Por Horacio Cecchi
El ex policía de la Bonaerense Oscar Ortega llevaba tres semanas detenido en la comisaría de Villa Jardín del Palomar, acusado de torturar a un preso. Ayer, Ortega dio unilateralmente por terminada su estadía en la seccional, después de una complicada planificación de escape que le permitió sortear el riguroso operativo de vigilancia mantenido sobre su persona: le dio un empujón al sorprendido sargento que lo custodiaba con celo, y escapó. Ortega fugó al día siguiente de que su ministro de Seguridad, Ramón Verón, sostuviera que �le creo más a los policías que arriesgan sus vidas, que a los que denuncian casos de torturas�. Ortega no le quitó la razón a su ministro: huyó a pie, por la vía del ex Ferrocarril San Martín, poniendo en riesgo su vida.
El caso de torturas por el que estaba detenido Ortega tuvo lugar el 8 de setiembre pasado, en la comisaría de la localidad de Sáenz Peña, del partido de San Martín. Ese día, Ariel Simonsini, quien había sido liberado en una causa por encubrimiento y tenencia de arma civil, concurrió a la comisaría a buscar sus pertenencias. Allí fue torturado, según denunció luego, a instancias de la oficial Silvia Moyano, entre Ortega, y los ex policías Carlos Porto, Antonio Mucha, y el ex integrante de una fuerza de seguridad Héctor Pinto Blanco.
Según los investigadores del caso, Moyano, oficial de servicio en aquel momento, instigó las torturas. Declaraciones de testigos sostuvieron que simultáneamente se levantó el volumen de la radio para que no fueran escuchados los gritos. Los acusados de torturadores ocupaban un rol indiscutible dentro de la seccional: estaban todos detenidos. Porto, preso por homicidio; Mucha, por estafa y robo calificado; Pinto Blanco, por robo calificado. Todos, por delitos mayores al que adjudicaban a su víctima. Por su lado, Ortega había sido beneficiado por la misma Justicia �blanda con los delincuentes�, según denunciara el miércoles pasado el gobernador Carlos Ruckauf: quedó absuelto por tenencia ilegal de arma de guerra.
Pero, igual que sus colegas, el 13 de setiembre, Ortega quedó detenido por la denuncia de torturas. Ayer, considerando que su superior Verón descreía de las denuncias, Ortega decidió dar por terminada su detención. En la comisaría de Ciudad Jardín había sólo dos detenidos. Uno se mueve en silla de ruedas, con un injerto en su pierna y es hijo de un policía. Está acusado de asesinar a un hombre que le fue a cobrar una deuda. El otro es Ortega y tiene bien sus dos piernas. Ninguno de los dos se encontraba en la celda por una sencilla razón: en la comisaría de Ciudad Jardín no hay celdas. Mejor dicho, están hace tiempo en refacción. Ambos pasaban su estancia en una habitación, bajo custodia.
Ante la complejidad del caso, Ortega optó por el flanco más débil de la seccional. Pidió ir al baño y, como corresponde, fue acompañado por un sargento. Pero al llegar al patio, el detenido le dio un violentísimo empujón al sargento, haciéndole perder pie. Acto seguido, su plan continuó saltando el muro que da a las vías del ex Ferrocarril San Martín y huyó a pie. La sorpresiva y veloz determinación de Ortega impidió que el sargento y otros uniformados de la seccional lograran establecer fehacientemente si el prófugo huyó por las vías hacia la Capital o en sentido contrario. Cabe aclarar que dichas vías se extienden hasta la provincia de Jujuy, lo que complicaría aún más su captura.
La investigación por la fuga recayó en el fiscal 7 de San Martín, Marcelo Segarra, quien intenta encontrar pruebas que determinen si existió colaboración de funcionarios policiales en el hecho.
Relevos por un tiroteo
Tres jefes de la Policía Bonaerense fueron pasados a �disponibilidad preventiva� ayer, como consecuencia del tiroteo en el que perdió la vida el motociclista Marcos Levickas. Los relevados son el subjefe de la Jefatura Departamental San Isidro, comisario Reynaldo Kemerer, y los titulares del Comando de Patrullas de San Fernando, comisario inspector Rodolfo Fernández y comisario Nicolás López Murillo. Voceros de la fuerza informaron que la medida se tomó �hasta tanto se resuelva el sumario iniciado en sede administrativa� a raíz del episodio ocurrido en Beccar. El viernes último, Levickas murió al quedar en medio de un tiroteo entre la policía y tres delincuentes que huían en un Peugeot 106. El joven recibió cinco balazos y fue atropellado por los ladrones. |
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