Por Ariel Greco
Con el encuentro entre el actual campeón Estudiantes de Olavarría ante su homónimo de Bahía Blanca, esta noche se abrirá la 17ª edición de la Liga Nacional de Básquetbol, que será televisado por TyC Sports desde las 21. Más allá de la expectativa que se pueda generar por el comienzo de la temporada, la partida de muchos jugadores al exterior, la ausencia de un candidato fijo, la incógnita por la situación económica de varios equipos y la poca esperanza de superar el nivel de juego de los torneos anteriores son los aspectos predominantes de la 2000/2001.
Como ocurrió en las últimas dos temporadas, la Asociación de Clubes eligió una sede para el partido inaugural en una ciudad que no tiene clubes en la máxima categoría, con el fin de promover el deporte. Por eso el campeón de la 99/2000 visitará a los bahienses en el estadio Ruca Che de Neuquén. Además del partido entre los dos Estudiantes, la fiesta se completará con la realización de un encuentro preliminar y un show artístico.
La clave de esta edición estará marcada por el éxodo de jugadores al exterior. En un fenómeno que se inició en la últimas dos temporadas, pero que se potenció de manera notable para ésta, desde Europa no sólo buscaron a grandes figuras, sino que también se llevaron a basquetbolistas de la base de la pirámide, que en muchos casos ni siquiera tenían demasiados minutos en sus equipos. Así a la Liga le faltarán estrellas como Rubén Wolkowyski, Diego Osella o Leandro Palladino; jugadores importantes como Raúl Merlo o Nicolás Gianella; jóvenes que nunca se afirmaron en sus clubes com Diego Fessia y hasta juveniles casi sin experiencia en primera división como el talentoso Carlos Delfino. Es lógico que, ante tantas ausencias, el nivel de la competencia lo sienta, sobre todo a partir de la escasa posibilidad de recambio que tienen los equipos.
Claro que mientras el bajón de juego será casi inevitable, tanta sangría también sirvió para abrir el panorama de los candidatos. Si bien Boca y Atenas vuelven a contar con cierto favoritismo a partir de sus nombres, la brecha con el resto no es tan evidente como en años anteriores. Además, la continuidad reglamentaria de poder contar con tres extranjeros y la posibilidad de recambiar tanto a los foráneos como a dos nacionales llevan a los equipos a poder brindar un salto de calidad �para bien o para mal, según el caso� en el medio de la competencia. El ejemplo más claro lo dio Independiente de Pico la temporada pasada. Cuando se aseguró la permanencia en la categoría despidió a sus extranjeros y contrató a tres desconocidos con la única finalidad de no sufrir descuentos de puntos.
En el rubro incorporaciones, los golpes de efecto más importantes los pegó Boca. La llegada de Héctor Campana, en especial por su traumática salida de Atenas, y los retornos de Esteban de la Fuente y Luis Villar conmovieron al mercado. Atenas se vio obligado a rearmarse a partir de las salidas de Campana, Palladino y Osella y apostó por la juventud de Walter Herrmann y Roberto Gabini. En cambio, los bahienses de Estudiantes pusieron sus fichas en gente experimentada: se aseguraron la permanencia de Hernán Montenegro y contrataron a Esteban Pérez, Darío Arenas y Sebastián Festa. El campeón Estudiantes de Olavarría tampoco consiguió mantener la estructura del año pasado, ya que perdió a Wolkowyski, Gianella y al goleador J. J. Eubanks. Para reemplazarlos trajeron a Gabriel Díaz, a Gabriel Fernández y todavía buscan un americano confiable y goleador. Otro que se puede prender en la pelea es Peñarol de Mar del Plata, que mantuvo la base que llegó a semifinales en la Liga anterior y que sumó a Walter Guiñazú. Así comienza la 2000/2001, con pocas certezas y muchas incógnitas.
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