The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg
En la noche de ayer, la policía israelí atacó Haram al-Sharif, el lugar más sagrado del Islam dentro de Jerusalén, en un día en el que los símbolos de una fe pudieron más que los esfuerzos muy claros de meros mortales para imponer el cese del fuego final en nueve días de derramamiento de sangre. Por la tarde, ya habían muerto ocho palestinos en Cisjordania, Gaza y en las intrincadas calles de la Ciudad Vieja en Jerusalén. También murieron tres palestinos, entre ellos un niño, que habían sido heridos a principios de la semana. Así, los muertos de ayer llegan a 11. La danza de los mártires, algo que los líderes de ambas partes buscan frenar desesperadamente, había vuelto. Lo que ya es conocida como �la batalla por Jerusalén� está dejando hasta el momento más de 87 muertos y 2000 heridos. Casi todos los muertos son palestinos. Y, sin embargo, los grupos islámicos estaban sedientos de sangre.
Hamas y Jihad Islámica llamaron ayer al Día de la Ira, y miles de palestinos respondieron con piedras contra el poder letal de las fuerzas israelíes. En Cisjordania, dos palestinos fueron muertos por francotiradores israelíes cerca de la ciudad de Nablus y un tercero cayó en Tulkarm. Cuatro hombres más fueron asesinados en Netzarim, cerca de la colonia judía ubicada en la palestina franja de Gaza. La jornada no fue tan catastrófica como podría haber sido: hubo sólo un muerto en Jerusalén, el corazón emocional de Medio Oriente y el lugar donde estalló la violencia hace ocho días con las tradicionales plegarias del atardecer. Anteayer, las autoridades israelíes cerraron las fronteras en Cisjordania y Gaza �dejando a más de dos millones de personas en una suerte de prisión al aire libre� para reducir las posibilidades de tensión.
De todos modos, la imagen de las tropas israelíes pisando el suelo sagrado de Haram al-Sharif �aunque estuvieran allí sólo por 15 minutos� puede sólo por sí misma encender la llama. A pesar de que el líder palestino Yasser Arafat y el premier israelí transmitieron claras órdenes para un cese del fuego, aún no se sabe hasta dónde las fuerzas de seguridad palestinas tienen el temple necesario para frenar las manifestaciones cerca de las tropas israelíes. Y aunque los palestinos hayan llamado a manifestarse, lo cierto es que después de lo ocurrido en la semana nadie quería más sangre en la zona sagrada de Haram al-Sharif.
En una rara muestra de cooperación dentro de los lugares sagrados de judíos y musulmanes, las fuerzas israelíes aceptaron retirar sus tropas. Al amanecer, grupos de policías palestinos fueron desplegados alrededor del Haram; varios jefes policiales acamparon allí durante la noche del jueves. En una escena nunca vista desde 1967 (cuando los israelíes capturaron el Haram y el resto de la Jerusalén Este árabe), no había ningún policía israelí pisando tierra sagrada musulmana y las banderas palestinas asomaban desde la mezquita de Al Aqsa. La policía antidisturbios israelí incluso permaneció fuera de las puertas de Haram.
La estrategia estuvo cerca de ser exitosa. Cuando un grupo de jóvenes irrumpieron en la plaza del Haram buscando una posición para empezar a apedrear a los judíos que estaban rezando en el Muro de los Lamentos, los clérigos fueron con ellos. �Los soldados israelíes no están en nuestras puertas ni en nuestras entradas. No les den un motivo para volver�, pedían por altavoces, y los policías palestinos los hicieron replegar hábilmente. Era una victoria, ya que los jóvenes efectivamente se quedaron pensando.
No pasó nada, hasta que al final del día la policía antidisturbios israelí entró para sacar la bandera palestina de la mezquita de Al Aqsa. Allí, un palestino murió, alcanzado por una bala israelí, y otros fueron heridos; ya no hubo mensaje de paz que valga. Los jóvenes palestinos sefueron del Haram llenos de odio, y cuando todos los que estaban rezando se habían ido, docenas de ellos escalaron las paredes del norte del Haram y comenzaron a tirar piedras a los cascos de las tropas israelíes que estaban debajo, en el Muro de los Lamentos. Cantaban �con nuestra sangre y nuestro sacrificio vamos a liberar Jerusalén�. Los israelíes respondieron con balas de goma que daban contra la columna de ambulancias que iban y venían para llevarse a los heridos.
PROTESTAS EN LOS PAISES ARABES
El derrame de la intifada
El presidente egipcio Hosni Mubarak anunció ayer la convocatoria de una cumbre de la Liga Arabe para los próximos 21 y 22 octubre en la que se examinará la situación de violencia originada en los territorios autónomos de Palestina. Una semana antes se reunirán los cancilleres de los 22 países árabes. Esta parece ser la contraparte perfecta a nivel oficial de un levantamiento antiisraelí que se está produciendo en buena parte del mundo árabe. Un palestino murió en un campamento de refugiados en Jordania.
El líder libio Muammar Khadafi, que se encuentra de visita oficial en Jordania, fue el más duro. Se manifestó en contra de la celebración de la cumbre, a no ser que sirva para �declarar la guerra o el boicoteo económico de todos los países árabes contra el enemigo�, recordando que �el petróleo árabe es utilizado por los aviones americanos e israelíes que nos bombardean�.
Además de manifestaciones en el centro de Ammán, la capital jordana, también se convocó al Día de la Ira en El Cairo. Las organizaciones marroquíes de apoyo a los palestinos reclamaron ayer el cierre de la oficina de intereses comerciales con Israel y llamaron a una gran manifestación para el próximo domingo.
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