Por Horacio Verbitsky Un funcionario que entra al despacho presidencial sin golpear ni anunciarse ordenó paralizar la investigación del Comité Federal de Radiodifusión sobre el otorgamiento, durante la larga década menemista, de exenciones al gravamen que la Ley de Radiodifusión 22.285 creó para las estaciones de radio y televisión. Dispuestos por ley, como todos los impuestos, esos gravámenes sólo podrían haber sido perdonados por otro instrumento del Congreso, nunca por resolución de un órgano administrativo dependiente del Poder Ejecutivo. Antes que se les prohibiera seguir investigando, las nuevas autoridades del COMFER habían llegado a una estimación preliminar del perjuicio fiscal: unos mil millones de dólares, sin contar intereses. De ellos, 400 millones fueron otorgados en los últimos dos años y medio del gobierno de Carlos Menem y Carlos Rückauf, cuando presidió el COMFER José Carmelo Aiello. Su hermano Leonardo es el poderoso secretario privado del presidente Fernando De la Rúa, cuyo predicamento ha crecido con la última crisis, desde que el jefe de Estado se recostó en su círculo de amigos de mayor confianza. Las actuales autoridades del COMFER suspendieron el otorgamiento de nuevos beneficios y ordenaron una auditoría de los concedidos hasta el 10 de diciembre de 1999. De haber proseguido la investigación, los funcionarios comprometidos hubieran podido ser juzgados por incumplimiento de sus deberes y defraudación a la administración pública y también responsabilizados con su patrimonio por el perjuicio producido. En cambio no hubiera habido actuaciones contra los medios que gozaron de los beneficios, dada la presunción de legitimidad de los actos administrativos, salvo que en algún caso pudiera probarse que los obtuvieron mediante dádivas o cohecho. Entre los beneficiarios están todas las grandes empresas de radio y televisión, incluyendo los cinco canales nacionales de aire y los mayores cables. Frontera y fomento La denominada ley 22.285 dictada por la dictadura militar creó un gravamen de hasta el 9 por ciento que deben pagar todas las radios y televisoras que explotan ondas licenciadas por el Estado. También estableció las únicas exenciones que el órgano de aplicación podía conceder: a las emisoras ubicadas en zonas de frontera o fomento y a los nuevos licenciatarios de frecuencias y señales no utilizadas antes. El decreto reglamentario 286, de 1981, definió qué debía entenderse por zona de frontera y por zona de fomento. La zona de frontera es lo que su nombre sugiere: aquel espacio adyacente al límite internacional de la República. La zona de fomento es aquella de bajo nivel de desarrollo económico o escasa ocupación territorial, donde resulte conveniente estimular la emisión local de señales de radiodifusión en defensa del interés nacional. El mismo decreto dispuso que sólo podría concederse ese beneficio en una zona de fomento si fuera �imprescindible�, lo cual restringió el margen de discrecionalidad del COMFER. Otro decreto, el 887, determinó en 1994 que para conceder la exención por zona de frontera el COMFER sólo debía verificar que la emisora solicitante tuviera su estación en una de esas zonas. El incendio Pero el 18 de setiembre de 1992, un incendio dañó las instalaciones del canal 11 de televisión de la Capital, que dos años antes había sido entregado a la sociedad Televisión Federal, en la que tenían participación destacada el amigo presidencial Constancio Vigil y el abogado del presidente y de Alfredo Yabrán, Carlos Fontán Balestra. Pese a que el seguro había pagado por el siniestro un valor superior a lo perdido, Telefé solicitó la exención del gravamen. En 1993 la dirección de asuntos jurídicos del COMFER y la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia dictaminaron en favor del otorgamiento del beneficio y el COMFER lo concedió. Su interventor era León Guinsburg, uno de los centenares de funcionarios de confianza que Menem extrajo de la inagotable cantera riojana de talentos incondicionales. Sus fundamentos fueron notables: a través del satélite, Telefé llegaba a gran parte del territorio nacional, incluyendo zonas de fomento y de frontera, a causa del incendio había hecho un esfuerzo económico y el COMFER poseía amplio margen para la interpretación, decían. La primera aceituna Vigil y Fontán Balestra sacaron la primera aceituna del tarro. Sentado el precedente de la discrecionalidad del Poder Ejecutivo para legislar en materia impositiva, siguieron nuevas concesiones ilegales, concedidas por los tres sucesivos interventores del COMFER: el hipermenemista