Por Fernando D�Addario
Desde Roma
Es curioso observar cómo una música visceral y definitivamente atada a los sentimientos, como es el tango, se resignifica en el insondable espíritu italiano. Hasta el momento el desembarco tanguero argentino, en Roma ha originado dos tipos de expectativas insatisfechas: por un lado, el ansia de espectacularidad pirotécnica que tan bien supieron transmitir otros shows for export que han pasado antes por aquí, como Forever tango. Por el otro, la búsqueda de un ascetismo sonoro, o de un encuadre camarístico y despojado de �roña� barrial. La embajada musical argentina tiene mucho matices, pero nada de espectáculo de tangueros bailando malambo con boleadoras de neón ni músicos enfrascados en una estilización tal que parezcan renegar del género.
A despecho de los prejuicios que el negocio del tango supo cimentar en Europa (y que fluctúan precisamente entre el kitsch escénico y el elitismo académico), nada de eso está mostrando la delegación argentina que participa del festival Romaeuropa 2000, como si hiciera abstracción de la potencial receptividad que pudiese tener en el público local. Tanto Juanjo Domínguez como los chicos de La Viruta, Adriana Varela y los artistas que se presentaron anoche en el teatro Nazionale (Julio Pane Trío, Cuarteto Esteban Morgado y el espectáculo Patio de Tango), muestran -con los matices correspondientes� un tango en estado puro, aunque, valga la aparente contradicción, sin purismos. Hoy cierra su programa esta embajada tanguera, con las actuaciones de El Arranque y de los músicos del proyecto �Porto Alegre Canta Tangos�. Además, ayer se exhibió el film Garage Olimpo, precedido de muy buenas críticas, y hoy se verá Pizza, birra, faso.
Roma tiene estas cosas: fuera del Nazional (un símil del porteño teatro Regio), el centro de la ciudad escupía a una turba gritona, caótica, que con la ayuda de bocinazos, Vespas desafiantes de las leyes de la física yautobuses atestados de malhumor se preparaba para abandonar la jornada laboral. Adentro, los organizadores y parte del público, le pedían al técnico que bajara el sonido, porque al parecer, los oídos no estaban preparados para semejantes decibeles de expresividad tanguera. La frialdad y el recato que mostraba el público ante cada canción que bajaba del escenario (y bajaban, por ejemplo, Como dos extraños, por Adriana Varela, o Canaro en París, por Juanjo), no significaba, de todos modos, una reprobación, sino un síntoma de su modo de absorber el tango.
Porque si el género, como insinúan todos los indicadores (presencia creciente de profesores de baile argentinos, apertura de milongas, giras de artistas por las principales ciudades italianas, etc.), está creciendo aquí se debe justamente -aunque resulte cruel comprobarlo- a que los italianos están cada vez más lejos de los argentinos. De ellos se desprende que su acercamiento le debe más a una canalización de snobismo cultural que a la afinidad del alma latina con los conventillos genoveses como postal turística de La Boca y el euro como carnet de prosperidad, una expresión que ellos ya ni registran ni quieren registrar.
A Juanjo Domínguez, un productor de música clásica lo quiere contratar para que gire por Italia. Es que lo suyo, su virtuosismo, su impunidad para tocar más de lo que cualquiera está preparado para escuchar, trasciende las fronteras del género. Aquí tocó, muy bien acompañado por los músicos Beto Solas (cajón peruano) y Raúl Domínguez (guitarrón), como si estuviera en el patio de su casa de la infancia, en Junín. Arrasó durante 40 minutos con su arsenal de tanguitos, milongas y valsecitos, cerrando su actuación con el Himno nacional, que nadie pareció reconocer como tal, pero que todos aplaudieron como si fuese el último tema escrito por el guitarrista.
Luego, los bailarines de La Viruta sorprendieron a la audiencia con una danza ajena al imaginario tanguero en Europa, sin saltos ornamentales. En el cierre, Adriana Varela (la más prestigiosa de las cantantes argentinas en este continente) repartió baccios y agradecimientos a todo funcionario argentino, italiano o español que anduviera cerca, poco antes de cantar Muchacho (el tango de Celedonio Flores que dice: �que si tenés sentimiento/lo tenés adormecido/que todo lo has conseguido/pagando como un chabón)�. En italiano, el tema se llama �Ragazzo�.
HOY APARECE EL LIBRO �THE BEATLES ANTHOLOGY�
La trama secreta de la historia
The Beatles Anthology, el libro escrito por los tres miembros vivos del grupo con numerosas citas del fallecido John Lennon, saldrá a la venta hoy en Inglaterra y Estados Unidos con grandes posibilidades de ser uno de los éxitos más grandes de la historia del negocio editorial. La editorial Cassells anunció ayer que desde medianoche la obra se conseguiría en librerías y negocios, a un precio de 35 libras en Gran Bretaña y 40 dólares en Estados Unidos. The Beatles Anthology se publica treinta años después de la separación del grupo y a veinte del asesinato de Lennon. La edición inicial de la versión original en inglés es de 1,5 millones de copias. Una clave de la obra es que está repleta de pequeñas anécdotas desconocidas, como si los músicos hubiesen estado esperando este momento para contarla.
George Harrison, Ringo Starr y Paul McCartney trabajaron con Yoko Ono, la viuda de Lennon durante seis años para reunir el material. Entre las anécdotas que incluye el libro, figuran algunas relacionadas con el primer manager de la banda, Brian Epstein. �Recibíamos 25 libras esterlinas por semana a principios de los 60. Mi padre ganaba 10 libras por semana, por lo que yo estaba ganando dos veces y media más que él�, cuenta Harrison. �Entonces empezamos a ganar mucho más, pero Brian intentó quedárselo y pagarnos salarios. Una vez intentó que firmáramos un acuerdo diciendo que nos garantizaba 50 libras por semana para siempre si él se quedaba con el resto de las ganancias. Nosotros pensamos: �No, nos arriesgaremos, Brian. Nos arriesgaremos a ganar un poco más de 50 libras por semana��.
El libro también refuta la leyenda de que Bob Dylan fue quien llevó a la banda a fumar marihuana, en Estados Unidos en 1964. Declaraciones de Lennon incluidas en el libro sugieren que la primera vez que probaron esa droga fue en 1960. �The Beatles Anthology hará desvanecer algunos mitos y pondrá las cosas en su lugar, después de que tanta gente escribiera sobre nosotros�, sostiene McCartney. �Esta es la última palabra sobre Los Beatles�.
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