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The Guardian de Gran Bretaña
Por Julian Borger
 Al ser designado como presidente ayer, Vojislav Kostunica hizo sonar una advertencia nacionalista, que sirve como recordatorio para el resto del mundo, que la nueva Yugoslavia no se apurará a abrazar el liberalismo occidental. �Estoy profundamente convencido de que esta es la última vez que representantes de la comunidad internacional y de los países amigos como la Federación Rusa tratan de resolver nuestros disputas internas�, dijo este abogado de 56 años. Era una declaración típicamente dura y sin compromisos de un hombre que era desconocido fuera de Yugoslavia un año atrás.
Kostunica es, ante todo, un purista. Usa trajes oscuros lisos, su manera de ser es casi deliberadamente no carismática, maneja por Belgrado un viejo y desvencijado Yugo, y su política es nacionalismo serbio destilado. No es un liberal cosmopolita urbano ansioso de abrazar a Occidente. Es un hombre que acusó a Slobodan Milosevic de traición por firmar los tratados de Bosnia y de Kosovo. Tuvo palabras cálidas en el pasado para el procesado criminal de guerra serbio bosnio, Radovan Karadzic. Fue a Kosovo hace dos años para mostrar su apoyo a la causa serbia y fue fotografiado blandiendo una ametralladora AK47 junto a militantes nacionalistas. Y ayer, adoptó un tono casi xenófobo.
Pero a diferencia de Milosevic y de sus compañeros de guerra serbios, Kostunica es tan devoto demócrata como es nacionalista. Junto con otros académicos nacionalistas, fue despedido de su puesto en la universidad por el régimen de Tito; a diferencia de la mayoría, se negó a volver a su puesto en 1989 cuando Milosevic tomó el poder en Serbia. Nació en Serbia, en el pueblo de Kostunici. Cuando regresó durante la campaña, hizo un discurso nostálgicamente impregnado del misticismo que hay en el centro del nacionalismo que florece a lo largo de las planicies serbias. Es un nacionalismo romántico que mira hacia atrás, que todavía llora la derrota a manos de los turcos en 1389. Kostunica sugirió la adopción de un viejo himno nacional escrito a mediados siglo XIX, cuando el nacionalismo estaba en su apogeo.
Este es el tipo de cosas que llena de lágrimas los ojos de los serbios, pero no responde la pregunta de cómo hará para cumplir con sus votos de defender los intereses serbios en Bosnia, Kosovo y Montenegro con su compromiso a la no violencia y al imperio de la ley. Se compromete a dejar de lado las armas (declara que la AK47 de la fotografía de 1998 fue puesta en sus manos). Tampoco su versión de la causa serbia da una idea sobre cómo negociará la vuelta de Yugoslavia a la comunidad internacional. ¿Qué sucede si el precio de esa vuelta es la entrega de criminales de guerra?
Dijo que no entregaría a Milosevic al tribunal de crímenes de guerra de La Haya, un juzgado que él llama �un instrumento de la política de Estados Unidos�. Insiste en establecer una �comisión de la verdad� yugoslava para discutir a fondo los crímenes de guerra de los últimos ocho años en la arena interna. Eso no será suficiente para Estados Unidos o para Gran Bretaña, pero seguramente será aceptable para Rusia y Francia. Kostunica puede resultar más capaz que Milosevic para dividir a Occidente.
En cuanto a lo que se refiere a Kosovo y Montenegro, probablemente eche a los matones que el viejo régimen envió para desestabilizarlos. Demostró ser flexible en relación a Kosovo, al declarar: �Aquellos que piensan que Serbia no puede existir como nación sin Kosovo están equivocados�. Mientras, con un gobierno democrático en Belgrado, Montenegro ralentizó su búsqueda para una independencia total. Eso temporariamente descomprimiría un tema potencialmente explosivo, pero quedan muchos otros. Cada paso quedebe tomar amenaza con fracturar su coalición de 18 partidos formado por todos, desde liberales estilo occidental a ultranacionalistas.
Traducción: C. Doyhambéhére
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