Guinsburg, la colaboradora de Roberto Dromi, Ana Lucía Tezón, y José Carmelo Aiello. El 14 de mayo de 1993 Guinsburg firmó la Resolución 393. Con ese plumazo declaró zona de fomento �a todo el territorio de la Nación, con excepción de las ciudades que superen los 200.000 habitantes�, en la cual los licenciatarios �podrán solicitar las exenciones� al gravamen. Los considerandos afirmaban que las radiodifusoras eran un �factor dinámico de crecimiento en el marco de la revolución productiva del gobierno nacional� (sic) y que debían reequiparse debido a �los vertiginosos cambios� tecnológicos. En 1996, el mismo Guinsburg firmó la Resolución 1090, que sólo excluyó a la Capital Federal de la declaración de zona de fomento. Invocó para ello �la crítica situación por la que atraviesan los titulares de licencias de servicios de radiodifusión sonora� debida a la caída de su facturación publicitaria. La resolución estableció que los gravámenes perdonados debían aplicarse al �equipamiento técnico y la reconversión operativa�. Sobre esa base normativa irregular, el COMFER se dedicó a emitir exenciones a granel, más de 400 al momento del cambio de gobierno. Pese a que los considerandos aludían a las dificultades económicas, los beneficios se otorgaron incluso a emisoras que presentaron balances prósperos, como el Canal 9, cuando era propiedad de Alejandro Romay. En 1995, al mismo tiempo que solicitaba la exención, declaró una ganancia neta de 9,1 millones en el ejercicio cerrado al 31 de marzo de 1994 y de 14,5 millones al 31 de marzo de 1995. El COMFER le otorgó una exención del 50 por ciento hasta 1997. Los considerandos de Guinsburg aducen que Romay estaba construyendo nuevos estudios de producción y transmisión que mejorarían la aptitud de �la televisión argentina� para competir con �la innumerable penetración de señales en el territorio nacional�. Romay alegó que lo concedido no era suficiente y obtuvo mejor porcentaje y mayor plazo: 75 por ciento, hasta el 31 mayo de 2000, otorgados por la nueva interventora Tezón el 10 de octubre de 1996. Ambas resoluciones consagran en forma explícita el endoso del riesgo empresarial del licenciatario al Estado, que asume la obligación de financiar las inversiones necesarias para el cumplimiento de los compromisos de la licencia. Privilegios Con una exención del 75 por ciento concedida por la interventora Tezón, Video Cable Comunicación (VCC) financió la instalación de redes de fibra óptica, que la resolución no se priva de calificar como �hecho inédito en la radiodifusión argentina� que �significará un hito en la historia de las telecomunicaciones en el país�, con el acceso a �más y mejores servicios, información y cultura�. Además VCC se comprometió a suscribir un convenio con el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica para otorgar becas de capacitación y perfeccionamiento a sus alumnos. A Multicanal, José CarmeloAoAiello le concedió exenciones del 40 por ciento del gravamen al 30 de agosto de 1998, del 45 por ciento a la misma fecha de 2000 y del 50 por ciento al 30 de agosto de 2001, para financiar su �proyecto de inversión y recuperación operativa�. La orden Cuando la investigación estuvo avanzada, el interventor del COMFER, Gustavo López, se reunió con el ex secretario general de la presidencia, Jorge De la Rúa, quien luego de revisar la documentación y los fundamentos jurídicos autorizó a iniciar las acciones contra los funcionarios involucrados. En ese momento llegó la orden de la Casa Rosada y el expediente dejó de existir. Días después, el Hermano Jorge dejó su despacho próximo al presidencial, rumbo al ministerio de Justicia, del que depende la Fiscalía de Control Administrativo de la Corrupción. El desempeño del nuevo ministro en el caso del COMFER no es dudoso; el compromiso del gobierno de su hermano con la erradicación de tales prácticas, sí. La bandera de esa lucha no flamea con el mismo despliegue que en los buenos viejos tiempos de la campaña electoral.
LAS MANIAS Y EL ESTILO DE LEONARDO ROSARIO LUIS AIELLO Por Romina Calderaro Dicen que es malhumorado, peleador y exigente. La frase �no sirven para una mierda� con la que suele descargarse cada vez que tiene que resolver problemas que a otros los superan, ya es un clásico en los pasillos de la Casa Rosada. También dicen que es absolutamente leal a Fernando de la Rúa, ejecutivo y el más eficiente de los funcionarios de la Casa Rosada. Se llama Leonardo Rosario Luis Aiello y es secretario privado para �Asuntos especiales� del presidente de la Nación.
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