Por Isabel Piquer
Desde Nueva York
Las palabras huelga y Hollywood rara vez se usan en una misma frase. Pero dentro de unos meses podrían compartir cartel, y no precisamente con motivo de algún estreno. Aunque la guerra no estallará hasta el 1º de mayo de 2001, los dos bandos, escritores y actores por un lado, y los grandes estudios y cadenas de TV por otro, se preparan para una costosa batalla, acelerando la producción de películas y series antes del paro. En juego está el reparto de los �derechos residuales�, los beneficios millonarios de la difusión por cable, Internet y en el extranjero de los productos made in Hollywood. El problema más grande es que hasta ahora los escritores y actores no cobran dinero por la venta de sus trabajos en los films al gigantesco pulpo mundial de la televisación paga.
�Este no es el momento para comprar la casa más grande o el mejor coche�, advirtió en agosto un comunicado del sindicato de escritores (Writers Guild of America, WGA). �Si tiene un contrato en la TV, empiece a ahorrar. Si realiza una película, guarde cada centavo.� Las principales cadenas estadounidense, ABC, NBC y CBS, piensan rodar episodios suplementarios de las series de más rating para evitar la pantalla vacía, o, peor aún, llena de programas de concursos. Faltan todavía nueve meses para que termine el acuerdo entre el WGA y los grandes estudios, pero Hollywood ya respira el enfrentamiento. Los 135.000 miembros del sindicato de actores (SGA, Screen Actors Guild) amenazan con unirse a los escritores si no renegocian su contrato antes del 1º de julio de 2001.
En un negocio donde los proyectos se preparan con años de antelación, la posibilidad de una huelga a partir de mayo ya sembró el pánico. Los más veteranos se acuerdan con pavor del precedente de 1988, cuando los cinco meses de paro costaron 500 millones de dólares y una pérdida de público del 9 por ciento, que las emisoras nunca consiguieron recuperar del todo. En una ciudad que no se caracteriza por sus grandes momentos de solidaridad, el llamamiento a la huelga unió a todos los escalafones de la profesión, de estrellas a extras. John Wells, presidente del WGA y productor ejecutivo de �The West Wing� y �ER Emergencias�, pidió a sus 11.000 afiliados que eviten colaborar con los estudios. �Me pidieron que haga más episodios, pero no quiero cooperar con esta táctica�, dijo Wells.
Las reivindicaciones de actores y escritores son sencillas: más dinero. El cable, Internet y la insaciable sed de films estadounidenses en el mundo dispararon los beneficios de la industria. Los creativos quieren aumentar el porcentaje de los derechos residuales que cobran cada vez que se emite un producto en el que participan. Según el WGA, las ventas de series televisivas aumentaron el 47% en los últimos cinco años, especialmente en Europa. Sólo en EE. UU., los dividendos del cable pasaron de 703 a 14.000 millones en los últimos 15 años.
Por ahora, las conversaciones no tuvieron mucho éxito. Se espera que la ronda de negociaciones empiece en serio a fines de este año. �Sería una tragedia que no llegáramos a un acuerdo. Todavía padecemos las secuelas de la huelga de 1988�, dijo Nancy Tellem, presidenta de CBS Entertainment. El paro todavía se puede evitar, pero la huelga que desde hace cinco meses mantienen los actores de publicidad con los principales anunciantes del país por el mismo tipo de derechos, sin resultados, no sienta un buen precedente. La guerra en Hollywood podría tener otras consecuencias, sobre todo para los espectadores. �Estamos haciendo las películas lo más rápido posible�, admitió el vicepresidente de Paramount Rob Friedman. Uno de los productores más prolíficos de Hollywood, Scott Rudin, aceleró su ritmo de producción y programó seis películas antes del paro.
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