Por Ana Bianco
�Era un militante convencido, nunca abandonaba nada. Fue corrector de pruebas, traductor de inglés, escritor, militante revolucionario. Quiso hacer la revolución y estaba en eso cuando lo mataron.� Así define la figura de Rodolfo Walsh el director Gustavo Gordillo, responsable del documental P4R+, Operación Walsh que se estrena mañana en Buenos Aires, en una semana muy fuerte en novedades. P4R+ es la segunda realización de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora: la anterior fue Padre Mugica, recientemente premiada en Bahía, Brasil. Operación Walsh (1999) fue hecha por alumnos, docentes y graduados de la Universidad en base a material de archivo inédito y entrevistas a familiares y amigos, e incluye la voz de Walsh. El film recorre diferentes etapas en la vida del escritor, desde su nacimiento en Río Negro en 1927 hasta su muerte y desaparición por un Grupo de Tareas de la Armada Argentina en 1977. Gordillo, de 37 años, apunta que fue apasionante redescubrir a Walsh a partir de las miradas de sus entrevistados, su hija Patricia Walsh, su última pareja Lilia Ferreyra y el escritor Ricardo Piglia, entre otros. Los testimonios incluyen también a personajes como Carlos Walsh, ex capitán de navío y hermano de Rodolfo, y al ex jefe montonero Mario Eduardo Firmenich (ver aparte).
�Después del documental sobre el padre Mugica, ¿por qué Walsh para el segundo?
�La película se llama Peón 4 Rey Jaque, Operación Walsh. La primera jugada que se hace para abrir una partida de ajedrez es peón 4 rey, es la más inocente y sin riesgo. Walsh, desde la nada, jaquea a un sistema. La frase del final, �a los que no están por haber estado�, resume en alguna medida nuestra intención: homenajear a los militantes y los ideales por los que lucharon, que como Walsh están desaparecidos, y rescatarlos en el presente.
�¿El film se inclina por el costado político de la vida de Walsh?
�Dice el negro Dolina: �El precio de nada es nada y el precio de todo es todo�. Y creo que Rodolfo lo entendía así y jugaba todo en cada apuesta. Muestro un Walsh apasionado por la aventura y por el juego. De ahí el relato de Carlos Walsh, su hermano, que evoca a su padre como un jugador empedernido. El juego atraviesa la vida de Walsh desde el principio hasta el fin. Y no hay nada más serio que un juego. Walsh sabía qué estrategia seguir y siguió jugando. Era un hombre fiel a sus impulsos y a sus convicciones, y esas características lo convirtieron en una persona admirable y ejemplar. A Walsh se lo recuerda como un intelectual brillante, un individuo serio y comprometido. Su hija Patricia y Pupé Blanchard, una de sus parejas, nos devuelven una imagen humana, un tipo común a quien le gustaban las mujeres, beber, los amigos y que era capaz de llevar hasta el final todo. Ricardo Piglia rescata fervientemente al Walsh escritor y su trazo singular. No hay un Walsh, hay varios Walsh y cada uno hace su recorte.
�El recorte más frecuente entre el público politizado es el Walsh militante. ¿Su trabajo refleja cabalmente esa tarea?
�El documental lo refleja como puede. Walsh era un militante convencido. Fue corrector de pruebas, traductor de inglés, escritor, militante revolucionario, quiso hacer la revolución y estaba en eso cuando lo mataron. La pérdida de su hija Vicky y la muerte de Paco Urondo a mediados de 1976 fueron golpes muy duros. Urondo no era sólo su gran amigo, sino que era el primero en los lugares que luego ocupaba Walsh. En esta época Walsh le dijo a su hija Patricia que se sentía orgulloso de ser un combatiente. Walsh era un escritor y un periodista brillante, y también jefe de inteligencia de Montoneros. Lilia Ferreyra, su pareja durante la última década de su vida, nos aportó datos y nos permitió corroborar ciertos hechos políticos. Inclusive reconoció la voz de Walsh, que puede dar lugar a confusiones por la similitud con la de Juan Gelman.
�¿Cómo fue su acercamiento a Patricia y a Carlos?
�A Patricia la conocí durante la presentación del libro sobre la resistencia peronista de Roberto Baschetti. Luego de algunas insistencias tomamos un café, le conté el proyecto, confió en nosotros y finalmente se enganchó. En la película de algún modo terminó siendo la Walsh, es como la voz, aparece en blanco y negro con un tratamiento diferente desde la imagen. El otro Walsh es distinto. Carlos, ex capitán de navío, nos pidió una entrevista previa antes de filmar. Dijo cosas muy duras. A pesar de las fuertes diferencias ideológicas que lo separaron de su hermano, nos brindó su álbum familiar. Patricia jugó un papel importante, nos contactó con personas cercanas a Rodolfo, pero con poco prensa.
�En el documental aparece en los créditos Enriqueta Muñiz, pero no en la imagen...
�Enriqueta Muñiz investigó y escribió junto a Walsh Operación Masacre. Es una mujer encantadora, nos alentó con el documental y nos aportó datos valiosos, pero se negó a aparecer sumada a un proyecto donde hay gente hablando de Walsh. Ella considera que se ha hecho un mal uso de la figura de Walsh y que hay algunos tipos que se han �subido� a su imagen. En el prólogo de Operación Masacre, Walsh afirma: �Cada vez que digo yo hice, yo fui, yo investigué, debe entenderse nosotros hicimos, nosotros fuimos, nosotros investigamos porque todo esto se hizo con Enriqueta Muñiz. Me pareció lógico que tuviera aquí también un crédito�.
Firmenich
�¿Se justifica la presencia de Mario Eduardo Firmenich en el documental?
�Es necesaria. Firmenich era el jefe de Montoneros, uno de los que dictaban la política en donde militaba Walsh hasta que lo mataron. Es su opinión acerca de Walsh. Su presencia genera un fuerte impacto en la platea. Durante la proyección de Padre Mugica, cuando apareció la imagen de Firmenich, automáticamente se escucharon ruidos en la sala. A la gente le molesta y es entendible, pero es parte de la historia reciente de la Argentina. Llegamos a Firmenich casualmente, es la única entrevista que no realicé yo. La hizo Adrián Mariotto, nuestro productor ejecutivo, que estaba en España y se enteró de que Firmenich estaba en Barcelona y la obtuvo. |
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