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PRIMER DEBATE POR TV DE LOS CANDIDATOS DE EE.UU.
El príncipe versus el bufón

Ayer debatieron en la Universidad de Massachusetts el vicepresidente norteamericano Al Gore y el gobernador de Texas, George W. Bush. Candidato demócrata y republicano se enfrentaron en el primero de una serie de tres encuentros.

�Dicen que soy aburrido�, dijo el candidato del gobernante Partido Demócrata Al Gore.


t.gif (862 bytes) Al Gore y George W. Bush finalmente se enfrentaron cara a cara ayer, en el primer debate televisado de la batalla por la presidencia. Las encuestas revelan que hasta un tercio del electorado decidiría su voto en base al resultado de estos choques. La tensión y gravedad con la que ambos bandos veían los debates era palpable, ya que era el punto decisivo de uno de las campañas presidenciales más reñidas desde hace 40 años, cuando J. F. Kennedy y Richard Nixon debatieron por primera vez por tevé. El viejo método de arrojar una moneda decidió que Gore, el candidato demócrata, haría la primera pregunta en el debate de 90 minutos, que se realizó en la Universidad de Massachusetts en Boston. El debate fue transmitido en vivo en la mayoría de los canales de televisión, y se esperaba que los televidentes ascendieran al menos a 60 millones. 
El debate se lanzó con qué destino dar al superávit fiscal, la reducción de impuestos y la protección de los programas de salud y seguridad social. Bush intentó diferenciarse desde un principio del actual vicepresidente resaltando que no pertenecía a la clase política �de Washington� sino que provenía del oeste de Texas. Ambos candidatos también se enfrentaron por la cuestión del petróleo. Bush destacó su intención de que Estados Unidos sea �independiente en la producción de crudo para no depender del exterior ni de Saddam Hussein�. Al Gore acusó a su rival de pretender vulnerar los �tesoros ambientales� de Alaska en busca de petróleo. Bush replicó que sí, que su prioridad eran los consumidores, y que con mucho orgullo emprendería, con medios que no dañen al medio ambiente, la exploración de todas las fuentes en el territorio nacional, al mismo tiempo que llamó a la unión energética con México y Canadá. 
Las primeras, pequeñas frases asesinas entre los candidatos ocurrieron cuando discutían los números que gastarían (o no) sus administraciones. �Este hombre trae muchos números�, dijo Bush, en respuesta a una intervención de Gore sobre su propuesta de seguro médico. �Estoy empezando a pensar de que no sólo inventó la internet, sino que también inventó la calculadora�, ironizó el gobernador de Texas.
Uno de los puntos donde la oposición fue más cerrada es el del aborto. �Confío en las mujeres para que ellas hagan su propia elección, contrariamente a mi rival que quiere que el gobierno tome la decisión en su lugar�, afirmó el vicepresidente Gore. Su rival criticó la reciente decisión de las autoridades norteamericanas de poner en el mercado la �píldora abortiva� (RU-486), al sostener que �los abortos deben hacerse menos frecuentes en Estados Unidos�. �Espero que la Food and Drug Administration (Administración federal sobre Alimentos y Medicamentos, FDA) tomó su tiempo para tomar esta decisión�, añadió el gobernador de Texas. �La FDA tomó doce años para adoptarla�, le respondió Gore. El debate se desplazó a otro punto candente para la próxima administración: el nombramiento de tres o cuatro jueces de la Corte Suprema. Gore anticipó que su rival nombraría a conservadores, como los actuales Clarence Thomas o Antonin Scalia, adversarios acérrimos del aborto, que darían vuelta el fallo histórico que lo hizo legal en Estados Unidos. 
En la política exterior las diferencias también fueron nítidas. Mientras que Gore justificó la intervención de la OTAN ante lo que llamó el �genocidio� en Bosnia y Kosovo, y adelantó que defenderá el triunfo de la oposición yugoslava contra el actual presidente Slobodan Milosevic, Bush negó de plano que la función de las fuerzas armadas norteamericanas sea �construir naciones� por el mundo y dijo que �no usará la fuerza� en casos que no involucren �el interés nacional� de EE.UU. Según dijo Bush en los minutos finales, la mejor manera de preservar la paz era mantener fuerzas armadas �capaces de pelear y ganar las guerras�. 
Antes del debate, Gore aventajaba a Bush por 46 contra 40 por ciento en un sondeo hecho por Reuters y MSNBC, y por 45 a 39 por ciento en una del New York Times y CBS. Una encuesta del Washington Post y ABC estableció una ventaja menor, de 48 contra 46, mientras que la última de CNN y Gallup situaba a ambos candidatos parejos con el 45 por ciento cada uno. 

 

 

Municiones para el duelo

George W. Bush. 

Los recortes presupuestarios de Clinton y Gore 
han disminuido la capacidad de reacción de las Fuerzas Armadas. EE. UU. tiene 
desplegadas fuerzas de pacificación en demasiadas partes del mundo, empezando por Bosnia y Kosovo. 
El superávit presupuestario no es dinero del gobierno, sino de la gente, y hay que devolvérselo. Las excepciones a esta regla son la enseñanza y la defensa.
El gobierno demócrata de Clinton y Gore no ha aprovechado la prosperidad económica para mejorar la enseñanza pública. EE. UU. vive hoy una recesión educativa.
El historial de Bush, gobernador de Texas, se resume en una extraordinaria creación de empresas y puestos de trabajo.
Gore tiene poca credibilidad. Se proclamó inventor de Internet, recaudó fondos electorales en un templo budista, y predica contra el sexo y la violencia de Hollywood mientras cosecha sus cheques. 

Al Gore.

Bush es defensor de tres viejas industrias impopulares: tabaco, armas y petróleo. 
La reducción de impuestos que propone Bush amenaza con comerse el superávit presupuestario de EE. UU. y no dejar un centavo para pagar la deuda nacional y garantizar el futuro del sistema público de pensiones de jubilación.
La propuesta de Bush de conceder cheques a los padres para que envíen a sus hijos a escuelas privadas si las públicas son malas atenta contra los fundamentos de la enseñanza pública. 
El historial de Bush como gobernador de Texas puede resumirse en que un cuarto de la población de ese Estado no tiene cobertura médica y la contaminación atmosférica ha alcanzado niveles alarmantes.
EE. UU. vive un período insólito de paz y prosperidad económica y no hay ninguna razón para arriesgarse a concederle la Casa Blanca a alguien inexperto en asuntos nacionales e internacionales como Bush.

 

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