Por Sergio Moreno
�Conducir políticamente esta ciudad implica contener al radicalismo.� La frase fue la más escuchada en los últimos dos días en los despachos de la Jefatura de Gobierno porteño y deja en claro cuáles son las principales preocupaciones de Aníbal Ibarra sobre el futuro de la Alianza. La duda es qué destino tendrá la coalición en el distrito si se produce una debacle a nivel nacional. Por lo pronto, Ibarra ha enviado mensajes claros para fortalecerla, desoyendo algunos consejos de sus compañeros del Frente para ganar espacios. Y decidió sumergirse de lleno en la gestión para poner en marcha medidas concretas. Más allá de sus anhelos, Ibarra conjeturó ante sus colaboradores que �la situación está abierta�.
La reunión de gabinete que convocó el viernes �un día después de su llegada de Roma y de la presentación del gabinete nacional que aceleró la salida de Chacho Alvarez� fue el catalizador de la bronca de los ministros, muchos frepasistas y casi todos los radicales. Estos últimos fueron muy duros en las críticas hacia Fernando de la Rúa, debido a la conformación del gabinete que había anunciado un día antes. El más contemporizador fue el secretario de Justicia y Seguridad, Facundo Suárez Lastra, quien no obstante coincidió en que el elenco presentado por De la Rúa fue el inicio de una desgracia.
Ibarra había faltado deliberadamente a la asunción del nuevo gabinete. Estaba más que enojado con el Presidente. De la Rúa lo había llamado a Roma el lunes, luego de leer el reportaje que ofreció a Página/12 en Beijing, donde Ibarra pedía un pacto político entre el Presidente y el vice para salir de la crisis con �más Alianza�. De la Rúa lo felicitó, le aseguró que compartía lo que había dicho. Ibarra le dijo que sabía que iba a realizar cambios al corto plazo y le pidió que tuviese en cuenta el equilibrio aliancista en la reformulación.
�No te preocupes. Cuando vuelvas, charlamos �respondió el Presidente.
Cuando volvió, Ibarra se chocó con el gabinete pergeñado por De la Rúa y su familia. No lo podía creer. Decidió que no avalaría con su presencia el gesto más destructivo de la Alianza que se hubiese cometido desde su fundación, en agosto de 1997. Y ayer, en un reportaje exclusivo concedido a este diario, dijo: �El Presidente se equivocó�.
Pero en política los enojos pasan. Más aún cuando hay que gobernar. Ibarra reunió a su tropa el viernes al mediodía, luego de pasar parte de la mañana con Alvarez. En el encuentro hubo catarsis. Y un mensaje claro del jefe de Gobierno: �A la falta de Alianza que expresa el gabinete nacional le vamos a proponer más Alianza desde la ciudad�.
Mientras viajaba con Chacho rumbo al hotel Castelar, al alcalde le llegó la versión de que su vicejefa Cecilia Felgueras era postulada para ocupar la Secretaría General de la Presidencia, vacante tras la veloz renuncia de Alberto Flamarique. Ibarra la llamó dos veces: la primera para confirmar la versión; la segunda para pedirle que se quedara en la ciudad. Felgueras dijo que sí, que se quedaría. Ibarra aún no sabe si el ofrecimiento se concretó o no, pero prefiere quedarse con el gesto de Felgueras.
En otras reuniones que se produjeron durante el día, algunos frepasistas propusieron avanzar en varias cuestiones pendientes que hacen a la administración porteña, aprovechando el terremoto. Algunos de esos asuntos son los nombramientos del procurador general de la ciudad, del presidente de la Corporación del Sur y del Banco Ciudad. Pero los consejos fueron desatendidos por el alcalde. �Aníbal tiene que ser muy cuidadoso, esto no puede aparecer como una represalia a los radicales ante la crisis del gobierno nacional. La situación es demasiado complicada para no ser cuidadosos�, dijo a este diario uno de sus colaboradores más cercanos.
La referencia era a que son precisamente radicales, enrolados en la corriente que lidera Jesús Rodríguez, quienes se oponen a las designaciones de marras. Precisamente ayer se reunió el Comité Capital de la UCR. Allí estuvieron las autoridades del distrito, los diputados nacionales de la ciudad �entre ellos Rafael Pascual, presidente de laCámara baja, Marcelo Stubrin y el propio Rodríguez� y el senador José María García Arecha. Según confiaron a este diario dos dirigentes presentes en el encuentro, �el clima era poco propenso a adherir a las decisiones del gobierno nacional�. No obstante, los radicales emitieron un comunicado apelando a mantener la Alianza que se llama �Ibarra dixit� �Más Alianza�. Pero también se dieron a levantar las barreras que impedían avanzar en la gestión porteña: esto es, instaron a Rodríguez a cesar en sus reclamos que, por otra parte, no son orgánicos de la UCR.
En medio de este marasmo reapareció Gustavo Beliz. Fuerte defensor de la actitud de Chacho, el jefe de Nueva Dirigencia ha solicitado entrevistarse con Ibarra y con el ex vicepresidente. Su intención es comenzar un acercamiento con los frepasistas, tomando distancia de su socio Domingo Cavallo y hasta del propio Carlos Ruckauf, que lo induce a sentarse a negociar con (los restos de) el peronismo porteño, el mismo que Beliz desdeña, para armar una estructura que sostenga en el distrito su candidatura presidencial para el 2003. Ibarra anda con cuidado; sabe que una conversación con Beliz levantaría un sarpullido en la sensible piel de la UCR porteña.
En su política de paramédico de la Alianza, el jefe porteño acompañó a De la Rúa al CENARD. De su brazo, Ibarra escuchó: �Aníbal, tenemos que charlar, ver cómo seguimos juntos�. Al Presidente le gustan las frases abiertas. Y algunos gestos.
Su entorno cercano se había solazado con una interpretación que se hizo a partir de las declaraciones del ex fiscal en Beijing. Pero su algarabía mutó en ensombrecimiento cuando vieron que Ibarra cerró filas con Chacho y salió a criticar con dureza al nuevo gabinete del Presidente, armado para abofetear a Alvarez.
Ayer, Ibarra, De la Rúa y Graciela Fernández Meijide se mostraron y fotografiaron juntos. El jefe de Gobierno está decidido a hacer todos los gestos que sean necesarios para mantener, aunque sea con pulmotor, su coalición agonizante. Pero sus esfuerzos podrían ceder si desde el gobierno nacional no acompañan esa faena. Por cierto, el camino que emprendieron el jueves en la Casa Rosada no augura el mejor escenario para solidificar la Alianza.
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