenas 12 horas antes de disolverse en un estruendo de ametralladoras, cohetes y helicópteros artillados. El ejército israelí volvió a reprimir con tanques y helicópteros en la Franja de Gaza. Ayer la violencia dejó un saldo total de nueve muertos, uno de ellos árabe-israelí, y 300 heridos. La cifra desde el comienzo del levantamiento palestino hace seis días es de 68 muertos y más de 1400 heridos. El fracaso sangriento de la tregua socava las esperanzas en torno de una cumbre que se celebrará hoy en París entre el premier israelí, Ehud Barak, y el líder palestino Yasser Arafat.
Los disparos que ayer rompieron la tregua ocurrieron durante el entierro de un adolescente palestino en Nablus, Cisjordania. Hombres armados entre la multitud de 3000 palestinos abrieron fuego contra un puesto de guardia del ejército israelí cerca de un lugar de peregrinaje judío. Dentro de la misma Israel, en Galilea, la policía reprimió una manifestación de apoyo a los palestinos, matando a un árabe-israelí e hiriendo a 20. Pero lo peor sucedió en la Franja de Gaza, en torno de un fortín israelí que vigila el cruce de caminos de Netzarim. Soldados israelíes volaron la cara a un palestino al dispersar con fuego automático un grupo que avanzaba contra su fortín. Más tarde, helicópteros artillados israelíes sobrevolaron el área y dispararon una andanada de cohetes, causando 14 heridos. En total, los choques de ayer cerca del fortín dejaron cuatro muertos y 33 heridos. No muy lejos, tanques y helicópteros israelíes demolieron dos posiciones de la policía palestina con fuego de cañones. Ayer el ejército israelí admitió que francotiradores, apostados en el fortín de Netzarim, habían sido responsables por la muerte (televisada a todo el mundo) de un niño palestino de 12 años, a quien confundieron con un terrorista. Al caer la noche, el número de muertos en los seis días de violencia ascendía a 68, incluyendo diez árabe-israelíes, un gendarme israelí, un soldado israelí y un civil judío. Muchos de los heridos están graves. �El clímax todavía está por llegar; esta ola de violencia continuará�, concluyó lúgubremente el vicejefe del Ejército israelí, general Moshe Yaalon. 
Impertérrita, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, se manifestó optimista sobre la cumbre que se celebraría hoy entre Barak y Arafat. �Vamos a desactivar esto�, aseguró a los periodistas. Pero fue recién a la noche de ayer que el secretario general de la Autoridad Palestina, Tayeb Abdel Rahim, confirmó que �habrá una reunión entre Arafat y Ehud Barak�. En todo caso, se sabe muy poco sobre los detalles del encuentro, incluyendo dónde sería y cuánto duraría. Agregando más confusión, Egipto invitó a ambos líderes a que dialoguen mañana en la localidad de Sharm el-Sheikh, invitación que fue aceptada. En las Naciones Unidas, ambos bandos se acusaron mutuamente de causar los disturbios, que comenzaron luego de que el líder derechista israelí Ariel Sharon visitara la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar santo del Islam. 
En Israel, la violencia llevó a una creciente hostilidad hacia los palestinos y despertó sospechas sobre la minoría árabe-israelí. Hemi Shalev, columnista del diario Maariv, comentó que �muchos nos quejamos de que los helicópteros no eran suficientes, que debían usarse cazabombarderos F-15. Muchos, incluso en las más altas esferas, quieren darles una paliza a los palestinos�. La comunidad política está cerrando filas ante los disturbios. El rabino ultraortodoxo Ovadia Yosef, uno de los artífices del colapso de la coalición de Barak, llamó ayer al premier laborista para ofrecer su apoyo. El punto de inflexión parece haber sido el estallido de violencia en Galilea, que sugería un propósito común entrelos palestinos por fuera del Estado de Israel y los árabes-israelíes por dentro. �Yo estoy mucho más preocupado por la cuestión interna, la situación de los árabes-israelíes�, enfatizó el ministro del Exterior, Shlomo Ben Ami.

 


 

EL GOBIERNO lanzO UN ULTIMATUM A LOS COCALEROS
La Paz no queda en Bolivia

Por Oscar Guisoni
Desde La Paz 

La situación en Bolivia, cuando van tres semanas de conflicto, corre el riesgo de entrar en un callejón sin salida. Desde el lunes, las negociaciones entre el gobierno y cocaleros, maestros y campesinos se hallan empantanadas. Los bloqueos de las principales carreteras continúan y en las principales ciudades el desabastecimiento crece. Ayer, el gobierno lanzó un ultimátum a los cocaleros para que respondan a su propuesta y desbloqueen los caminos. Pero se supone que la respuesta será negativa y que hoy entrarán nuevamente en escena los militares.
Campesinos y maestros urbanos rechazaron la propuesta gubernamental y continuaron marchando por las grandes ciudades, duramente reprimidos por la policía. Los cocaleros también hicieron morder el polvo de la derrota a los ministros de Banzer. Cuando el ministro del Interior, Guillermo Fortún, anunció con bombos y platillos que el gobierno estaba dispuesto a no construir cuarteles militares en la zona cocalera del Chapare, parecía que el conflicto llegaba a su fin. Pero a los cocaleros parece importarles poco los cuarteles y se han empecinado en obtener su parcela de coca por familia como punto no negociable en las conversaciones. Para la administración Banzer conceder esto sería un suicidio. El embajador norteamericano, Manuel Rocha, dio una conferencia de prensa en apoyo del gobierno, que aceptó 11 millones de dólares donados por Washington para la generación de empleo, pero que serán usados para recomponer los caminos destruidos por los bloqueos de estos días, cuyos daños alcanzan ya la suma �enorme para Bolivia� de 60 millones de dólares.
Con los campesinos indígenas la negociación es aún más difícil. Luego de muchas idas y vueltas, finalmente se reunieron los ministros con el líder Felipe Quispe (�el Mallku�), en la sede de Cáritas, en el centro de La Paz. El gobierno ofreció hacerse cargo de la atención hospitalaria de los heridos, pero pidió que a cambio los campesinos levanten los bloqueos. 
La respuesta campesina fue un no rotundo. El bloqueo no se levantará si no se atienden todos los puntos exigidos por los indígenas. Entre sus demandas también se encuentra el fin de la erradicación de cocales, por lo que también es difícil que se llegue a buen puerto en estas negociaciones.
El desabastecimiento de La Paz es tan dramático que el alcalde de la ciudad, el izquierdista Juan del Granado, encabezó una caravana de camiones que partió rumbo al campo para comprar frutas y verduras a los campesinos, para abastecer a la ciudad. Pero volvió con las manos vacías.

 

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