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panorama economico
Por Alfredo Zaiat

José Luis, ¿cómo la ves?

Analistas, politólogos, economistas y otros profesionales de la labia se lanzaron a evaluar e interpretar los cambios de gabinete. Como se sabe, una imagen vale más que mil palabras. Bastó con mirar el gesto adusto de Carlos �Chacho� Alvarez durante la ceremonia de jura de los nuevos funcionarios para entender cómo había quedado la Alianza luego del reacomodamiento en el Gobierno. Como se sabe, también, una audaz decisión vale más que miles de gestos para mostrar autoridad. La renuncia de Alvarez a la vicepresidencia de la Nación, con su emotivo discurso, logró esta vez que la ficción se parezca mucho a la realidad. Quien recuerde la miniserie �El Hombre�, con Oscar Martínez, producida por la cofradía PolKa, de Adrián Suar, sabrá de qué se trata. Con su alejamiento del Gobierno, Alvarez dejó en claro que en una alianza política el poder se comparte, y que para reafirmarlo se necesita el consenso de sus líderes. En caso contrario, esa unión se quiebra. Esa práctica de cohabitación no tiene mucha experiencia en el país y puede ser que una sociedad fragmentada como la argentina no esté en condiciones de entender las contradicciones y tensiones que genera. Aconsejado por aquellos que sólo piensan que hay que dar señales de fortaleza hacia el establishment más que construir una forma de hacer política diferente, De la Rúa quiso mostrar que el poder político lo tiene sólo él. Y actuó en ese sentido con los cambios de gabinete. A partir de ahora comenzó el gobierno de Fernando de la Rúa, no ya el de la Alianza.
Habrá que ver cómo se acomoda José Luis Machinea en ese nuevo tablero. Su figura fue puesta como síntesis de las fuerzas que integran la Alianza cada vez que arreciaban rumores sobre su renuncia. Se señalaba que servía de freno a los embates de la ortodoxia económica representada por el cuestionado titular de la SIDE, Fernando de Santibañes. A la vez que también actuaba de dique a los reclamos de flexibilización del modelo económico provenientes de sectores del radicalismo y del Frepaso. Chacho Alvarez y Raúl Alfonsín han sido sus principales respaldos. Pero Alvarez, sin querer dañar a Machinea, había empezado a exigir mayor audacia en la construcción de un proyecto de sociedad para movilizar las fuerzas productivas. Ese pedido, en realidad, iba dirigido a De la Rúa, pero fue interpretado como una crítica a Machinea. Este aceptó esa explicación, pero empezó a sentir cierta ajenidad con el ahora ex vicepresidente. En este nuevo escenario político de ruptura, ¿Machinea sigue siendo el ministro de Economía del equilibrio de lo que queda de la Alianza? ¿O, ahora que el gobierno de la Alianza se diluye y emerge el de Fernando de la Rúa, el control del Palacio de Hacienda pasará a manos de la persona que el Presidente había querido originariamente? No es muy difícil adivinar quién es el candidato que reúne las cualidades para representar la síntesis del nuevo gobierno: Ricardo López Murphy. 
En este complejo escenario resulta un poco difícil descifrar qué quiere José Luis Machinea. A qué aspira como ministro; cuál es el lugar que quiere ocupar en el Palacio del poder; cómo se ve a sí mismo dentro de las pujas que recorren al interior de la Alianza. No se trata de bucear en las profundidades de su psiquis, materia �psicología� que ha sido incorporada a los manuales de los tecnócratas del Fondo Monetario Internacional. Sino en señalar actitudes que pueden definir su destino más allá de sus políticas. Como se ha dicho, en trazo grueso, los movimientos en el gabinete han apuntado a mejorar el ánimo de los inversores y, en especial, a convencer a personas elementales en su capacidad de reflexión pero decisivos en cuestiones de billetes. En ese mundo simple y brutal de la city piensan que de las crisis, como la hiperinflación o la hiperrecesión, se sale con un ministro de Economía muy fuerte. Dicen que no valen los términos medios. Todo o nada. Por ese motivo, muchos añoran la conflictiva gestión de Domingo Cavallo. La primera lectura de los cambios de gabinete fue que Machinea se convertía en un superministro, al voltear a Nicolás Gallo y absorber ese ministerio. Pero cuando un periodista le hizo notar a Machinea ese mayor poder que pasó a detentar, el ministro hubiera podido hacer gala de esa autoridad, que en definitiva es lo que le piden aquellos que él mismo quiere seducir, pero eligió la modestia. �No soy un superministro�, afirmó. 
Menos se entiende la cesión de la DGI y la Aduana a la Jefatura de Gabinete ahora comandada por Chrystian Colombo. �Nos desentendemos de ese problema�, evaluó tan ligero como su conversión a la ortodoxia fiscalista uno de los más estrechos colaboradores de Machinea. Pudo haber sido parte de su ingenuidad o de su cinismo, pero lo cierto es que perder la AFIP a manos de quien se percibe, con motivos o no, como su eventual reemplazante no ha sido una buena decisión de Machinea. No fue una oportuna medida si, además de delarruizar el gabinete, los cambios tenían como objetivo fortalecer al ministro y atraer así inversiones. Los muchachos de Machinea no temen a la sombra de Colombo. �No puede ser ministro de Economía�, dicen. Para sostener tal convencimiento destacan con cierto desdén que no tiene buena imagen en los organismos financieros internacionales ni diálogo con los inversores extranjeros de cartera. Cuando se les hace notar que otro economista se sumó al gabinete, manteniendo invariable un banco de suplentes de tres integrantes luego del abandono de Juan Llach (los otros dos son Ricardo López Murphy y Adalberto Rodríguez Giavarini), afirman irónicamente que �como Colombo lo reconoce, él curso las materias de noche�.
En ese contradictorio mensaje de acumular y ceder poder, los muchachos de Machinea se adjudican la idea de crear el Ministerio de Recaudación (DGI, Aduana y Anses), pero con un destinatario único: López Murphy. �Como Ricardo no aceptó, desactivamos esa operación�, explicó didácticamente uno de los hombres de confianza de Machinea. Pero la jugada ya se empezó a rodar y la división de Economía forma parte de las desilusiones que tuvo Alvarez con los movimientos en el Gobierno. Chacho aprobó que el inexistente Ministerio de Recaudación rebautizado de Finanzas quedara en manos de la ortodoxia que rodea a De la Rúa. Podía ser López Murphy, Giavarini u otro del agrado del mercado. Y que Machinea quedara a cargo del Ministerio de Economía renombrado de Crecimiento. Ni lo uno ni lo otro. Los próximos seis meses serán claves para el destino de Machinea. En ese período, con más poder, jugará su última carta para lograr la reactivación que permita sacar a la economía del pozo. 
Esta crisis conmueve pero un aspecto que no es menor es la indiferencia que existe hacia la Argentina por parte de los hombres que mueven millones alrededor del globo. Las acciones y bonos no subieron ni bajaron fuerte cuando se conoció el nuevo elenco de ministros ni cuando renunció Alvarez. Para la economía argentina no hay peor castigo que la ignorancia del dinero. Y por ahora no se percibe cómo se lo puede seducir.


 

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