Por Verónica Abdala
Como en uno de esos juegos de espejos que Jorge Luis Borges transformó en lugar común, los rostros y la voz de Julio Cortázar se multiplicarán a partir de hoy, en los pasillos y las salas de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), en el marco de una muestra biblio-hemerográfica, abierta al público, que podrá acceder gratuitamente al edificio y a cada una de las actividades. La idea que concretarán durante este mes los organizadores de �Julio Cortázar en la Biblioteca Nacional� es recordar al escritor, nacido en Bruselas en 1914 y muerto en 1984, a partir de una serie de actividades que básicamente se centran en la discusión sobre la importancia de su obra y la proyección de las películas inspiradas en sus novelas y cuentos. Durante la inauguración, hoy desde las 19, la Biblioteca recibirá el primer borrador original de Rayuela (1963), obra cumbre de Cortázar, y una de las novelas clave de la historia de la literatura latinoamericana, que hasta ahora permanecía en poder de un particular. La muestra incluye la proyección de todos los films basados en su obra, y pone a disposición del público una colección de audios suyos.
La renovación de las formas y el lenguaje que concretó Cortázar -básicamente a partir de Rayuela, una operación de subversión de las reglas, al proponer al lector una obra con varias formas de lectura� fascinaron a sus colegas desde el principio, pero impactaron más retardadamente en la crítica. Entre los que reconocieron inmediatamente su talento se cuentan Juan Carlos Onetti (�él quiso pelear contra las formas estereotipadas del cuento y la novela, y buscar el otro lado de la Luna�), Borges (�sus cuentos son lindísimos�), Mario Benedetti (�Cortázar era un ser entrañable que nos contaba historias inesperadas y asombrosas�), el chileno Volodia Teitelboim (�fue el jugador empedernido que descubre la verdad en el fraude de los nombres, los lugares comunes, y la superficie en la que vivimos y aprendemos�) y Gabriel García Márquez. Este último se sintió a tal punto atraído por la calidad narrativa de sus escritos que, estando en París, llegó a esperarlo �durante semanas� en un café. Le habían pasado el dato de que solía sentarse en sus mesas, alguna que otra vez.
Así fue que un buen día los escritores se encontraron. García Márquez sintió que Cortázar se le presentaba �como una aparición�. �Era el hombre más alto que hubiera podido imaginar, tenía una cara de niño perverso dentro de un gran abrigo negro que más bien parecía una sotana de viudo, y los ojos muy separados, oblicuos como los de un novillo, y tan diáfanos que podrían haber sido los del diablo, si no hubieran estado sometidos a los designios del corazón�, recordó años más tarde. El colombiano Premio Nobel de Literatura 1982 llegó a decir que la lectura del volumen de cuentos Bestiario (1951) lo convenció de que Cortázar representaba al escritor que él soñaba con llegar a ser, por los años �50. La aprobación de los lectores, al margen de las simpatías y antipatías políticas que su nombre despertaba, le llegaría tan naturalmente como le había llegado el guiño de los profesionales de las letras.
La muestra homenaje integra, además, diecinueve cartas manuscritas del escritor, primeras ediciones de sus libros y relatos, y algunos de los mejores retratos fotográficos que se conocen, entre ellos los de Sara Facio y Antonio Lagarreta. �Incluso podrán oírse dos grabaciones inéditas de Cortázar en una radio francesa, hablando sobre la historia de la música�, informó Héctor Yánover, escritor y ex director de la Biblioteca, que cedió temporariamente el material.
A partir de las 19 de hoy, Gerardo Mario Goloboff, autor de una biografía de Cortázar; Ana María Barrenechea, y los cineastas Tristán Bauer y Manuel Antín se reunirán en la Biblioteca, coordinados por Josefina Delgado, para debatir sobre el escritor y las películas que se filmaron en torno a su vida y su obra. La mayoría de ellas se proyectaráen el marco del �Ciclo de cine dedicado a Cortázar�, que también comienza hoy. A las 15 y a las 17 se proyectará el conmovedor documental Cortázar (1995), dirigido por Bauer.
El viernes, a las 15, 17 y 19, se verá Blow Up, del italiano Michelangelo Antonioni, inspirada en el cuento �Las babas del diablo�, con Vanessa Redgrave, David Hemmings, Sara Miles y la por entonces famosa modelo Verushka. La semana que viene se proyectarán Circe (1963), el miércoles 18 de octubre a las 15, 17 y 19; y La cifra impar (1961), basada en el cuento �Cartas de mamá�, el jueves 19 en los mismos horarios. La primera, basada en uno de los cuentos de Bestiario, es obra de Antín, que se rodeó para la ocasión de Graciela Borges, Sergio Renán, Alberto Argibay y Walter Vidarte, entre otros. La última semana de octubre se verán: el martes 24, Diario para un cuento (1997), de Jana Bokova, con Héctor Alterio, Germán Palacios, Inés Estévez, Enrique Pinti e Ingrid Pelicori (la música es de Rodolfo Mederos), y el miércoles 25, Intimidad de los parques (1964), de Antín, con Francisco Rabal y Dora Baret. Ambas en los horarios de las 15, las 17 y las 19.
El espectador como cómplice
El director Manuel Antín conoció personalmente a Julio Cortázar mientras filmaba La cifra impar, sin sospechar que era el comienzo de una bella amistad. Un intercambio de más de cien cartas, en el término de veinte años, y un puñado de encuentros en persona cimentaron esa relación, plena de sobreentendidos. En las cartas que le dieron forma a un diálogo sobre estéticas, Cortázar se explaya generosamente sobre las películas que el director filmó inspirándose en varias de sus historias, y sobre el cine en general. En una de las primeras cartas que le envió, con la intención de alentarlo con vistas a la filmación de La cifra..., Cortázar le escribió a Antín: �Todo depende de la idea que uno de haga de ese ser casi irreal al que llamamos espectador. Para algunos, el espectador es un excelente sujeto al que hay que enseñarle la belleza y la verdad mediante una cuidadosa pedagogía estética bien asentada en la realidad dialécticomaterialista. A mí me parece bien esa empresa de reajuste de la realidad burguesa, esa mostración de un mundo que está cambiando vertiginosamente de claves y principios. Pero el espectador, al margen de su condición de hombre comprometido, sigue y seguirá siendo también un hombre capaz de gozar de la aventura estética más refinada si se le dan poco a poco las claves necesarias, si se lo invita al goce o a la angustia en un plano esencial, al margen del problema del petróleo o del racismo, igualmente esenciales, pero que pertenecen a un mundo de acción, aunque se traduzca en novelas o películas�.
Para debatir
Algunas de las opiniones más ricas de Julio Cortázar sobre la relación entre cine y literatura se discutirán, en el marco de la muestra homenaje, el viernes 27, utilizando como disparador imágenes tomadas en 1978 en la universidad francesa de Le Mirail, Toulouse. Después de la proyección de un documental filmado la ocasión en la que Cortázar debatió sobre el tópico con Juan José Saer, Augusto Roa Bastos y Nicolás Sarquís, los presentes serán invitados a formular preguntas y/o comentarios a un panel especializado. En el momento de la charla, Cortázar no sólo era una figura central de la literatura hispanoamericana sino un claro referente en la denuncia de las atrocidades que cometía en la Argentina la dictadura militar. Cortázar murió en 1984, poco después del retorno de la democracia, sin haber sido recibido por el presidente Raúl Alfonsín unos meses antes. |
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